Pregunta

¿Qué significa ser "pescadores de hombres"?

Respuesta
La frase "pescadores de hombres" fue dicha por Jesús cuando llamó a dos de Sus discípulos, Simón Pedro y Andrés, para que lo siguieran. "Mientras caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, echando una red en el mar, porque eran pescadores. Y Jesús les dijo: «Vengan conmigo, y Yo haré que ustedes sean pescadores de hombres». Dejando al instante las redes, ellos lo siguieron" (Marcos 1:16–18, NBLA; ver también Mateo 4:19).

La idea detrás de la pesca es conocer el tipo de pez que se busca y saber cómo atraerlo para poder capturarlo. Para pescar, debemos conocer qué equipo utilizar, el hábitat y la profundidad del agua donde pescamos, así como el tipo de carnada que atraerá al pez. Una vez que entendemos todo lo necesario para la pesca natural, ¿cómo se relaciona eso con ser pescadores de hombres?

Dios nos llama a hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:18–20). Así como se necesita equipo para ser pescadores, también se necesita equipo para ser pescadores de hombres. Vestirse con la armadura de Dios es una forma de estar siempre preparados con todo lo necesario (Efesios 6:10–18). Son especialmente importantes el escudo de la fe, con el cual resistimos a las fuerzas demoníacas que se oponen a que los hombres sean salvos por el evangelio de Cristo (v. 16), y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (v. 17). Sin estas dos piezas del equipo espiritual, nos será imposible "pescar" almas para Dios.

No solo debemos tener la armadura de Dios como nuestro equipo, sino también conocer al "pez" que intentamos atrapar. Entender la condición perdida de quienes nos rodean nos ayuda a comprender que, por más hábiles que seamos pescando, nunca atraparemos un pez por nuestras propias fuerzas. Ningún argumento lógico puede convertir el alma de una mente entenebrecida, porque "el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios" (2 Corintios 4:4, NBLA). Pero Dios puede, y a menudo lo hace, penetrar esa oscuridad con el glorioso evangelio, y nos usa a nosotros para hacerlo. Él sabe cuáles "peces" le pertenecen; por eso, debemos buscar Su sabiduría y guía en cada jornada de pesca espiritual. La oración es esencial.

Por último, debemos lanzar la única red verdaderamente eficaz: el evangelio de Jesucristo. Para los que se pierden, el mensaje de la cruz es locura, pero para nosotros es poder de Dios (1 Corintios 1:18). El mensaje del evangelio tiene poder para transformar vidas, alumbrar en la oscuridad y librar del infierno al hombre más perverso. No hay poder en ningún otro mensaje, y ninguna otra "red" puede atrapar a los peces de Dios. "Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primeramente y también del griego" (Romanos 1:16, NBLA). Este fue el mensaje de Jesús a Pedro y Andrés: síganme, aprendan de Mí, conozcan y entiendan Mi misión y Mi mensaje. Solo entonces podrán ser pescadores de hombres.