Pregunta
¿Por qué Jesús llamó a Jacobo y a Juan "hijos del trueno"?
Respuesta
En Marcos 3, Jesús escoge a doce hombres para que sean Sus apóstoles. Entre ellos estaban "Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan hermano de Jacobo (a quienes puso por nombre Boanerges, que significa: "Hijos del Trueno")" (Marcos 3:17, NBLA). Este es el único lugar en la Biblia donde se menciona este sobrenombre para los hijos de Zebedeo, y no se da una explicación directa sobre por qué Jesús lo usó.
Sin embargo, Jesús siempre tenía un propósito para lo que hacía. Él conocía perfectamente el corazón de las personas. Como dice Juan 2:24–25, "Jesús... conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre" (NBLA). Desde el momento en que conoció a Jacobo y a Juan, supo quiénes eran, y "Boanerges" fue un apodo que reflejaba aspectos de su carácter.
En un incidente muy revelador, vemos que Jacobo y Juan realmente tenían cualidades que podrían describirse como "tronantes". Jesús y Sus discípulos estaban viajando por Samaria en camino a Jerusalén cuando enfrentaron una situación difícil. Jesús trató de encontrar alojamiento en un pueblo, pero fue rechazado por los habitantes simplemente porque su destino era Jerusalén—una muestra del prejuicio entre judíos y samaritanos. "Al ver esto, Sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?"" (Lucas 9:54, NBLA). Jesús reprendió a los hermanos, y continuaron hacia otro pueblo. La reacción de Jacobo y Juan muestra un fervor, una impulsividad y una ira con fuerza casi explosiva, y es probable que haya habido otras ocasiones en las que los hermanos se comportaran de forma similar.
Jacobo y Juan, junto con Pedro, formaban parte del círculo íntimo de Jesús (ver Mateo 17:1). Después de la resurrección, Jacobo fue el primer apóstol en ser ejecutado por su fe (Hechos 12:2), mientras que Juan vivió hasta la vejez, siendo el último de los doce en morir. En sus cartas del Nuevo Testamento, Juan todavía muestra un fervor ardiente, especialmente al denunciar a los falsos maestros y engañadores (1 Juan 2:22; 2 Juan 7; 3 Juan 10). Sin embargo, ese fervor estaba equilibrado con amor. De hecho, en 1 Juan la palabra "amor" y sus derivados aparecen más de 40 veces. A lo largo de su vida, Juan fue transformado. El que comenzó siendo un "hijo del trueno" llegó a ser conocido como el "apóstol del amor".
Sin embargo, Jesús siempre tenía un propósito para lo que hacía. Él conocía perfectamente el corazón de las personas. Como dice Juan 2:24–25, "Jesús... conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre" (NBLA). Desde el momento en que conoció a Jacobo y a Juan, supo quiénes eran, y "Boanerges" fue un apodo que reflejaba aspectos de su carácter.
En un incidente muy revelador, vemos que Jacobo y Juan realmente tenían cualidades que podrían describirse como "tronantes". Jesús y Sus discípulos estaban viajando por Samaria en camino a Jerusalén cuando enfrentaron una situación difícil. Jesús trató de encontrar alojamiento en un pueblo, pero fue rechazado por los habitantes simplemente porque su destino era Jerusalén—una muestra del prejuicio entre judíos y samaritanos. "Al ver esto, Sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?"" (Lucas 9:54, NBLA). Jesús reprendió a los hermanos, y continuaron hacia otro pueblo. La reacción de Jacobo y Juan muestra un fervor, una impulsividad y una ira con fuerza casi explosiva, y es probable que haya habido otras ocasiones en las que los hermanos se comportaran de forma similar.
Jacobo y Juan, junto con Pedro, formaban parte del círculo íntimo de Jesús (ver Mateo 17:1). Después de la resurrección, Jacobo fue el primer apóstol en ser ejecutado por su fe (Hechos 12:2), mientras que Juan vivió hasta la vejez, siendo el último de los doce en morir. En sus cartas del Nuevo Testamento, Juan todavía muestra un fervor ardiente, especialmente al denunciar a los falsos maestros y engañadores (1 Juan 2:22; 2 Juan 7; 3 Juan 10). Sin embargo, ese fervor estaba equilibrado con amor. De hecho, en 1 Juan la palabra "amor" y sus derivados aparecen más de 40 veces. A lo largo de su vida, Juan fue transformado. El que comenzó siendo un "hijo del trueno" llegó a ser conocido como el "apóstol del amor".