Pregunta
¿Qué significa que todos los cretenses son mentirosos?
Respuesta
La afirmación "los cretenses son siempre mentirosos" se encuentra en Tito 1:12. Creta es una isla del Mediterráneo donde Pablo había predicado, y donde muchos se convirtieron al cristianismo. En su carta a Tito, el apóstol le dice que lo dejó en Creta "para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad" (Tito 1:5, NBLA). Como se estaban formando nuevas iglesias, el nombramiento de líderes piadosos que las supervisaran era una prioridad para Pablo.
Desde el versículo 6, Pablo detalla para Tito las cualidades que deben tener los ancianos, una de las cuales es la capacidad de "exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen" (versículo 9, NBLA). Luego menciona que en Creta había muchos rebeldes y engañadores que debían ser silenciados, pues enseñaban falsedades por ganancias económicas (versículos 10–11). En ese contexto, Pablo cita a un célebre cretense que escribió: "Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos" (versículo 12, NBLA). Ese escritor fue Epiménides de Cnosos, un poeta, profeta y cretense del siglo VII a.C., que describía a su propio pueblo como mentirosos.
Epiménides no fue el único en describir así a los cretenses. Otros escritores y filósofos antiguos coincidieron, y la evaluación de Pablo sirve para confirmar que el carácter de los cretenses era, en general, perverso. El poeta romano Ovidio se refirió a Creta como mendax Creta, es decir, "la mentirosa Creta". Los griegos incluso usaban el verbo cretizar como sinónimo de mentir. Todos los seres humanos mienten en algún momento, pero no todos son mentirosos habituales, como parece que eran los antiguos cretenses. La mentira era vista como un vicio dominante entre ellos. No solo mentían en ciertas ocasiones, sino que lo hacían siempre. Podríamos decir que eran, en términos que usaría un psicólogo, mentirosos compulsivos: personas que mienten incluso cuando no hay un motivo aparente para hacerlo. La mentira parecía ser su comportamiento instintivo en cualquier circunstancia.
La mentira es incompatible con una relación con el Dios de la verdad. Por eso Pablo le dice a Tito que "[los reprenda] severamente para que sean sanos en la fe" (Tito 1:13, NBLA). Nadie cuya vida esté caracterizada por la mentira puede estar bien fundamentado en la fe cristiana, ni seguir a Jesús, quien es "la verdad" (Juan 14:6). Adoramos a un Dios que "no miente" (Tito 1:2; Hebreos 6:18). La fe cristiana está basada en las promesas de un Dios que siempre cumple lo que promete. Él es un Dios de verdad, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad (Juan 4:24).
La Biblia nos dice que Dios aborrece la mentira (Proverbios 6:16–17), que los mentirosos no quedarán sin castigo (Proverbios 19:5), y que su destino final es el lago de fuego (Apocalipsis 21:8). Sabiendo esto, Pablo instó a Tito a amonestar a los cretenses con la mayor severidad posible, para salvar sus almas del infierno.
Desde el versículo 6, Pablo detalla para Tito las cualidades que deben tener los ancianos, una de las cuales es la capacidad de "exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen" (versículo 9, NBLA). Luego menciona que en Creta había muchos rebeldes y engañadores que debían ser silenciados, pues enseñaban falsedades por ganancias económicas (versículos 10–11). En ese contexto, Pablo cita a un célebre cretense que escribió: "Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos" (versículo 12, NBLA). Ese escritor fue Epiménides de Cnosos, un poeta, profeta y cretense del siglo VII a.C., que describía a su propio pueblo como mentirosos.
Epiménides no fue el único en describir así a los cretenses. Otros escritores y filósofos antiguos coincidieron, y la evaluación de Pablo sirve para confirmar que el carácter de los cretenses era, en general, perverso. El poeta romano Ovidio se refirió a Creta como mendax Creta, es decir, "la mentirosa Creta". Los griegos incluso usaban el verbo cretizar como sinónimo de mentir. Todos los seres humanos mienten en algún momento, pero no todos son mentirosos habituales, como parece que eran los antiguos cretenses. La mentira era vista como un vicio dominante entre ellos. No solo mentían en ciertas ocasiones, sino que lo hacían siempre. Podríamos decir que eran, en términos que usaría un psicólogo, mentirosos compulsivos: personas que mienten incluso cuando no hay un motivo aparente para hacerlo. La mentira parecía ser su comportamiento instintivo en cualquier circunstancia.
La mentira es incompatible con una relación con el Dios de la verdad. Por eso Pablo le dice a Tito que "[los reprenda] severamente para que sean sanos en la fe" (Tito 1:13, NBLA). Nadie cuya vida esté caracterizada por la mentira puede estar bien fundamentado en la fe cristiana, ni seguir a Jesús, quien es "la verdad" (Juan 14:6). Adoramos a un Dios que "no miente" (Tito 1:2; Hebreos 6:18). La fe cristiana está basada en las promesas de un Dios que siempre cumple lo que promete. Él es un Dios de verdad, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad (Juan 4:24).
La Biblia nos dice que Dios aborrece la mentira (Proverbios 6:16–17), que los mentirosos no quedarán sin castigo (Proverbios 19:5), y que su destino final es el lago de fuego (Apocalipsis 21:8). Sabiendo esto, Pablo instó a Tito a amonestar a los cretenses con la mayor severidad posible, para salvar sus almas del infierno.