Pregunta
¿Qué es la usura según la Biblia?
Respuesta
La usura, según la definición moderna, es la práctica ilegal de prestar dinero con tasas de interés excesivamente altas. Por lo general, la usura se realiza con la intención de que el prestamista, o usurero, obtenga una ganancia injusta del préstamo. Un término coloquial moderno para referirse a un usurero es "prestamista abusivo" o "prestamista usurero".
El asunto se complica un poco porque, antes de que existieran leyes específicas sobre la usura, este término podía referirse al cobro de interés en general. Actualmente, la usura se entiende como tasas de interés exorbitantes (e ilegales). La versión Reina-Valera usa la palabra usura en su sentido más antiguo. Por ejemplo, Éxodo 22:25 dice: "Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura" (RVR1960). En cambio, en la Nueva Traducción Viviente, el mismo versículo dice: "Si prestas dinero a cualquiera de mi pueblo que pase necesidad, no le cobres interés como acostumbran hacer los prestamistas"
En el Antiguo Testamento, a los israelitas se les prohibía cobrar "usura", o interés, en los préstamos a sus propios compatriotas (Deuteronomio 23:19), pero sí se les permitía cobrar interés en préstamos a extranjeros (Deuteronomio 23:20). Las leyes anteriores en Éxodo 22:25 y Levítico 25:35–38 dejan claro que esta norma se refiere a préstamos hechos a israelitas en pobreza. Tener que devolver el préstamo con "usura", o interés, los hundiría más en la deuda y no beneficiaba a la economía. Sin embargo, los préstamos a extranjeros se consideraban transacciones comerciales internacionales, y por eso estaban permitidos. Esta ley servía para recordar a los judíos que ayudar a los necesitados es algo que se debe hacer sin esperar nada a cambio.
Muchas de las formas modernas de préstamo provienen de bancos, y la Biblia no se pronuncia mucho al respecto. Aunque la Biblia no prohíbe cobrar intereses, sí advierte sobre el apego excesivo al dinero, enseñándonos que no podemos servir a Dios y al dinero al mismo tiempo (Mateo 6:24). Se nos recuerda que el deseo de enriquecerse conduce a la destrucción, y que el amor al dinero es raíz de muchos males (1 Timoteo 6:9–10).
Además, la sabiduría de Dios incluye la advertencia de no aprovecharse de la pobreza ajena. Los "usureros" que explotan a los necesitados en sus momentos de angustia no disfrutarán mucho de sus ganancias: "El que aumenta su riqueza por interés y usura, la recoge para el que se apiada de los pobres" (Proverbios 28:8, NBLA). En otra versión se lee: "Los ingresos que se obtienen por cobrar altos intereses terminarán en el bolsillo del que trata bien a los pobres" (NTV).
El asunto se complica un poco porque, antes de que existieran leyes específicas sobre la usura, este término podía referirse al cobro de interés en general. Actualmente, la usura se entiende como tasas de interés exorbitantes (e ilegales). La versión Reina-Valera usa la palabra usura en su sentido más antiguo. Por ejemplo, Éxodo 22:25 dice: "Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura" (RVR1960). En cambio, en la Nueva Traducción Viviente, el mismo versículo dice: "Si prestas dinero a cualquiera de mi pueblo que pase necesidad, no le cobres interés como acostumbran hacer los prestamistas"
En el Antiguo Testamento, a los israelitas se les prohibía cobrar "usura", o interés, en los préstamos a sus propios compatriotas (Deuteronomio 23:19), pero sí se les permitía cobrar interés en préstamos a extranjeros (Deuteronomio 23:20). Las leyes anteriores en Éxodo 22:25 y Levítico 25:35–38 dejan claro que esta norma se refiere a préstamos hechos a israelitas en pobreza. Tener que devolver el préstamo con "usura", o interés, los hundiría más en la deuda y no beneficiaba a la economía. Sin embargo, los préstamos a extranjeros se consideraban transacciones comerciales internacionales, y por eso estaban permitidos. Esta ley servía para recordar a los judíos que ayudar a los necesitados es algo que se debe hacer sin esperar nada a cambio.
Muchas de las formas modernas de préstamo provienen de bancos, y la Biblia no se pronuncia mucho al respecto. Aunque la Biblia no prohíbe cobrar intereses, sí advierte sobre el apego excesivo al dinero, enseñándonos que no podemos servir a Dios y al dinero al mismo tiempo (Mateo 6:24). Se nos recuerda que el deseo de enriquecerse conduce a la destrucción, y que el amor al dinero es raíz de muchos males (1 Timoteo 6:9–10).
Además, la sabiduría de Dios incluye la advertencia de no aprovecharse de la pobreza ajena. Los "usureros" que explotan a los necesitados en sus momentos de angustia no disfrutarán mucho de sus ganancias: "El que aumenta su riqueza por interés y usura, la recoge para el que se apiada de los pobres" (Proverbios 28:8, NBLA). En otra versión se lee: "Los ingresos que se obtienen por cobrar altos intereses terminarán en el bolsillo del que trata bien a los pobres" (NTV).