Pregunta

¿Cuál es el vínculo de la unidad (Colosenses 3:14)?

Respuesta
En Colosenses 3:12-14, el apóstol Pablo presenta una lista de virtudes cristianas que demuestran el carácter misericordioso de Jesucristo. Los creyentes deben revestirse de "tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia", como si esas virtudes fueran prendas de vestir (versículo 12). Pablo también exhorta: "soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros...Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes" (versículo 13). Por último, por encima de todas estas cosas, Pablo les dice: "Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad" (versículo 14, NBLA). Otras traducciones traducen la frase como "perfecta armonía" (NTV) o "vínculo perfecto" (NVI).

El amor es la vestimenta más esencial que deben ponerse los cristianos, porque actúa como un agente que une, manteniendo todas las demás virtudes unidas en perfecta armonía (1 Corintios 13:1-13). En el griego original, el término traducido como "vínculo" en Colosenses 3:14 significa "aquello que une elementos separados en una unidad". "Unidad" se refiere a un estado de plenitud o integridad sin defecto ni mancha. Este vínculo de unidad es la hermosa armonía y unión cohesiva que los creyentes prueban cuando el amor gobierna en sus corazones y se tratan unos a otros con la gracia cristiana que nace de la madurez espiritual.

Jesús oró para que Sus discípulos y todos los creyentes futuros probasen el vínculo de la unidad: "No te pido solo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos. Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo estoy en ellos, y tú estás en mí. Que gocen de una unidad tan perfecta que el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas tanto como me amas a mí" (Juan 17:20-23, NTV).

La mayoría de nosotros entendemos la unidad como un estado de integridad y pureza completas, impecables y sin defectos. Solo a Dios se le puede describir con tal perfección de naturaleza y carácter (Deuteronomio 32:4; 2 Samuel 22:31; Mateo 5:48; Job 37:16). Sin embargo, los griegos tenían una comprensión diferente de la unidad, enmarcándola más en términos de "madurez y plenitud", y esta es la idea que subyace al uso que Pablo hace de "el vínculo de la unidad".

El objetivo final del cristiano es crecer hasta alcanzar la plena estatura espiritual (Colosenses 1:28; 4:12; Hebreos 6:1). Pablo se esforzaba constantemente por alcanzar la madurez cristiana y animaba a los demás a hacer lo mismo (Filipenses 3:12-14). Instaba encarecidamente a sus hermanos y hermanas en Cristo a vivir "en armonía los unos con los otros. Que no haya divisiones en la iglesia. Por el contrario, sean todos de un mismo parecer, unidos en pensamiento y propósito" (1 Corintios 1:10, NTV). "Sean siempre humildes y amables", insistía Pablo. "Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor. Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz" (Efesios 4:2-3, NTV). Solo a medida que desarrollamos la semejanza de Cristo, podemos probar la comunión pacífica y armoniosa en el cuerpo de Cristo. Y entonces, como explicó Jesús, nuestra unidad perfecta se convierte en un testimonio del amor de Dios por el mundo.

El apóstol Juan enseñó: "y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto. Por lo tanto, no tendremos temor en el día del juicio, sino que podremos estar ante Dios con confianza, porque vivimos como vivió Jesús en este mundo" (1 Juan 4:17, NTV). Dios es amor (1 Juan 4:8). A medida que nuestra relación con Él se desarrolla y se profundiza, maduramos en nuestra capacidad de comprender y dar amor: "En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios" (1 Juan 4:18, NTV). A medida que nos esforzamos por fortalecer el vínculo de la unidad, amándonos unos a otros, Dios mismo mora en nosotros, "y su amor llega a la máxima expresión en nosotros" (1 Juan 4:12, NTV).

Pablo oró pidiendo fortaleza del Espíritu Santo y un amor profundamente arraigado por Cristo para que los creyentes de Éfeso pudieran comprender y experimentar el vínculo de la unidad: "Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu. Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios" (Efesios 3:16-19, NTV).

Nunca seremos perfectamente impecables en esta vida. Pero las Escrituras nos instan: "¡Que el amor sea su meta más alta!" (1 Corintios 14:1, NTV). El amor es el pegamento que nos mantiene unidos en unidad espiritual. A medida que permitimos que el Espíritu Santo produzca fruto en nuestras vidas (Gálatas 5:22; 1 Tesalonicenses 4:8-10), creceremos más maduros y completos en nuestro amor por Dios y por nuestros hermanos en Cristo (Romanos 5:5; 2 Corintios 6:6).