Pregunta
¿Qué significa que "El que evita la vara odia a su hijo" (Proverbios 13:24)?
Respuesta
Proverbios 13:24 (NBLA) dice: "El que evita la vara odia a su hijo, pero el que lo ama lo disciplina con diligencia". En este proverbio, Salomón enfatiza la importancia de la disciplina de los padres y la conexión entre el amor y la corrección. Al decir: "El que evita la vara odia a su hijo", Salomón insinúa las consecuencias de descuidar la disciplina adecuada.
La afirmación de Salomón, "El que evita la vara odia a su hijo", refleja la verdad de que el amor por un hijo requiere cuidado, orientación y corrección. En el contexto cultural de la época de Salomón, la "vara" representaba la autoridad, la instrucción y la disciplina física. Por ejemplo, los pastores utilizaban varas para guiar y proteger a sus ovejas. Salomón extiende esta imagen a la crianza de los hijos. No disciplinar a un hijo perjudica su desarrollo moral y espiritual. Es equivalente a "odiar" al hijo.
La afirmación de Salomón también destaca el impacto a largo plazo de una crianza sin disciplina. Proverbios 22:6 (NBLA) dice: "Instruye al niño en el camino que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él". La disciplina amorosa desarrolla el carácter del niño y lo prepara para la piedad. Por el contrario, la falta de disciplina, que en realidad es falta de amor, cultiva el egoísmo y la irresponsabilidad. No usar la vara, es decir, negar la disciplina y la formación necesarias, es un acto de odio.
Este proverbio debe entenderse dentro de la enseñanza más amplia de la Biblia sobre la disciplina. La disciplina debe estar motivada por el amor, no por la ira o la crueldad: "Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor" (Efesios 6:4, NBLA). Dirigiéndose a aquellos que reciben la disciplina, Hebreos 12:11 (NBLA) dice: "Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia". La disciplina de los niños debe ser restauradora y reflejar el enfoque de Dios cuando nos disciplina (Hebreos 12:6).
La enseñanza de que "El que evita la vara odia a su hijo" desafía las perspectivas modernas sobre la disciplina de los padres. En la cultura contemporánea, cualquier tipo de disciplina se malinterpreta a veces como dura o innecesaria. Esta perspectiva conduce a estilos de crianza permisivos, que "proporcionan pocas pautas y normas. Estos padres no esperan un comportamiento maduro de sus hijos y a menudo parecen más amigos que figuras paternas" (Cherry, K., "Permissive Parenting Characteristics and Effects", 23/12/22, www.verywellmind.com/what-is-permissive-parenting-2794957, consultado el 8/1/25). La Biblia dice que no establecer límites y no corregir el comportamiento inaceptable es negligencia, más que amor: "La vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su madre" (Proverbios 29:15, NBLA). La disciplina eficaz enseña a los niños el respeto y la responsabilidad.
Es importante destacar que la idea de utilizar una "vara" no sugiere que el castigo físico sea la única forma de disciplina. La "vara" puede entenderse en sentido metafórico. Los métodos disciplinarios, corporales o de otro tipo, deben adaptarse a la edad, el temperamento y la situación del niño. En todos los casos, la disciplina debe administrarse con amor y sabiduría: "Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten" (Colosenses 3:21, NBLA). El objetivo de los padres al disciplinar a sus hijos debe ser fortalecer las relaciones y prepararlos para el futuro.
Los padres deben reflexionar sobre sus actitudes y prioridades a la hora de disciplinar a sus hijos. La disciplina requiere coherencia, paciencia y voluntad de invertir tiempo en el desarrollo moral y espiritual del niño. Descuidar la disciplina por cualquier motivo puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Proverbios 3:11-12 dice: "Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas Su reprensión, porque el Señor ama a quien reprende, como un padre al hijo en quien se deleita" (NBLA). La disciplina de los padres siempre debe reflejar la corrección amorosa de Dios hacia nosotros y Su deseo de que Sus hijos prosperen.
La afirmación de Salomón, "El que evita la vara odia a su hijo", refleja la verdad de que el amor por un hijo requiere cuidado, orientación y corrección. En el contexto cultural de la época de Salomón, la "vara" representaba la autoridad, la instrucción y la disciplina física. Por ejemplo, los pastores utilizaban varas para guiar y proteger a sus ovejas. Salomón extiende esta imagen a la crianza de los hijos. No disciplinar a un hijo perjudica su desarrollo moral y espiritual. Es equivalente a "odiar" al hijo.
La afirmación de Salomón también destaca el impacto a largo plazo de una crianza sin disciplina. Proverbios 22:6 (NBLA) dice: "Instruye al niño en el camino que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él". La disciplina amorosa desarrolla el carácter del niño y lo prepara para la piedad. Por el contrario, la falta de disciplina, que en realidad es falta de amor, cultiva el egoísmo y la irresponsabilidad. No usar la vara, es decir, negar la disciplina y la formación necesarias, es un acto de odio.
Este proverbio debe entenderse dentro de la enseñanza más amplia de la Biblia sobre la disciplina. La disciplina debe estar motivada por el amor, no por la ira o la crueldad: "Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor" (Efesios 6:4, NBLA). Dirigiéndose a aquellos que reciben la disciplina, Hebreos 12:11 (NBLA) dice: "Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia". La disciplina de los niños debe ser restauradora y reflejar el enfoque de Dios cuando nos disciplina (Hebreos 12:6).
La enseñanza de que "El que evita la vara odia a su hijo" desafía las perspectivas modernas sobre la disciplina de los padres. En la cultura contemporánea, cualquier tipo de disciplina se malinterpreta a veces como dura o innecesaria. Esta perspectiva conduce a estilos de crianza permisivos, que "proporcionan pocas pautas y normas. Estos padres no esperan un comportamiento maduro de sus hijos y a menudo parecen más amigos que figuras paternas" (Cherry, K., "Permissive Parenting Characteristics and Effects", 23/12/22, www.verywellmind.com/what-is-permissive-parenting-2794957, consultado el 8/1/25). La Biblia dice que no establecer límites y no corregir el comportamiento inaceptable es negligencia, más que amor: "La vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su madre" (Proverbios 29:15, NBLA). La disciplina eficaz enseña a los niños el respeto y la responsabilidad.
Es importante destacar que la idea de utilizar una "vara" no sugiere que el castigo físico sea la única forma de disciplina. La "vara" puede entenderse en sentido metafórico. Los métodos disciplinarios, corporales o de otro tipo, deben adaptarse a la edad, el temperamento y la situación del niño. En todos los casos, la disciplina debe administrarse con amor y sabiduría: "Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten" (Colosenses 3:21, NBLA). El objetivo de los padres al disciplinar a sus hijos debe ser fortalecer las relaciones y prepararlos para el futuro.
Los padres deben reflexionar sobre sus actitudes y prioridades a la hora de disciplinar a sus hijos. La disciplina requiere coherencia, paciencia y voluntad de invertir tiempo en el desarrollo moral y espiritual del niño. Descuidar la disciplina por cualquier motivo puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Proverbios 3:11-12 dice: "Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas Su reprensión, porque el Señor ama a quien reprende, como un padre al hijo en quien se deleita" (NBLA). La disciplina de los padres siempre debe reflejar la corrección amorosa de Dios hacia nosotros y Su deseo de que Sus hijos prosperen.