Pregunta
¿Qué significa que la luz brilla en las tinieblas (Juan 1:5)?
Respuesta
Los versículos iniciales del Evangelio de Juan nos presentan a Jesucristo como la encarnación de Dios. Juan quiere que sus lectores sepan que Jesús es plenamente Dios en forma humana. A continuación, Juan revela el propósito de Dios al venir a la tierra como ser humano: "En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres. La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron" (Juan 1:4-5). Jesucristo vino a traer la luz de la vida de Dios a un mundo espiritualmente oscuro y moribundo.
En Génesis, la creación de la luz fue el primer acto creativo de Dios (Génesis 1:3). En el proceso de generación de la vida, la luz fue el instrumento inicial de Dios para iluminar el vacío oscuro y sin forma. Fue la primera vez que Dios hizo brillar la luz en la oscuridad.
Cuando Juan habló de la encarnación, replicó el relato de la creación. Las Escrituras nos dicen una y otra vez que Dios es la fuente de la vida y la luz: "Pues tú eres la fuente de vida, la luz con la que vemos" (Salmo 36:9, NTV; ver también Hechos 17:28; Salmo 27:1). "Dios es Luz, y en Él no hay ninguna tiniebla" (1 Juan 1:5). Jesucristo es la luz de Dios enviada a la tierra para atravesar las tinieblas. Esa luz es la vida de Dios, tanto física como eterna. Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá" (Juan 11:25; ver también Juan 14:6). La vida que hay en Cristo es la vida de Dios: "Porque como el Padre tiene vida en Él mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en Él mismo" (Juan 5:26).
La Biblia nos dice que la vida de Cristo sirve de luz para todas las personas. Esa vida es la luz de la verdad, el mensaje de la salvación de Cristo y la vida eterna con Dios: "Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en Su Hijo" (1 Juan 5:11). El esplendor de la vida y la verdad de Cristo brillan como una luz en la oscuridad de este mundo.
En el Nuevo Testamento, la luz y la oscuridad son símbolos comunes del bien y del mal. Está claro que la luz en Juan 1:5 representa la vida y, en última instancia, la vida eterna con Dios en Su reino celestial. La oscuridad es la ausencia de luz, la falta de Dios. Representa el poder del mal, el pecado y la incredulidad en este mundo, todo lo cual conduce a la muerte eterna (Juan 3:19; Job 10:22; 38:15; 1 Samuel 2:9).
Juan continúa centrándose en el tema de la luz y la oscuridad a lo largo de su evangelio. En Juan 8:12, Jesús proclama al pueblo: "Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida" (NTV). Juan 1:5 dice que las tinieblas "no...comprendieron (vencieron)" a la luz porque el mal no puede vencer a Jesucristo, quien afirma: "Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en Mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12:46).
Jesús declaró que los que creen en la luz se convierten en hijos e hijas de la luz: "Pongan su confianza en la luz mientras aún haya tiempo; entonces se convertirán en hijos de la luz" (Juan 12:36, NTV). Según el apóstol Pablo, los cristianos han pasado de la oscuridad a la luz: "Pues antes ustedes estaban llenos de oscuridad, pero ahora tienen la luz que proviene del Señor. Por lo tanto, ¡vivan como gente de luz!" (Efesios 5:8, NTV).
Al amarse unos a otros, los creyentes iluminan la oscuridad: "Por otra parte, les escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en Él y en ustedes, porque las tinieblas van pasando, y la Luz verdadera ya está alumbrando. El que dice que está en la Luz y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la Luz y no hay causa de tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos" (1 Juan 2:8-11).
La naturaleza de la luz es brillar, y la oscuridad no puede existir en presencia de la luz. Así como un faro brillante disuade a los delincuentes por la noche, la luz de Cristo disipa las tinieblas del pecado en el mundo. Así como los primeros rayos del alba atraviesan la oscuridad de la noche, la luz y la verdad de Dios llevan el despertar espiritual a los corazones oscurecidos.
La luz brilla en las tinieblas significa que Jesucristo ha venido al mundo, trayendo las buenas nuevas de la salvación de Dios a todas las personas. Como predijo Isaías: "El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos" (Isaías 9:2). La vida de Jesús, que es la vida del mismo Dios creador, es la luz del mundo. Ningún poder de las tinieblas puede derrotar o apagar esta luz (Mateo 16:18; Juan 16:33).
Jesús es el dador de la vida y el portador de la luz. El Hijo de Dios sigue haciendo brillar Su luz sobre la humanidad a través de Su iglesia, el cuerpo de Cristo (Filipenses 2:15). Quien cree en él recibe la vida eterna (Juan 3:15; ver también Salmo 112:4).
En Génesis, la creación de la luz fue el primer acto creativo de Dios (Génesis 1:3). En el proceso de generación de la vida, la luz fue el instrumento inicial de Dios para iluminar el vacío oscuro y sin forma. Fue la primera vez que Dios hizo brillar la luz en la oscuridad.
Cuando Juan habló de la encarnación, replicó el relato de la creación. Las Escrituras nos dicen una y otra vez que Dios es la fuente de la vida y la luz: "Pues tú eres la fuente de vida, la luz con la que vemos" (Salmo 36:9, NTV; ver también Hechos 17:28; Salmo 27:1). "Dios es Luz, y en Él no hay ninguna tiniebla" (1 Juan 1:5). Jesucristo es la luz de Dios enviada a la tierra para atravesar las tinieblas. Esa luz es la vida de Dios, tanto física como eterna. Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá" (Juan 11:25; ver también Juan 14:6). La vida que hay en Cristo es la vida de Dios: "Porque como el Padre tiene vida en Él mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en Él mismo" (Juan 5:26).
La Biblia nos dice que la vida de Cristo sirve de luz para todas las personas. Esa vida es la luz de la verdad, el mensaje de la salvación de Cristo y la vida eterna con Dios: "Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en Su Hijo" (1 Juan 5:11). El esplendor de la vida y la verdad de Cristo brillan como una luz en la oscuridad de este mundo.
En el Nuevo Testamento, la luz y la oscuridad son símbolos comunes del bien y del mal. Está claro que la luz en Juan 1:5 representa la vida y, en última instancia, la vida eterna con Dios en Su reino celestial. La oscuridad es la ausencia de luz, la falta de Dios. Representa el poder del mal, el pecado y la incredulidad en este mundo, todo lo cual conduce a la muerte eterna (Juan 3:19; Job 10:22; 38:15; 1 Samuel 2:9).
Juan continúa centrándose en el tema de la luz y la oscuridad a lo largo de su evangelio. En Juan 8:12, Jesús proclama al pueblo: "Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida" (NTV). Juan 1:5 dice que las tinieblas "no...comprendieron (vencieron)" a la luz porque el mal no puede vencer a Jesucristo, quien afirma: "Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en Mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12:46).
Jesús declaró que los que creen en la luz se convierten en hijos e hijas de la luz: "Pongan su confianza en la luz mientras aún haya tiempo; entonces se convertirán en hijos de la luz" (Juan 12:36, NTV). Según el apóstol Pablo, los cristianos han pasado de la oscuridad a la luz: "Pues antes ustedes estaban llenos de oscuridad, pero ahora tienen la luz que proviene del Señor. Por lo tanto, ¡vivan como gente de luz!" (Efesios 5:8, NTV).
Al amarse unos a otros, los creyentes iluminan la oscuridad: "Por otra parte, les escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en Él y en ustedes, porque las tinieblas van pasando, y la Luz verdadera ya está alumbrando. El que dice que está en la Luz y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la Luz y no hay causa de tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos" (1 Juan 2:8-11).
La naturaleza de la luz es brillar, y la oscuridad no puede existir en presencia de la luz. Así como un faro brillante disuade a los delincuentes por la noche, la luz de Cristo disipa las tinieblas del pecado en el mundo. Así como los primeros rayos del alba atraviesan la oscuridad de la noche, la luz y la verdad de Dios llevan el despertar espiritual a los corazones oscurecidos.
La luz brilla en las tinieblas significa que Jesucristo ha venido al mundo, trayendo las buenas nuevas de la salvación de Dios a todas las personas. Como predijo Isaías: "El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos" (Isaías 9:2). La vida de Jesús, que es la vida del mismo Dios creador, es la luz del mundo. Ningún poder de las tinieblas puede derrotar o apagar esta luz (Mateo 16:18; Juan 16:33).
Jesús es el dador de la vida y el portador de la luz. El Hijo de Dios sigue haciendo brillar Su luz sobre la humanidad a través de Su iglesia, el cuerpo de Cristo (Filipenses 2:15). Quien cree en él recibe la vida eterna (Juan 3:15; ver también Salmo 112:4).