Pregunta

¿Por qué Dios desea misericordia y conocimiento de Él en lugar de sacrificios? (Oseas 6:6)

Respuesta
Oseas 6:6 dice: "Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos". ¿Por qué Dios desea misericordia y conocimiento de Él en lugar de holocaustos?

La clave para responder esta pregunta está en las palabras del Shema: "Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza" (Deuteronomio 6:4-5, NBLA). Amar a Dios debía ser la prioridad número uno para el pueblo de Israel. Toda la Ley, incluidos los sacrificios, debía ser una expresión de ese amor al Señor.

Sin embargo, con el tiempo, los israelitas comenzaron a adorar a otros dioses mientras seguían realizando los sacrificios prescritos. "Cumplían" con la Ley, pero no mostraban amor hacia Dios ni lo conocían verdaderamente. El mensaje de Oseas era una respuesta a esta hipocresía. Dios deseaba el amor genuino de Su pueblo por encima de prácticas externas de piedad. Anhelaba que Su pueblo lo deseara a Él, no que simplemente mantuvieran una tradición religiosa vacía.

La Escritura menciona en varias ocasiones que los sacrificios ofrecidos sin un corazón transformado, que ama y conoce al Señor, son incompletos e incluso ofensivos. En 1 Samuel 15:22 leemos: "¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grasa de los carneros" (NBLA; ver también Isaías 1:11–17; Amós 5:21–24; Miqueas 6:6–8 y Mateo 7:21–23). Lo mismo se aplica a otros rituales religiosos como la circuncisión (Romanos 2:28–29).

Jesús retomó la enseñanza de Oseas para confrontar a los fariseos hipócritas, diciendo: "Pero vayan, y aprendan lo que significa: "Misericordia quiero y no sacrificio"; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Mateo 9:13; cf. 12:7, NBLA). Sin una relación de amor con Dios, ningún ritual, por más religioso que parezca, puede salvarnos.

Con la venida de Jesucristo, la Ley fue cumplida (Mateo 5:17). Por tanto, los cristianos no estamos obligados a guardar las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento. Sin embargo, el principio de Oseas 6:6 sigue vigente. Muchas personas religiosas participan en rituales cristianos, pero sus corazones no aman a Dios ni buscan conocerlo. A quienes practican rituales vacíos les conviene escuchar las palabras de Oseas. A Dios le importa más el amor genuino de nuestro corazón que las cosas que hacemos en Su nombre. No debemos sustituir una relación viva con Dios por tradiciones religiosas. Que nunca seamos como aquellos que Jesús describió: "Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de Mí" (Marcos 7:6, NBLA).