Pregunta
¿De qué manera fue la mujer una ayuda idónea para el hombre? (Génesis 2:18)
Respuesta
En Génesis 2:18 encontramos la única declaración negativa en el relato de la creación: "Entonces el Señor Dios dijo: "No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada para él"" (NBLA). Eva fue creada como respuesta a una necesidad que Adán no podía suplir por sí mismo. La frase "ayuda adecuada" (traducida como "ayuda idónea" en versiones como la RVR1960) transmite la idea de alguien que complementa perfectamente, una compañera hecha a su medida.
Dos palabras hebreas clave en este versículo ayudan a entender mejor el significado de "ayuda idónea". La palabra traducida como "ayuda" es ezer, la misma que se usa en otros pasajes para referirse a Dios como nuestro Ayudador (Salmo 115:9–11). Evidentemente, Dios no es inferior por ser llamado ayuda, y lo mismo aplica a la mujer: ser una "ayuda" no implica inferioridad, sino una función valiosa y complementaria. Una traducción como "compañera adecuada" o "compañera ideal" transmite mejor el sentido del término.
La segunda palabra es kenegdow, traducida como "idónea". Literalmente significa "como frente a él" o "correspondiente a él". La idea es la de alguien que se le corresponde perfectamente, que encaja con él. Eva no fue creada ni por encima ni por debajo de Adán, sino como su contraparte, hecha a su medida. Así como los animales que Adán nombró tenían su pareja (Génesis 2:20), él también recibió una compañera.
La frase "no es bueno que el hombre esté solo" indica que Adán sentía una forma de soledad: había sido creado para vivir en relación, pero aún no tenía con quién compartir su vida. Con la creación de Eva, Adán experimentó la alegría del amor y la comunión mutua.
La Biblia es única entre los textos antiguos en la manera en que presenta a la mujer: no como propiedad ni como ser inferior, sino como una compañera valiosa. Ningún otro texto del antiguo Oriente Medio ofrece una reflexión tan elevada sobre el origen y la dignidad de la mujer. Desde el principio, la Escritura afirma que tanto el hombre como la mujer fueron creados a imagen de Dios: "Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:27, NBLA).
El apóstol Pablo cita este relato en Efesios 5:31: "Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" (NBLA). El matrimonio, desde la creación, refleja la unidad, la igualdad y la armonía entre el hombre y la mujer, y es imagen del amor entre Cristo y su Iglesia.
Dos palabras hebreas clave en este versículo ayudan a entender mejor el significado de "ayuda idónea". La palabra traducida como "ayuda" es ezer, la misma que se usa en otros pasajes para referirse a Dios como nuestro Ayudador (Salmo 115:9–11). Evidentemente, Dios no es inferior por ser llamado ayuda, y lo mismo aplica a la mujer: ser una "ayuda" no implica inferioridad, sino una función valiosa y complementaria. Una traducción como "compañera adecuada" o "compañera ideal" transmite mejor el sentido del término.
La segunda palabra es kenegdow, traducida como "idónea". Literalmente significa "como frente a él" o "correspondiente a él". La idea es la de alguien que se le corresponde perfectamente, que encaja con él. Eva no fue creada ni por encima ni por debajo de Adán, sino como su contraparte, hecha a su medida. Así como los animales que Adán nombró tenían su pareja (Génesis 2:20), él también recibió una compañera.
La frase "no es bueno que el hombre esté solo" indica que Adán sentía una forma de soledad: había sido creado para vivir en relación, pero aún no tenía con quién compartir su vida. Con la creación de Eva, Adán experimentó la alegría del amor y la comunión mutua.
La Biblia es única entre los textos antiguos en la manera en que presenta a la mujer: no como propiedad ni como ser inferior, sino como una compañera valiosa. Ningún otro texto del antiguo Oriente Medio ofrece una reflexión tan elevada sobre el origen y la dignidad de la mujer. Desde el principio, la Escritura afirma que tanto el hombre como la mujer fueron creados a imagen de Dios: "Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:27, NBLA).
El apóstol Pablo cita este relato en Efesios 5:31: "Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" (NBLA). El matrimonio, desde la creación, refleja la unidad, la igualdad y la armonía entre el hombre y la mujer, y es imagen del amor entre Cristo y su Iglesia.