Pregunta

¿Se opone Dios a la libertad religiosa en el Antiguo Testamento?

Respuesta
La mayoría de las culturas modernas valoran la libertad religiosa como uno de los pilares de la sociedad. Al igual que los peregrinos que fundaron la colonia de Plymouth, consideramos que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Sin embargo, a veces la gente se pregunta si la libertad religiosa está en contradicción con la ley del Antiguo Testamento. En Deuteronomio, Dios ordena explícitamente a Su pueblo que solo le adore a Él y que evite cualquier otro dios. Deuteronomio 6:14-15 dice: "No seguirán a otros dioses, a ninguno de los dioses de los pueblos que los rodean, porque el Señor tu Dios, que está en medio de ti, es Dios celoso, no sea que se encienda la ira del Señor tu Dios contra ti, y Él te borre de la superficie de la tierra". Esto parece significar que Dios se opone a la libertad religiosa.

En primer lugar, es importante definir claramente la libertad religiosa. Creer en la libertad religiosa es creer que cada individuo debe tener la capacidad de elegir cómo (y a quién) adorar. Dios ordenó a los israelitas que solo le adoraran a Él, pero las personas eran libres de elegir si obedecían o no Su mandato. Por supuesto, Dios comunicó claramente las consecuencias negativas para aquellos que desobedecieran.

Hay pasajes en Deuteronomio que hablan de destruir a las naciones que seguían a otros dioses. Deuteronomio 7:4 también señala que los israelitas no podían casarse con personas de otras naciones para evitar participar en su idolatría. Es importante tener en cuenta que en este periodo estaban en juego dos elementos diferentes: la enseñanza espiritual y las operaciones militares. Dios no quería que Su pueblo se casara con personas que los llevaran a seguir a otros dioses. El Señor también había predicho que habría guerra entre Israel y otras naciones en el proceso de traslado a la Tierra Prometida. Además, la ley mosaica estableció una teocracia para gobernar al pueblo elegido de Israel en un momento y lugar concretos; hoy en día no existe tal teocracia, y la Biblia no promueve su establecimiento.

Las enseñanzas cristianas apoyan la libertad religiosa en la actualidad. Aunque la Biblia enseña claramente que hay un solo camino hacia Dios (Juan 14:6) y que hay un Dios concreto al que adorar, nadie debe ser obligado a creer en Jesucristo. En cambio, Jesús ordenó a Sus seguidores que fueran por todo el mundo e hicieran discípulos enseñándoles y bautizándoles (Mateo 28:18-20). Aquellos que rechazan el mensaje son condenados por Dios, pero no pueden ser obligados a creer en las enseñanzas del cristianismo ni a seguirlas.

Bajo el Antiguo Pacto, Dios gobernaba a Su pueblo en todos los asuntos, legales, culturales, morales y religiosos. Ya no estamos bajo el Antiguo Pacto (Gálatas 5:18). Bajo el Nuevo Pacto, seguimos la ley de Cristo (Gálatas 6:2), pero todos son libres de aceptar o rechazar a Cristo. No hay coacción en el mensaje del evangelio, solo un llamado al arrepentimiento y a la fe. Ninguna ley humana ni ningún gobierno tiene la capacidad de crear fe en el corazón, y cualquier gobierno que imponga la fe está equivocado. La Biblia permite a las personas elegir libremente si quieren seguir las enseñanzas del cristianismo, con la advertencia de que su destino eterno está en juego.