Pregunta

¿Por qué el pueblo era culpable por el pecado del sacerdote?

Respuesta
Levítico 4:3 dice: "Si el que peca es el sacerdote ungido, trayendo culpa sobre el pueblo, que entonces ofrezca al Señor un novillo sin defecto como ofrenda por el pecado" (NBLA). Si era el sacerdote quien pecaba, ¿por qué se consideraba culpable a todo el pueblo de Israel?

Existen dos explicaciones comunes para entender por qué el pecado del sacerdote traía culpa sobre el pueblo. La primera es que el pecado del sacerdote afectaba a la comunidad porque él no solo era parte del pueblo, sino también su líder espiritual. Como líder, su pecado influía negativamente sobre todos los que estaban bajo su autoridad.

La segunda posibilidad es que el pecado del sacerdote llevaba al pueblo a pecar también. Este principio se ve en otras partes de la Escritura. Oseas 4:6, por ejemplo, condena el liderazgo impío de los sacerdotes israelitas: "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento, Yo también te rechazaré para que no seas Mi sacerdote" (NBLA). También en 2 Crónicas 15:3 se lamenta que "por muchos días Israel estuvo sin el Dios verdadero y sin sacerdote que enseñara, y sin ley" (NBLA). La ausencia de liderazgo espiritual piadoso llevaba inevitablemente a una sociedad impía.

Otro factor a considerar es el papel del sacerdote en la expiación por el pueblo. En Levítico 10:17, Moisés le pregunta a Aarón: "¿Por qué no comieron la ofrenda por el pecado en el lugar santo? Porque es santísima y les ha sido dada para quitar la culpa de la congregación, para hacer expiación por ellos delante del Señor" (NBLA). El sacerdote debía interceder por el pueblo mediante sacrificios. Si el sacerdote estaba en pecado o era incapaz de cumplir con este deber, no se podía realizar la expiación, y el pueblo permanecía en pecado como consecuencia.

Cuando un sacerdote pecaba, debía presentar el mismo sacrificio que se requería cuando todo el pueblo pecaba (Levítico 4:13). El principio que esto nos deja es claro: el pecado de un líder afecta negativamente a quienes están bajo su liderazgo. De la misma manera, un líder piadoso puede ejercer una influencia muy positiva. Por eso, 1 Timoteo 2:1–2 nos exhorta a orar por nuestras autoridades: "Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad" (NBLA).