Pregunta
¿Qué significa "el presente siglo malo" en Gálatas 1:4?
Respuesta
En Gálatas 1:4, el apóstol Pablo escribe que Cristo "se dio por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre". Aquí, Pablo presenta el propósito de la muerte sacrificial de Cristo, la naturaleza del mundo en que vivimos y el plan eterno de Dios Padre. En obediencia a la voluntad del Padre, Cristo se entregó voluntariamente por tus pecados para liberarte del presente siglo malo.
Para apreciar el significado de la obra salvadora de Cristo, primero debemos comprender nuestra propia depravación. En las Escrituras, el pecado se define como "estar destituido de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Esto sugiere un estándar moral que somos incapaces de alcanzar. La razón por la que no podemos vivir de acuerdo con la justicia que Dios exige de nosotros es que somos pecadores tanto por naturaleza (Salmo 51:5) como por elección (Juan 3:19). Cristo es la única solución a nuestro problema del pecado. En Él, somos liberados de nuestros pecados y de este "presente siglo malo" (Gálatas 1:4).
La frase "presente siglo malo" se refiere a la realidad actual en la que el mundo está en manos de Satanás. El pecado es rampante en nuestro mundo, y los pecadores están en cautiverio por la esclavitud del pecado. En Efesios 2:1-3, Pablo dice: "Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, en los cuales anduvieron en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás" (NBLA). Dado que los muertos no pueden resucitar por sí mismos, Dios debe darnos vida espiritual. En Cristo, somos "irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo" (Filipenses 2:15, NBLA).
La libertad del presente siglo malo tiene profundas implicaciones en la forma en que vivimos. Dios nos llama a vivir una vida centrada en Cristo en el presente siglo malo. Esto se logra adoptando la mente de Cristo, "el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:6-8, NBLA). Para no caer en la corrupción del presente siglo malo, debemos humillarnos permitiendo que Dios obre en nosotros y a través de nosotros. Por consiguiente, la gente verá "sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos (Mateo 5:16, NBLA).
La era en la que vivimos es verdaderamente malvada, pero la descripción también contiene la palabra presente. Hay otra era por venir, una que se caracterizará por la rectitud y la justicia, no por el pecado (ver Isaías 9:7). Al vivir en el presente siglo malo, aquellos que han sido rescatados tienen un futuro maravilloso por delante.
Para apreciar el significado de la obra salvadora de Cristo, primero debemos comprender nuestra propia depravación. En las Escrituras, el pecado se define como "estar destituido de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Esto sugiere un estándar moral que somos incapaces de alcanzar. La razón por la que no podemos vivir de acuerdo con la justicia que Dios exige de nosotros es que somos pecadores tanto por naturaleza (Salmo 51:5) como por elección (Juan 3:19). Cristo es la única solución a nuestro problema del pecado. En Él, somos liberados de nuestros pecados y de este "presente siglo malo" (Gálatas 1:4).
La frase "presente siglo malo" se refiere a la realidad actual en la que el mundo está en manos de Satanás. El pecado es rampante en nuestro mundo, y los pecadores están en cautiverio por la esclavitud del pecado. En Efesios 2:1-3, Pablo dice: "Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, en los cuales anduvieron en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás" (NBLA). Dado que los muertos no pueden resucitar por sí mismos, Dios debe darnos vida espiritual. En Cristo, somos "irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo" (Filipenses 2:15, NBLA).
La libertad del presente siglo malo tiene profundas implicaciones en la forma en que vivimos. Dios nos llama a vivir una vida centrada en Cristo en el presente siglo malo. Esto se logra adoptando la mente de Cristo, "el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:6-8, NBLA). Para no caer en la corrupción del presente siglo malo, debemos humillarnos permitiendo que Dios obre en nosotros y a través de nosotros. Por consiguiente, la gente verá "sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos (Mateo 5:16, NBLA).
La era en la que vivimos es verdaderamente malvada, pero la descripción también contiene la palabra presente. Hay otra era por venir, una que se caracterizará por la rectitud y la justicia, no por el pecado (ver Isaías 9:7). Al vivir en el presente siglo malo, aquellos que han sido rescatados tienen un futuro maravilloso por delante.