Pregunta

¿Cómo tratar con personas negativas? — ¿Qué dice la Biblia?

Respuesta
Todos tenemos momentos en los que debemos tratar con personas negativas. Existen dos tipos de personas negativas: aquellas que creen en Jesús como su Señor y Salvador y aquellas que no lo conocen. Cada grupo requiere un enfoque distinto. La Biblia ofrece sabiduría y guía para manejar a ambos.

Primero, ¿qué entendemos por personas negativas? Las personas negativas tienden a enfocarse en los defectos de los demás (o en los suyos propios). Suelen señalar fallas constantemente con comentarios, actitudes o expresiones de desagrado. Abordan las situaciones con pesimismo, suponiendo lo peor. A veces disfrazan su negatividad con humor o sarcasmo, pero al final, alguien siempre termina sintiéndose mal.

Al tratar con personas negativas, es importante considerar si existe una estructura de iglesia o comunidad cristiana para abordar el problema. Si la persona negativa es parte de tu iglesia o ha manifestado el deseo de caminar contigo como creyente, debe ser tratada como un hermano o hermana en la fe. En ese caso, aplicamos lo que enseña Mateo 18:15–17, donde Jesús explica cómo se deben tratar los creyentes entre sí en cuanto al pecado. Una actitud negativa, crítica o amarga es pecado; Israel pecó contra Dios en el desierto al quejarse de sus circunstancias (Números 11:1). Como hermano o hermana en Cristo, tienes la responsabilidad de "reprenderlo a solas" con amor (Mateo 18:15). Este es un deber mutuo entre los creyentes.

Con los no creyentes, el enfoque es diferente, ya que no están bajo la disciplina de la iglesia descrita en Mateo 18. La manera de acercarte a ellos se debe discernir caso por caso. No tienes la responsabilidad bíblica de señalar su falta, pero sí puedes aplicar principios piadosos para manejar la situación correctamente.

Cuatro herramientas espirituales esenciales son la humildad, la oración, el consejo sabio y el tacto. No actuar con sabiduría puede ser peligroso. Pablo advirtió: "Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado" (Gálatas 6:1, NBLA).

Primero, la humildad es crucial, y tu perspectiva es crítica para tratar a la persona como Jesús desea. Trata de no ver a la persona como una "persona negativa", sino más bien como una creación de Dios que está atrapada en un hábito pecaminoso. Aun así merece tu respeto, atención y amor. No atentes contra su dignidad, por muy desagradable que sea o haya sido. Antes de acercarte a la persona, trata de determinar, mediante la oración y el consejo, si tienes una "viga en tu propio ojo" (ver Mateo 7:3-5). Esto le ayudará a caminar en amor hacia la persona negativa y a manejar el asunto de una manera amorosa. Confrontar a alguien será mucho más fácil una vez que su "ojo" esté limpio. Además, puede haber algo en ti—una actitud, una suposición, etc.— que te hace más difícil tratar con personas negativas. Una vez que le hayas entregado eso a Dios, lidiar con la negatividad puede ser más fácil.

Es importante orar por la persona negativa y también por sabiduría para saber cómo actuar. Pídele dirección a Dios para que te muestre cuándo hablar y cuándo guardar silencio, y busca consejo de un pastor o creyente maduro que también ore por el asunto contigo. Ten cuidado de no convertir el pedir consejo en una oportunidad para quejarte o hablar mal de la persona; la meta es edificar, no criticar. Una vez que tengas claridad, habla con tacto. "Si alguno de ustedes es sabio y entendido, demuéstrelo haciendo el bien y portándose con humildad" (Santiago 3:13, TLA). La manera en que hablas será tan importante como lo que digas.

A veces, la mejor forma de tratar con una persona negativa es limitar el contacto con ella, si es posible. Dios promete dar sabiduría a quienes la piden (Santiago 1:5), por lo que buscar Su guía y el consejo de personas piadosas es el mejor punto de partida.