Pregunta
¿Por qué Dios permitiría el Covid-19?
Respuesta
"¿Por qué Dios permitiría el Covid-19?". El mundo entero parece estar haciéndose esta pregunta, un hecho que, en realidad, da la mayor parte de la respuesta. Más adelante hablaremos de ello.
El COVID-19, o enfermedad por coronavirus 2019, es una enfermedad respiratoria causada por un coronavirus (SARS-CoV-2). Los efectos de la enfermedad pueden variar de leves a graves. Identificado por primera vez en Wuhan, China, a finales de 2019, el virus se propagó rápidamente a otros países. El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró el COVID-19 como una pandemia.
Solo un mentiroso o un verdadero profeta puede afirmar conocer las razones de Dios para provocar el COVID-19 o cualquier otra calamidad específica. Esto se debe en parte a que el propósito de Dios se extiende a todas las personas involucradas, desde el principio de los tiempos hasta el fin del mundo. Comprender todos los factores posibles va mucho más allá de la capacidad humana; sin embargo, Dios tiene en Su conocimiento y control completos todas las facetas de cada situación (Romanos 8:28-30). La Biblia revela algunas ideas sobre el uso que Dios hace de los desastres mortales en general, pero debemos aplicar las Escrituras pertinentes y los principios de la fe para adquirir sabiduría sobre cualquier desastre específico.
Como con cualquier misterio, para resolverlo debemos ir de lo conocido a lo desconocido en nuestra búsqueda. Así que pondremos la pregunta de por qué Dios permitiría el COVID-19 en el contexto de lo que ya sabemos por la Biblia y por nuestra experiencia personal: sabemos que la vida es un regalo del Creador (Isaías 42:5; Hechos 17:25). Sabemos que solo Dios tiene el derecho y el poder de dar la vida y quitarla según Su propia sabiduría y Sus planes (Job 2:10). Sabemos que la vida es corta e incluye cierto grado de sufrimiento, y que termina con la muerte y el juicio por cómo hemos vivido nuestras vidas: solo una vida sin "segundas oportunidades" (Hebreos 9:27). Ya sea corta o larga, nuestra esperanza de vida y la fecha de nuestra muerte están establecidas y controladas por Dios (Mateo 10:29). Incluso las vidas humanas más largas son "semejante a un soplo; sus días son como una sombra que pasa" (Salmo 144:4).
Moisés describió la soberanía de Dios sobre la vida y la muerte, y esto podría haber sido escrito sobre la pandemia actual de COVID-19:
"Haces que el hombre vuelva a ser polvo,
y dices: Vuelvan, hijos de los hombres.
Porque mil años ante Tus ojos
son como el día de ayer que ya pasó,
y como una vigilia de la noche.
Tú los has barrido como un torrente, son como un sueño;
son como la hierba que por la mañana reverdece;
por la mañana florece y reverdece;
al atardecer se marchita y se seca"
(Salmo 90:3-6).
Entonces, ¿cuál es el propósito de Dios al permitir el COVID-19? Sin ser demasiado dogmáticos, sabemos que, en términos generales, uno de los propósitos de Dios en las pruebas es desviar la atención del mundo de sí mismo y dirigirla hacia Él, su Creador y Salvador—y esto constituye la mayor parte de la respuesta a la pregunta que nos ocupa. "¿Por qué permitiría Dios el COVID-19?". Millones de personas se están haciendo esa pregunta en este momento, tanto creyentes como no creyentes, y esto significa que Dios está en sus mentes. Dios desea que todas las personas lo busquen sinceramente y lo encuentren, descubriendo que en realidad está cerca de nosotros (Jeremías 29:13; Hechos 17:26-28). Dios desea que sintamos nuestra propia debilidad y necesidad para que pongamos nuestra confianza en Él (2 Corintios 12:9). Dios desea que las personas le teman con la debida reverencia y asombro (Proverbios 9:10); que le amen más que a sus propias vidas (Mateo 10:37; Juan 12:25); y que muestren amor y gratitud por el Salvador amando y ayudando a sus semejantes, especialmente a los que sufren (Romanos 15:1; Santiago 2:14-17). Dios desea que apartemos nuestra atención y nuestro afecto de este mundo temporal y atribulado, y los dirijamos hacia nuestro hogar eterno y celestial (Colosenses 3:1-2; Hebreos 12:1-2).
Los tiempos difíciles son una motivación fundamental para que acumulemos tesoros en el cielo en lugar de aferrarnos a los tesoros terrenales (Mateo 6:19-20; Colosenses 3:1-3), y para que seamos buenos administradores de las bendiciones que Dios nos da en esta vida (Lucas 16:11; Mateo 25:14-30). Dios quiere que confiemos en Él absolutamente, sabiendo que nuestros tiempos están en Sus manos (Salmo 31:15).
En última instancia, son los pobres y los que sufren quienes buscan a Dios, no los ricos y acomodados. Son el peligro y la calamidad los que llevan a los hombres a su Salvador, no la salud y la riqueza (ver Marcos 2:17). Es el sufrimiento lo que nos despierta a nuestra verdadera necesidad. C. S. Lewis lo expresó de esta manera: "Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero grita en nuestro dolor: es su megáfono para despertar a un mundo sordo" (El problema del dolor, HarperCollins, 1996, p. 91).
La vida para todas las personas significa enfrentarse al sufrimiento, la muerte y su destino eterno. Incluso si desarrollamos inmunidad al COVID-19, no podemos escapar al hecho de que hay problemas en el mundo. Lo mejor para nosotros en cualquier situación es buscar a Dios: "¡Cuán bienaventurados son los que guardan Sus testimonios, y con todo el corazón lo buscan!" (Salmo 119:2).
El COVID-19, o enfermedad por coronavirus 2019, es una enfermedad respiratoria causada por un coronavirus (SARS-CoV-2). Los efectos de la enfermedad pueden variar de leves a graves. Identificado por primera vez en Wuhan, China, a finales de 2019, el virus se propagó rápidamente a otros países. El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró el COVID-19 como una pandemia.
Solo un mentiroso o un verdadero profeta puede afirmar conocer las razones de Dios para provocar el COVID-19 o cualquier otra calamidad específica. Esto se debe en parte a que el propósito de Dios se extiende a todas las personas involucradas, desde el principio de los tiempos hasta el fin del mundo. Comprender todos los factores posibles va mucho más allá de la capacidad humana; sin embargo, Dios tiene en Su conocimiento y control completos todas las facetas de cada situación (Romanos 8:28-30). La Biblia revela algunas ideas sobre el uso que Dios hace de los desastres mortales en general, pero debemos aplicar las Escrituras pertinentes y los principios de la fe para adquirir sabiduría sobre cualquier desastre específico.
Como con cualquier misterio, para resolverlo debemos ir de lo conocido a lo desconocido en nuestra búsqueda. Así que pondremos la pregunta de por qué Dios permitiría el COVID-19 en el contexto de lo que ya sabemos por la Biblia y por nuestra experiencia personal: sabemos que la vida es un regalo del Creador (Isaías 42:5; Hechos 17:25). Sabemos que solo Dios tiene el derecho y el poder de dar la vida y quitarla según Su propia sabiduría y Sus planes (Job 2:10). Sabemos que la vida es corta e incluye cierto grado de sufrimiento, y que termina con la muerte y el juicio por cómo hemos vivido nuestras vidas: solo una vida sin "segundas oportunidades" (Hebreos 9:27). Ya sea corta o larga, nuestra esperanza de vida y la fecha de nuestra muerte están establecidas y controladas por Dios (Mateo 10:29). Incluso las vidas humanas más largas son "semejante a un soplo; sus días son como una sombra que pasa" (Salmo 144:4).
Moisés describió la soberanía de Dios sobre la vida y la muerte, y esto podría haber sido escrito sobre la pandemia actual de COVID-19:
"Haces que el hombre vuelva a ser polvo,
y dices: Vuelvan, hijos de los hombres.
Porque mil años ante Tus ojos
son como el día de ayer que ya pasó,
y como una vigilia de la noche.
Tú los has barrido como un torrente, son como un sueño;
son como la hierba que por la mañana reverdece;
por la mañana florece y reverdece;
al atardecer se marchita y se seca"
(Salmo 90:3-6).
Entonces, ¿cuál es el propósito de Dios al permitir el COVID-19? Sin ser demasiado dogmáticos, sabemos que, en términos generales, uno de los propósitos de Dios en las pruebas es desviar la atención del mundo de sí mismo y dirigirla hacia Él, su Creador y Salvador—y esto constituye la mayor parte de la respuesta a la pregunta que nos ocupa. "¿Por qué permitiría Dios el COVID-19?". Millones de personas se están haciendo esa pregunta en este momento, tanto creyentes como no creyentes, y esto significa que Dios está en sus mentes. Dios desea que todas las personas lo busquen sinceramente y lo encuentren, descubriendo que en realidad está cerca de nosotros (Jeremías 29:13; Hechos 17:26-28). Dios desea que sintamos nuestra propia debilidad y necesidad para que pongamos nuestra confianza en Él (2 Corintios 12:9). Dios desea que las personas le teman con la debida reverencia y asombro (Proverbios 9:10); que le amen más que a sus propias vidas (Mateo 10:37; Juan 12:25); y que muestren amor y gratitud por el Salvador amando y ayudando a sus semejantes, especialmente a los que sufren (Romanos 15:1; Santiago 2:14-17). Dios desea que apartemos nuestra atención y nuestro afecto de este mundo temporal y atribulado, y los dirijamos hacia nuestro hogar eterno y celestial (Colosenses 3:1-2; Hebreos 12:1-2).
Los tiempos difíciles son una motivación fundamental para que acumulemos tesoros en el cielo en lugar de aferrarnos a los tesoros terrenales (Mateo 6:19-20; Colosenses 3:1-3), y para que seamos buenos administradores de las bendiciones que Dios nos da en esta vida (Lucas 16:11; Mateo 25:14-30). Dios quiere que confiemos en Él absolutamente, sabiendo que nuestros tiempos están en Sus manos (Salmo 31:15).
En última instancia, son los pobres y los que sufren quienes buscan a Dios, no los ricos y acomodados. Son el peligro y la calamidad los que llevan a los hombres a su Salvador, no la salud y la riqueza (ver Marcos 2:17). Es el sufrimiento lo que nos despierta a nuestra verdadera necesidad. C. S. Lewis lo expresó de esta manera: "Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero grita en nuestro dolor: es su megáfono para despertar a un mundo sordo" (El problema del dolor, HarperCollins, 1996, p. 91).
La vida para todas las personas significa enfrentarse al sufrimiento, la muerte y su destino eterno. Incluso si desarrollamos inmunidad al COVID-19, no podemos escapar al hecho de que hay problemas en el mundo. Lo mejor para nosotros en cualquier situación es buscar a Dios: "¡Cuán bienaventurados son los que guardan Sus testimonios, y con todo el corazón lo buscan!" (Salmo 119:2).