Pregunta
¿Qué es el "temor/terror del Señor" en 2 Corintios 5:11?
Respuesta
Un temor saludable al Señor y a Su juicio futuro motivó al apóstol Pablo y a sus compañeros en su ministerio de difundir el evangelio: "Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo. Por tanto, conociendo el temor del Señor, persuadimos a los hombres, pero a Dios somos manifiestos, y espero que también seamos manifiestos en las conciencias de ustedes" (2 Corintios 5:10-11, NBLA).
El apóstol Pablo se basó en una expresión del Antiguo Testamento cuando escribió sobre "el temor del Señor” (NBLA), o "temible responsabilidad ante el Señor” (NTV). Para él, el tribunal de Cristo estaría lleno del temor del Señor si descuidara su llamado (ver Job 23:15; 31:23; Salmos 111:10; Proverbios 14:2; Eclesiastés 3:14; 12:13). Pablo y sus compañeros de servicio trabajaron duro para persuadir a otros a creer en el evangelio y recibir a Jesucristo como Salvador, porque comprendían el peso de su responsabilidad ante el Señor.
Pablo creía sinceramente que Jesucristo "es quien nos rescató de los horrores del juicio venidero" (1 Tesalonicenses 1:10, NTV). Por lo tanto, trabajó con todas sus fuerzas para llevar a tantas personas como fuera posible a Cristo, a fin de que pudieran ser salvas de la ira venidera de Dios (Romanos 5:9). Les dijo a los colosenses: "Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven. Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas" (Colosenses 3:23-25). Todo seguidor de Cristo está llamado a compartir el evangelio y hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:16-20). El "temor del Señor" de Pablo lo impulsó a ir (1 Corintios 9:16).
La palabra griega traducida como “temor" o “terror" en 2 Corintios 5:11 significa "reverencia; un sentimiento de profundo respeto por alguien o algo, a menudo una deidad". El "temor del Señor" de Pablo no era miedo u horror al castigo de Dios, sino un temor reverencial a desilusionarlo mediante la desobediencia y la falta de respeto. Pablo sabía que su Salvador lo amaba (Romanos 8:31-39). Anhelaba verlo (Filipenses 1:21-24). Pero Pablo no minimizaba ni consideraba a la ligera el precio que Jesús había pagado por él en la cruz. Dijo: "Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan" (2 Corintios 5:11, NTV). El "temor" respetuoso y reverencial hacia el Señor y Su juicio produjeron en Pablo una devoción inquebrantable por el llamado de Dios en su vida.
El temor o terror hacia el Señor puede entenderse como la conciencia continua de la presencia amorosa del Señor en nuestras vidas, sabiendo que Él siempre está atento, observando y sopesando todo lo que pensamos, decimos y hacemos (Mateo 12:36; Salmo 139:2; Jeremías 12:3). Entendemos que nada escapa a la atención del Señor (Jeremías 16:17; Salmo 44:20-21; 139:1-2; Hebreos 4:12-13; Apocalipsis 2:19). Procuramos permanecer en el camino recto y evitar que otros tropiecen (Levítico 19:14; Mateo 18:6; Romanos 14:13; 1 Corintios 8:9; 2 Corintios 6:3).
El temor o terror del Señor es la respuesta llena de reverencia del creyente ante la santidad (Éxodo 3:5–6; Isaías 8:13), la grandeza (Deuteronomio 7:21; Salmo 99:3) y la gloria (Éxodo 15:11) de Dios. La persona que teme a Dios lo demuestra mediante la obediencia a Sus mandamientos (Génesis 22:12; Deuteronomio 5:29; 10:12-13) y mediante la lealtad y la fidelidad (Josué 24:14-15; 2 Reyes 17:35-39). El profeta Isaías relacionó el temor y el terror del Señor con honrar y confiar en Dios: "Ten por santo en tu vida al Señor de los Ejércitos Celestiales; él es a quien debes temer. Él es quien te debería hacer temblar" (Isaías 8:13, NTV; ver también Isaías 50:10).
Pablo sabía que los seres humanos juzgaban su ministerio, pero eso no le preocupaba. Solo le importaba Dios y lo que Él pensaba de la obra de Pablo (1 Corintios 3:15; 4:1-5). Pablo también sabía que los pecadores no salvos se enfrentarían algún día al juicio de Dios si no aceptaban el regalo de la salvación de Cristo y se reconciliaban con Dios. Por lo tanto, tanto si Pablo pensaba en sí mismo, en otros siervos de Cristo o en los no redimidos, el temor del Señor le inspiraba a predicar y persuadir a las personas para que vinieran a Dios a través de Jesucristo.
Tener "el temor/terror del Señor" significa vivir con el máximo respeto y reverencia hacia Dios, siendo constantemente conscientes de la realidad de que un día todos compareceremos ante el tribunal de Cristo (Mateo 16:27; 1 Corintios 4:5). Todo lo que pensamos, decimos y hacemos es para Su honor, gloria y placer. Le obedecemos y confiamos en Él mientras trabajamos diligentemente para evitar que otros experimenten la ira y la condenación de Dios.
El apóstol Pablo se basó en una expresión del Antiguo Testamento cuando escribió sobre "el temor del Señor” (NBLA), o "temible responsabilidad ante el Señor” (NTV). Para él, el tribunal de Cristo estaría lleno del temor del Señor si descuidara su llamado (ver Job 23:15; 31:23; Salmos 111:10; Proverbios 14:2; Eclesiastés 3:14; 12:13). Pablo y sus compañeros de servicio trabajaron duro para persuadir a otros a creer en el evangelio y recibir a Jesucristo como Salvador, porque comprendían el peso de su responsabilidad ante el Señor.
Pablo creía sinceramente que Jesucristo "es quien nos rescató de los horrores del juicio venidero" (1 Tesalonicenses 1:10, NTV). Por lo tanto, trabajó con todas sus fuerzas para llevar a tantas personas como fuera posible a Cristo, a fin de que pudieran ser salvas de la ira venidera de Dios (Romanos 5:9). Les dijo a los colosenses: "Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven. Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas" (Colosenses 3:23-25). Todo seguidor de Cristo está llamado a compartir el evangelio y hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:16-20). El "temor del Señor" de Pablo lo impulsó a ir (1 Corintios 9:16).
La palabra griega traducida como “temor" o “terror" en 2 Corintios 5:11 significa "reverencia; un sentimiento de profundo respeto por alguien o algo, a menudo una deidad". El "temor del Señor" de Pablo no era miedo u horror al castigo de Dios, sino un temor reverencial a desilusionarlo mediante la desobediencia y la falta de respeto. Pablo sabía que su Salvador lo amaba (Romanos 8:31-39). Anhelaba verlo (Filipenses 1:21-24). Pero Pablo no minimizaba ni consideraba a la ligera el precio que Jesús había pagado por él en la cruz. Dijo: "Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan" (2 Corintios 5:11, NTV). El "temor" respetuoso y reverencial hacia el Señor y Su juicio produjeron en Pablo una devoción inquebrantable por el llamado de Dios en su vida.
El temor o terror hacia el Señor puede entenderse como la conciencia continua de la presencia amorosa del Señor en nuestras vidas, sabiendo que Él siempre está atento, observando y sopesando todo lo que pensamos, decimos y hacemos (Mateo 12:36; Salmo 139:2; Jeremías 12:3). Entendemos que nada escapa a la atención del Señor (Jeremías 16:17; Salmo 44:20-21; 139:1-2; Hebreos 4:12-13; Apocalipsis 2:19). Procuramos permanecer en el camino recto y evitar que otros tropiecen (Levítico 19:14; Mateo 18:6; Romanos 14:13; 1 Corintios 8:9; 2 Corintios 6:3).
El temor o terror del Señor es la respuesta llena de reverencia del creyente ante la santidad (Éxodo 3:5–6; Isaías 8:13), la grandeza (Deuteronomio 7:21; Salmo 99:3) y la gloria (Éxodo 15:11) de Dios. La persona que teme a Dios lo demuestra mediante la obediencia a Sus mandamientos (Génesis 22:12; Deuteronomio 5:29; 10:12-13) y mediante la lealtad y la fidelidad (Josué 24:14-15; 2 Reyes 17:35-39). El profeta Isaías relacionó el temor y el terror del Señor con honrar y confiar en Dios: "Ten por santo en tu vida al Señor de los Ejércitos Celestiales; él es a quien debes temer. Él es quien te debería hacer temblar" (Isaías 8:13, NTV; ver también Isaías 50:10).
Pablo sabía que los seres humanos juzgaban su ministerio, pero eso no le preocupaba. Solo le importaba Dios y lo que Él pensaba de la obra de Pablo (1 Corintios 3:15; 4:1-5). Pablo también sabía que los pecadores no salvos se enfrentarían algún día al juicio de Dios si no aceptaban el regalo de la salvación de Cristo y se reconciliaban con Dios. Por lo tanto, tanto si Pablo pensaba en sí mismo, en otros siervos de Cristo o en los no redimidos, el temor del Señor le inspiraba a predicar y persuadir a las personas para que vinieran a Dios a través de Jesucristo.
Tener "el temor/terror del Señor" significa vivir con el máximo respeto y reverencia hacia Dios, siendo constantemente conscientes de la realidad de que un día todos compareceremos ante el tribunal de Cristo (Mateo 16:27; 1 Corintios 4:5). Todo lo que pensamos, decimos y hacemos es para Su honor, gloria y placer. Le obedecemos y confiamos en Él mientras trabajamos diligentemente para evitar que otros experimenten la ira y la condenación de Dios.