Pregunta

¿Qué es el único pastor y el único rebaño del que habla Jesús en Juan 10:16?

Respuesta
Juan 10 nos ofrece una hermosa descripción de Jesucristo como el Buen Pastor. Él es la "puerta" y el "portero" del redil, lo que significa que solo a través de Jesús pueden los hombres ser justificados ante Dios y, por lo tanto, entrar en el redil (versículos 1-3). El redil está compuesto por los miembros del reino de Dios. Jesús es el verdadero Pastor que guía, cuida y protege a Sus ovejas, incluso hasta la muerte (versículos 3-15). Como Buen Pastor, Jesús explica: "Tengo otras ovejas que no son de este redil; a esas también Yo debo traerlas, y oirán Mi voz, y serán un rebaño con un solo pastor" (Juan 10:16).

¿Quiénes son estas "otras ovejas que no son de este redil"? La mayoría de los eruditos entienden que el redil mencionado al principio del capítulo representa a los creyentes judíos del siglo I. Inicialmente, Jesús centró su ministerio en el "pueblo de Israel, las ovejas perdidas de Dios" (ver Mateo 10:5-6; 15:24-27, NTV). En Pentecostés, "judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo" se convirtieron al cristianismo (Hechos 2:5). Pero, con el tiempo, Pedro y Pablo llevarían el mensaje de la salvación de Cristo a los gentiles y a los confines del mundo romano (Hechos 10:1-11:30; 13). La verdadera misión del corazón de Dios siempre ha sido tener un solo rebaño compuesto por discípulos de "toda tribu y lengua y pueblo y nación" (Apocalipsis 5:9; ver también Mateo 28:18-19; Isaías 49:6).

El "rebaño único" es la iglesia cristiana del Nuevo Testamento, compuesta tanto por judíos (del redil) como por gentiles (las otras ovejas). De "las otras ovejas", Jesús dijo: "también Yo debo traerlas". En Romanos 11:11-24, el apóstol Pablo compara al pueblo de Israel con las ramas naturales de un olivo cultivado y a los gentiles con las ramas silvestres de un olivo no cultivado. La mayoría de las ramas naturales fueron "desgajadas" porque rechazaron a su Mesías. En la analogía de las ovejas, estos judíos no habrían entrado en el redil porque no entraron por la puerta. Las ramas silvestres (los gentiles) fueron "[injertadas] entre ellas y [fueron hechas] participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo" (Romanos 11:17). Los gentiles fueron hechos partícipes de la salvación de Dios. Jesús los ha traído al redil. Juntos, judíos y gentiles, todos los que pertenecen al Buen Pastor, ahora forman el "único rebaño" espiritualmente unificado, el cuerpo de Cristo, y Jesús es su "único pastor".

En Efesios 2:11-22, el apóstol Pablo enseña acerca de la unidad que ha llegado al pueblo de Dios a través de Cristo: "No olviden que ustedes, los gentiles, antes estaban excluidos. Eran llamados "paganos incircuncisos" por los judíos, quienes estaban orgullosos de la circuncisión, aun cuando esa práctica solo afectaba su cuerpo, no su corazón. En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza, pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la sangre de Cristo" (Efesios 2:11-13, NTV).

Los judíos y los gentiles han sido unidos a Dios y entre sí por medio de un solo pastor: el Buen Pastor. Ahora todos son un solo rebaño. Jesús es "nuestra paz, y de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, poniendo fin a la enemistad en Su carne, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Él mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad...Porque por medio de Cristo los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu" (Efesios 2:14-18). Más adelante, Pablo se refiere a la unidad de la iglesia del Nuevo Testamento como un "misterio" que "los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio" (Efesios 3:6).

El plan de Dios siempre ha sido reunir en un solo rebaño "a los hijos de Dios que están esparcidos" (Juan 11:52; ver también Isaías 56:8; Mateo 8:11). Jesús oró por su rebaño: "Padre santo, guárdalos en Tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno" (Juan 17:11; ver también Juan 17:21-22). No importa cuán diferentes seamos, no importa cuán diversos sean nuestros orígenes, como creyentes redimidos en Jesucristo, ya no estamos separados unos de otros. Somos un solo rebaño con un solo pastor, conciudadanos del reino de Dios. El color de la piel, la clase social, la etnia y la nacionalidad están todos unidos en el redil del Buen Pastor (Efesios 2:19).