Pregunta
¿Qué significa no ser como los hipócritas al orar (Mateo 6:5)?
Respuesta
Según Jesús, la motivación es tan importante como la conducta. En Mateo 6:5, dice: "Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa" (NBLA). Ser hipócrita en la oración es orar con una intención equivocada: buscar la aprobación de los demás.
La hipocresía puede manifestarse de muchas formas. Una de ellas es elegir lugares públicos para orar con el único propósito de ser vistos. No hay nada malo en orar en público en sí mismo. Lo que Jesús critica es la motivación: los hipócritas querían aparentar ser muy piadosos, deseaban que otros los admiraran por su espiritualidad. Su oración no era para Dios, sino para el público. Por eso, Jesús aclara que ya recibieron su recompensa: la atención humana. No deben esperar nada de parte de Dios.
Al leer los Evangelios, hay que recordar que los fariseos eran considerados los más devotos de su época. El apóstol Pablo, criado como fariseo, dijo que observaba la ley con gran rigor (Filipenses 3:5). Pero Jesús los llama "hipócritas" porque, en muchos casos, escondían su avaricia y orgullo bajo una apariencia de religiosidad (ver Mateo 23:13). No suele ser el pecador incrédulo quien corre el riesgo de parecerse a un fariseo, sino el creyente bíblico que puede caer en el orgullo espiritual. Las enseñanzas de Jesús nos advierten sobre esto. La oración no debe usarse como medio para ganar aplausos humanos.
En lugar de orar como los hipócritas, Jesús muestra el camino correcto: "Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mateo 6:6, NBLA). La verdadera espiritualidad no se basa en lo que se ve por fuera. Ya sea en público o en privado, la oración es un momento de comunión con Dios y nunca debe tener como fin impresionar a los demás.
El hipócrita es un fingidor. Es un actor (la palabra griega traducida como "hipócrita" literalmente significa "actor"). Cuando nos acercamos a Dios en oración, no debemos fingir. No debe haber actuación, ni palabras vacías o apariencias. Quien ora debe hacerlo con sinceridad y con un corazón que realmente busca a Dios. Aquí algunos consejos para evitar ser como los hipócritas al orar:
- cultiva un deseo genuino de encontrarte con el Señor
- no ores en público si estás descuidando tu oración en privado
- examina tus motivaciones para orar, evitando el deseo de impresionar o aparentar espiritualidad
- evita repetir oraciones memorizadas sin pensar, como si fueran fórmulas vacías
La hipocresía puede manifestarse de muchas formas. Una de ellas es elegir lugares públicos para orar con el único propósito de ser vistos. No hay nada malo en orar en público en sí mismo. Lo que Jesús critica es la motivación: los hipócritas querían aparentar ser muy piadosos, deseaban que otros los admiraran por su espiritualidad. Su oración no era para Dios, sino para el público. Por eso, Jesús aclara que ya recibieron su recompensa: la atención humana. No deben esperar nada de parte de Dios.
Al leer los Evangelios, hay que recordar que los fariseos eran considerados los más devotos de su época. El apóstol Pablo, criado como fariseo, dijo que observaba la ley con gran rigor (Filipenses 3:5). Pero Jesús los llama "hipócritas" porque, en muchos casos, escondían su avaricia y orgullo bajo una apariencia de religiosidad (ver Mateo 23:13). No suele ser el pecador incrédulo quien corre el riesgo de parecerse a un fariseo, sino el creyente bíblico que puede caer en el orgullo espiritual. Las enseñanzas de Jesús nos advierten sobre esto. La oración no debe usarse como medio para ganar aplausos humanos.
En lugar de orar como los hipócritas, Jesús muestra el camino correcto: "Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mateo 6:6, NBLA). La verdadera espiritualidad no se basa en lo que se ve por fuera. Ya sea en público o en privado, la oración es un momento de comunión con Dios y nunca debe tener como fin impresionar a los demás.
El hipócrita es un fingidor. Es un actor (la palabra griega traducida como "hipócrita" literalmente significa "actor"). Cuando nos acercamos a Dios en oración, no debemos fingir. No debe haber actuación, ni palabras vacías o apariencias. Quien ora debe hacerlo con sinceridad y con un corazón que realmente busca a Dios. Aquí algunos consejos para evitar ser como los hipócritas al orar:
- cultiva un deseo genuino de encontrarte con el Señor
- no ores en público si estás descuidando tu oración en privado
- examina tus motivaciones para orar, evitando el deseo de impresionar o aparentar espiritualidad
- evita repetir oraciones memorizadas sin pensar, como si fueran fórmulas vacías