Pregunta
¿Por qué hay una maldición asociada con ser colgado en un árbol?
Respuesta
Deuteronomio 21:22–23 enseña que había una maldición divina sobre quien era colgado: "Si un hombre ha cometido pecado digno de muerte, y se le ha dado muerte, y lo has colgado de un árbol, su cuerpo no quedará colgado del árbol toda la noche, sino que ciertamente lo enterrarás el mismo día (pues el colgado es maldito de Dios[a]), para que no contamines la tierra que el Señor tu Dios te da en heredad" (NBLA).
Para la mayoría de los delitos capitales bajo la Ley judía, la pena era la lapidación. En algunos casos, el cadáver del criminal se exponía colgado en un madero como advertencia pública para disuadir a otros. La ley prohibía dejar el cuerpo colgado durante la noche (ver también Levítico 18:24–27; Números 35:30–34).
El apóstol Pablo hace referencia a esta ley al hablar de la muerte de Jesús en la cruz. En Gálatas 3:13 leemos: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: "Maldito todo el que cuelga de un madero"" (NBLA). Jesús fue hecho maldición por nosotros, colgado en la cruz como sustituto por nuestros pecados. Así, la ley mosaica anticipaba la redención de la humanidad.
En varios pasajes, la cruz de Cristo es llamada un "madero" (Hechos 5:30; 10:39; 13:29). En algunas traducciones en inglés se utiliza la palabra "tree" (árbol), lo que resalta una conexión simbólica con el árbol del Edén y el árbol de la vida en Apocalipsis. Esta figura ayuda a ver cómo la cruz es parte de la narrativa de redención que involucra "árboles" clave a lo largo de la historia bíblica.
La imagen del árbol está presente en la narrativa más amplia de la Biblia en relación con la maldición y la bendición. En Génesis 3, Eva y luego Adán comen del árbol prohibido, lo que introduce el pecado en el mundo. En Apocalipsis 22:14, los redimidos aparecen comiendo del árbol de la vida. Así, un árbol estuvo presente en la caída del ser humano (el del Edén), en su redención (la cruz) y en su futura restauración (el árbol de la vida).
Bajo la Ley de Moisés, los que eran colgados de un árbol estaban bajo maldición, y no se permitía dejar sus cuerpos expuestos durante la noche. Esta disposición también se cumplió en el caso de Jesús: fue colgado en un madero, aunque sin haber cometido pecado alguno, y Su cuerpo fue bajado ese mismo día y sepultado. Él cargó con la maldición del pecado para redimirnos.
Para la mayoría de los delitos capitales bajo la Ley judía, la pena era la lapidación. En algunos casos, el cadáver del criminal se exponía colgado en un madero como advertencia pública para disuadir a otros. La ley prohibía dejar el cuerpo colgado durante la noche (ver también Levítico 18:24–27; Números 35:30–34).
El apóstol Pablo hace referencia a esta ley al hablar de la muerte de Jesús en la cruz. En Gálatas 3:13 leemos: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: "Maldito todo el que cuelga de un madero"" (NBLA). Jesús fue hecho maldición por nosotros, colgado en la cruz como sustituto por nuestros pecados. Así, la ley mosaica anticipaba la redención de la humanidad.
En varios pasajes, la cruz de Cristo es llamada un "madero" (Hechos 5:30; 10:39; 13:29). En algunas traducciones en inglés se utiliza la palabra "tree" (árbol), lo que resalta una conexión simbólica con el árbol del Edén y el árbol de la vida en Apocalipsis. Esta figura ayuda a ver cómo la cruz es parte de la narrativa de redención que involucra "árboles" clave a lo largo de la historia bíblica.
La imagen del árbol está presente en la narrativa más amplia de la Biblia en relación con la maldición y la bendición. En Génesis 3, Eva y luego Adán comen del árbol prohibido, lo que introduce el pecado en el mundo. En Apocalipsis 22:14, los redimidos aparecen comiendo del árbol de la vida. Así, un árbol estuvo presente en la caída del ser humano (el del Edén), en su redención (la cruz) y en su futura restauración (el árbol de la vida).
Bajo la Ley de Moisés, los que eran colgados de un árbol estaban bajo maldición, y no se permitía dejar sus cuerpos expuestos durante la noche. Esta disposición también se cumplió en el caso de Jesús: fue colgado en un madero, aunque sin haber cometido pecado alguno, y Su cuerpo fue bajado ese mismo día y sepultado. Él cargó con la maldición del pecado para redimirnos.