Pregunta

¿Qué significa que vivir conforme a la carne es muerte (Romanos 8:6)?

Respuesta
Romanos 8:5-6 contrasta dos formas de pensar y de vivir: "Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz" (NBLA).

Hay una gran diferencia entre los que viven la vida en la carne y los que viven la vida en el Espíritu. Los incrédulos viven en la carne. Ponen "la mente en las cosas de la carne" (Romanos 8:5) y viven para satisfacer esos deseos. Este tipo de vida se llama tener una mente carnal, y conduce a la muerte. El cristiano, por otro lado, vive una vida "conforme al Espíritu" y tiene su mente puesta en "lo que el Espíritu desea". Una vida gobernada por el Espíritu "es vida y paz" (Romanos 8:6).

Ser carnal significa tener una "mente gobernada por la carne" (Romanos 8:6), que vive para satisfacer los deseos carnales. Una persona carnal busca satisfacer la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida (1 Juan 2:16). El incrédulo no se da cuenta de que buscar satisfacer estos anhelos es una búsqueda vacía que nunca puede satisfacer y que, en última instancia, conduce a la condenación y a la muerte. Centrarse en la carne, en nuestros deseos pecaminosos y egoístas, alimenta la naturaleza humana corrupta y conduce naturalmente a la muerte (Romanos 6:23). Y "los que están en la carne no pueden agradar a Dios" (Romanos 8:8).

Solo hay dos direcciones que puede tomar nuestra vida. Tener una mente carnal es muerte, pero una vida en el Espíritu es vida y paz. Cuando una persona confía en Cristo para su salvación, recibe el Espíritu de Dios y tiene una "mente gobernada por el Espíritu" (Romanos 8:6). Los cristianos se han arrepentido de sus deseos carnales y deben estar llenos del Espíritu Santo, permitiéndole tener el control total. La vida en el Espíritu y seguir los caminos de Dios trae vida abundante y paz. El creyente tiene la promesa de la vida eterna y la paz con Dios por toda la eternidad.

Es posible que un cristiano sea carnal durante un tiempo. Sin embargo, para un verdadero cristiano, la carnalidad solo será un lapsus; no permanecerá carnal durante toda su vida. Un verdadero cristiano es una nueva creación (2 Corintios 5:17), busca vivir para Dios en todo lo que hace (Colosenses 3:23) y da fruto (Santiago 2:14-26; Juan 15:16). El Espíritu que vive en los creyentes es el mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos. Esto cambia nuestra vida para la eternidad, pero también nos da vida "en abundancia" aquí en la tierra (Juan 10:10). Tener una mente carnal es muerte, pero tener una mente espiritual —vivir según el Espíritu de Dios— es vida y paz.

Un verdadero cristiano mantiene su mente enfocada en las cosas del Espíritu. La mente del creyente está puesta en las cosas de arriba, no en las cosas terrenales (Colosenses 3:2). Los cristianos ya no están en el camino que conduce a la muerte; en cambio, están sellados con el Espíritu Santo y buscan vivir según los deseos del Espíritu. Están permanentemente en el camino que es vida y paz.