Pregunta

¿Hay diferencia entre felicidad y gozo?

Respuesta
No hay una diferencia explícita entre felicidad y gozo. Ambas implican emociones, ambas son sentimientos placenteros y ambas se mencionan en las Escrituras en pasajes que las asemejan.

Una definición del diccionario de felicidad es "un estado de bienestar; una experiencia placentera o satisfactoria". Una definición de la palabra regocijarse, relacionada con la palabra gozo, es "sentir un gran deleite; estar contento". Dependiendo de la traducción, la Biblia utiliza las palabras "feliz" y "felicidad" unas 30 veces, mientras que "gozo" y "regocijarse" aparecen más de 300 veces.

Jeremías 31:13 dice: "Cambiaré su duelo en gozo, los consolaré y los alegraré de su tristeza". Aquí, en el paralelismo de la poesía hebrea, las palabras "gozo" y "alegría" se utilizan como sinónimos. Y Proverbios 23:25 dice: "Alégrense tu padre y tu madre, y regocíjese la que te dio a luz". Estar alegre es lo mismo que regocijarse en este versículo. A menos que estemos dispuestos a decir que la alegría y la felicidad son cosas completamente diferentes, debemos decir que el gozo y la felicidad están relacionadas.

Hoy en día es común escuchar a los creyentes hablar de la diferencia entre el gozo y la felicidad. La enseñanza suele señalar lo siguiente: 1) La felicidad es un sentimiento, pero el gozo no lo es. 2) La felicidad es efímera, pero el gozo es eterno. 3) La felicidad depende de las circunstancias o de otras personas, pero el gozo es un regalo de Dios. 4) La felicidad es mundana, pero el gozo es divino. Sin embargo, en las Escrituras no se hace tal distinción, y no es necesario forzar una distinción entre dos palabras que son tan obviamente cercanas en significado.

Si una persona es alegre, entonces es feliz. No existe tal cosa como la alegría sombría. No podemos vaciar la alegría de emoción y seguir llamándola "gozo". Cuando el Espíritu de Dios nos da gozo, entonces somos personas felices. Los cristianos deben ser alegres; la felicidad debe caracterizar nuestra vida cotidiana.

Santiago 1:2 dice: "Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas". Los cristianos pueden ser felices, incluso en medio de las dificultades, porque sabemos que "la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte" (versículos 3-4). A medida que perseveramos en las pruebas, con la ayuda de Dios, nuestra fe se fortalece y madura. Por la gracia de Dios podemos ser felices a pesar de nuestras circunstancias.

El gozo se presenta a menudo como una satisfacción "verdadera" basada en la fe. La felicidad, por el contrario, se considera a menudo una emoción "falsa" o "superficial" que depende de las circunstancias. Sin embargo, se trata de una dicotomía falsa. No hay nada en la Biblia que sugiera que debamos separar el gozo de la felicidad. Las dos cosas son iguales.

Por supuesto, hay diferentes tipos de gozo y felicidad. Hay un gozo que proviene del mundo, como "los placeres temporales del pecado" de los que se habla en Hebreos 11:25. Hay un gozo que forma parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). Hay una felicidad temporal y una felicidad eterna, pero podemos llamar a ambas "felicidad". No necesitamos hacer distinciones sutiles entre el significado de gozo y felicidad. Solo tenemos que decidir de dónde proviene nuestro gozo. ¿Somos felices en el Señor o nos conformamos con la felicidad que nos ofrece el mundo?

Salomón probó la felicidad que ofrece el mundo y la encontró insuficiente: "Entonces me dije: Ven ahora, te probaré con el placer; diviértete. Y resultó que también esto era vanidad. Dije de la risa: Es locura; y del placer: ¿Qué logra esto?". (Eclesiastés 2:1-2). El gozo del mundo es vacío, pero el gozo del Señor es rico y abundante. La felicidad del mundo se desvanecerá con el tiempo, pero el pueblo de Dios será feliz para siempre.

"Volverán los rescatados del Señor, entrarán en Sión con gritos de júbilo, con alegría eterna sobre sus cabezas. Gozo y alegría alcanzarán, y huirán la tristeza y el gemido" (Isaías 35:10).