Pregunta

¿De qué manera es destruido el pueblo por falta de conocimiento (Oseas 4:6)?

Respuesta
Oseas 4:6 dice: "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento" (NBLA). ¿Qué era eso que Israel no conocía, y por qué esa falta de conocimiento era tan peligrosa?

El resto del versículo ayuda a entenderlo: "Por cuanto tú has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no seas Mi sacerdote. Como has olvidado la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos" (NBLA). Es importante notar la estructura del versículo: "has rechazado el conocimiento" es paralelo a "has olvidado la ley". Esto encaja con el contexto del inicio del capítulo, que afirma que Israel no reconocía al SEÑOR como su Dios (Oseas 4:1). El problema no era simplemente ignorancia; el pueblo había rechazado activamente el conocimiento.

Otro paralelo da más claridad al pasaje. Debido a que Israel había "rechazado" el conocimiento (la ley de Dios), Dios los "rechazaría" a ellos. Y porque habían "olvidado" la ley de Dios, Él también "olvidaría" a sus hijos (es decir, retiraría Su bendición futura sobre la nación). Como resultado de que Dios los "rechazara" y "olvidara", serían destruidos. El mensaje de Oseas está en línea con la advertencia que Moisés dio a la nación: que Dios retiraría Su bendición de un pueblo desobediente (Deuteronomio 28).

Oseas 4:1–2 resalta que la falta de conocimiento de Israel no era simple ignorancia, sino pecado deliberado contra Dios: "No hay fidelidad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Solo hay falso juramento, mentira, asesinato, robo y adulterio. Emplean la violencia, y homicidios tras homicidios se suceden" (NBLA). El pueblo era ignorante de la ley solo porque voluntariamente la había ignorado.

Las advertencias de Oseas no fueron escuchadas, e Israel fue conquistado por Asiria durante su ministerio. Sin embargo, incluso en medio del juicio, Dios preservó un remanente y restauró Su relación con ellos. Las profecías de Oseas reflejan ese patrón: Israel fue juzgado, pero el Señor restauraría más adelante a Su pueblo amado.

La venida de Jesucristo muestra el amor de Dios de forma suprema. Jesús murió por los pecados de toda la humanidad, ofreciendo a cada persona la oportunidad de poner su fe en Él (Juan 3:16; Efesios 2:8–9). Para quienes creen, Jesús es "sabiduría de Dios" (1 Corintios 1:30, NBLA). Gracias a Cristo, ya no hay razón para que nadie vuelva a ser "destruido por falta de conocimiento".