Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre guardar secretos?

Respuesta
Un secreto puede ser difícil de guardar y, a la vez, igual de difícil de compartir. Sin embargo, la vida parece girar en torno a secretos, desde ocultar regalos de cumpleaños hasta esconder un pasado difícil o proteger el paradero de una figura política importante. La Biblia enseña, de forma indirecta, que guardar secretos puede ser bueno o malo, pero no delimita claramente los usos correctos o incorrectos de los secretos.

La Biblia muestra que, a lo largo de la historia de Israel, se guardaron secretos políticos y militares. Las Escrituras no emiten juicios morales sobre guardar esos secretos (por ejemplo, 2 Samuel 15:35-36). Sin embargo, en la historia de Sansón y Dalila (Jueces 16:4–22), Sansón revela la fuente de su fuerza, un acto que, según lo que ocurrió después, fue terriblemente imprudente. Ese era un secreto que debería haber guardado.

La historia de Ester proporciona un ejemplo positivo de alguien que guarda un secreto. La decisión de la reina Ester de ocultar su nacionalidad (Ester 2:20) se volvió parte integral del plan de Dios para salvar a Su pueblo (Ester 4:13; 7:3–6). La misma historia también apoya la moralidad de revelar un secreto que, de mantenerse oculto, causaría un gran daño o injusticia (Ester 2:21–23).

Proverbios, el libro central dentro de la "literatura sapiencial" de la Biblia, es el más explícito respecto a guardar secretos. En el capítulo 11 dice que "el hombre prudente guarda silencio. El que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu leal oculta las cosas" (versículos 12–13, NBLA). Por tanto, guardar un secreto puede ser algo noble. Pero los secretos guardados por motivos equivocados convierten a una persona en "malvado", porque "el impío recibe soborno bajo el manto para pervertir las sendas del derecho" (Proverbios 17:23, NBLA), y "[Dios destruirá] al que en secreto calumnia a su prójimo" (Salmo 101:5, NBLA).

Guardar secretos de un tipo en particular siempre es malo: tratar de esconder el pecado. "El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia" (Proverbios 28:13, NBLA). En cuanto a nuestro pecado, Dios quiere total sinceridad y concede completo perdón (Isaías 1:18).

Por supuesto, no sirve de nada tratar de ocultarle nuestro pecado a Dios. Guardarle secretos es imposible. Él es "el Dios de dioses... y revelador de misterios" (Daniel 2:47, NBLA). Incluso nuestros "pecados secretos" son expuestos a Su luz (Salmo 90:8). "Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz" (Lucas 8:17, NBLA).

Dios mismo guarda secretos. Hay cosas—probablemente muchas—que nos están ocultas: "Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios" (Deuteronomio 29:29, NBLA). Jesús pidió a varias personas guardar en secreto algunos milagros que hizo. Por ejemplo, cuando sanó a dos ciegos les dijo: "Miren que nadie lo sepa" (Mateo 9:30, NBLA). Cuando Job entendió la inmensidad del conocimiento de Dios, habló de "cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no sabía" (Job 42:3, NBLA).

Podemos concluir que Dios no considera que guardar secretos sea pecaminoso por sí mismo. Hay cosas que las personas deben saber y otras que no. La preocupación de Dios es cómo se usan los secretos, ya sea para proteger a otros o para hacerles daño.