Pregunta
¿Qué es el liderazgo de servicio?
Respuesta
El liderazgo de servicio está mejor definido por el mismo Jesús: "El que entre ustedes quiera llegar a ser grande, será su servidor, y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:26–28, NBLA). En el ámbito cristiano, todo liderazgo debe ser liderazgo de servicio.
Un error común entre quienes desean ejercer un rol de liderazgo sobre otros es pensar que este conlleva gloria, poder y posiciones de honor. De hecho, esa idea equivocada fue la causa de las palabras de Jesús en el pasaje anterior. Santiago y Juan le habían pedido a Jesús que los pusiera a Su lado cuando asumiera Su trono en el reino venidero. Los demás discípulos se indignaron por la arrogancia de su petición (Marcos 10:41). Como enseñanza, Jesús mostró el verdadero estilo de liderazgo servicial. Él, el Señor encarnado, se inclinó y les lavó los pies, enseñándoles que la verdadera medida de liderar es servir primero a los demás (Juan 13:12–17).
La palabra siervo en Mateo 20:27 significa literalmente "esclavo". No todo siervo era esclavo, pero todo esclavo era siervo. Es triste decir que en la iglesia actual hay muchas celebridades, pero muy pocos siervos. Muchos quieren "ejercer autoridad" (Mateo 20:25), pero pocos quieren tomar la toalla y el recipiente para lavar los pies. Pablo nos recuerda que nuestra actitud debe ser como la de Cristo, considerando a los demás como superiores a nosotros mismos y sin hacer nada por vanidad o egoísmo. Más bien, debemos velar por los intereses de los demás (Filipenses 2:3–4). En ese sentido, todo cristiano es un siervo.
El punto central del liderazgo de servicio en la iglesia es "capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Efesios 4:12, NBLA). Esto significa que, con Cristo como cabeza de la iglesia, todo el cuerpo eclesial es servido al proveer liderazgo. No solo los líderes de la iglesia deben estar conscientes de su lugar al pie de la cruz, sino todos los que forman parte del cuerpo de Cristo. Todos nos sometemos mutuamente a Jesús, tal como Él se sometió al Padre. Desde una perspectiva bíblica, el liderazgo de servicio libera a la iglesia del abuso de poder y la coerción, promoviendo el respeto mutuo y el amor fraternal.
Un líder siervo busca invertir su vida en las personas a su cargo, para que la comunidad eclesial crezca y sea más semejante a Cristo. Esto se demuestra en su disposición a entregarse para satisfacer las necesidades, pero no necesariamente los caprichos, de su gente. Como un buen padre, el verdadero líder siervo sabe distinguir entre las necesidades espirituales de sus hijos y sus deseos egoístas.
La clave en la práctica del liderazgo de servicio es no imitar los ejemplos del mundo; nuestro modelo es Jesús, que vino como siervo. Por eso, nuestra misión es servirnos unos a otros, dando de nosotros mismos. Cristo vino a dar Su vida. Nosotros debemos dar la nuestra no solo en servicio a Él, sino también a nuestro prójimo, dentro y fuera de la iglesia (Marcos 12:31).
Un error común entre quienes desean ejercer un rol de liderazgo sobre otros es pensar que este conlleva gloria, poder y posiciones de honor. De hecho, esa idea equivocada fue la causa de las palabras de Jesús en el pasaje anterior. Santiago y Juan le habían pedido a Jesús que los pusiera a Su lado cuando asumiera Su trono en el reino venidero. Los demás discípulos se indignaron por la arrogancia de su petición (Marcos 10:41). Como enseñanza, Jesús mostró el verdadero estilo de liderazgo servicial. Él, el Señor encarnado, se inclinó y les lavó los pies, enseñándoles que la verdadera medida de liderar es servir primero a los demás (Juan 13:12–17).
La palabra siervo en Mateo 20:27 significa literalmente "esclavo". No todo siervo era esclavo, pero todo esclavo era siervo. Es triste decir que en la iglesia actual hay muchas celebridades, pero muy pocos siervos. Muchos quieren "ejercer autoridad" (Mateo 20:25), pero pocos quieren tomar la toalla y el recipiente para lavar los pies. Pablo nos recuerda que nuestra actitud debe ser como la de Cristo, considerando a los demás como superiores a nosotros mismos y sin hacer nada por vanidad o egoísmo. Más bien, debemos velar por los intereses de los demás (Filipenses 2:3–4). En ese sentido, todo cristiano es un siervo.
El punto central del liderazgo de servicio en la iglesia es "capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Efesios 4:12, NBLA). Esto significa que, con Cristo como cabeza de la iglesia, todo el cuerpo eclesial es servido al proveer liderazgo. No solo los líderes de la iglesia deben estar conscientes de su lugar al pie de la cruz, sino todos los que forman parte del cuerpo de Cristo. Todos nos sometemos mutuamente a Jesús, tal como Él se sometió al Padre. Desde una perspectiva bíblica, el liderazgo de servicio libera a la iglesia del abuso de poder y la coerción, promoviendo el respeto mutuo y el amor fraternal.
Un líder siervo busca invertir su vida en las personas a su cargo, para que la comunidad eclesial crezca y sea más semejante a Cristo. Esto se demuestra en su disposición a entregarse para satisfacer las necesidades, pero no necesariamente los caprichos, de su gente. Como un buen padre, el verdadero líder siervo sabe distinguir entre las necesidades espirituales de sus hijos y sus deseos egoístas.
La clave en la práctica del liderazgo de servicio es no imitar los ejemplos del mundo; nuestro modelo es Jesús, que vino como siervo. Por eso, nuestra misión es servirnos unos a otros, dando de nosotros mismos. Cristo vino a dar Su vida. Nosotros debemos dar la nuestra no solo en servicio a Él, sino también a nuestro prójimo, dentro y fuera de la iglesia (Marcos 12:31).