Pregunta
¿Qué significa que el amor no tiene envidia (1 Corintios 13:4)?
Respuesta
Primera de Corintios 13 ofrece una de las descripciones más profundas de la Biblia sobre el amor. El versículo 4 afirma que el amor "no tiene envidia". Esto nos muestra que los celos egoístas son contrarios al tipo de amor que proviene de Dios.
La palabra griega traducida como "envidia" significa "arder con celo". Literalmente, implica estar "caliente" o "hervir" por envidia, odio o ira. En el contexto de 1 Corintios 13, la idea es que el amor no se enfoca en los deseos personales. No busca aumentar posesiones o prestigio. El amor según Dios es desinteresado, no egoísta.
La envidia es lo opuesto al mandamiento de no codiciar (Éxodo 20:17; Deuteronomio 5:21). "El amor es el cumplimiento de la ley" (Romanos 13:10, NBLA). Quien ama de verdad estará en conformidad con los Diez Mandamientos, y la envidia no tendrá cabida.
En contraste con el amor de Dios, los creyentes de Corinto estaban clasificando ciertos dones espirituales como más importantes que otros y envidiaban a quienes tenían los "mejores" dones. En el capítulo 12, Pablo aclara que los diferentes dones fueron dados para que se sirvan unos a otros y edifiquen la iglesia. Ninguna persona tiene todos los dones, pero cada hijo de Dios tiene al menos uno, y el amor exige que cada don se use para servir a los demás y no a uno mismo.
"La envidia carcome los huesos" (Proverbios 14:30, NVI). Cuando ansiamos lo que otros tienen, en lugar de estar agradecidos por lo que Dios nos ha dado, nos hacemos daño a nosotros mismos. En lugar de envidiar a los demás, estamos llamados a amarlos.
El verdadero amor—el amor de Dios—se regocija cuando otros son bendecidos. No hay lugar para la envidia. El amor no busca su propio beneficio y está contento con lo que tiene, porque su enfoque está en suplir las necesidades de la persona amada.
La palabra griega traducida como "envidia" significa "arder con celo". Literalmente, implica estar "caliente" o "hervir" por envidia, odio o ira. En el contexto de 1 Corintios 13, la idea es que el amor no se enfoca en los deseos personales. No busca aumentar posesiones o prestigio. El amor según Dios es desinteresado, no egoísta.
La envidia es lo opuesto al mandamiento de no codiciar (Éxodo 20:17; Deuteronomio 5:21). "El amor es el cumplimiento de la ley" (Romanos 13:10, NBLA). Quien ama de verdad estará en conformidad con los Diez Mandamientos, y la envidia no tendrá cabida.
En contraste con el amor de Dios, los creyentes de Corinto estaban clasificando ciertos dones espirituales como más importantes que otros y envidiaban a quienes tenían los "mejores" dones. En el capítulo 12, Pablo aclara que los diferentes dones fueron dados para que se sirvan unos a otros y edifiquen la iglesia. Ninguna persona tiene todos los dones, pero cada hijo de Dios tiene al menos uno, y el amor exige que cada don se use para servir a los demás y no a uno mismo.
"La envidia carcome los huesos" (Proverbios 14:30, NVI). Cuando ansiamos lo que otros tienen, en lugar de estar agradecidos por lo que Dios nos ha dado, nos hacemos daño a nosotros mismos. En lugar de envidiar a los demás, estamos llamados a amarlos.
El verdadero amor—el amor de Dios—se regocija cuando otros son bendecidos. No hay lugar para la envidia. El amor no busca su propio beneficio y está contento con lo que tiene, porque su enfoque está en suplir las necesidades de la persona amada.