Pregunta

¿Qué ocurrió en la dedicación del templo de Salomón?

Respuesta
El padre de Salomón, David, concibió inicialmente la idea de construir un templo en honor de Dios. Aunque Dios reconoció las buenas intenciones de David, asignó la obra al rey Salomón (2 Samuel 7:1-13). El cambio se debió a la historia de David como guerrero y a su participación en derramamientos de sangre (2 Crónicas 22:6-9). El reinado de Salomón fue pacífico, el momento ideal para construir un templo.

Salomón llevó a cabo la tarea. Con la ayuda del rey Hiram de Tiro, construyó un templo y un palacio magníficos (1 Reyes 6-7). Una vez terminada la construcción, guardó en el templo los tesoros dedicados de su padre (1 Reyes 7:51). Luego dedicó el propio templo, y se desarrollaron los siguientes acontecimientos:

Un gran sacrificio

Antes de que los sacerdotes introdujeran el arca en el templo, el rey Salomón y toda la comunidad realizaron un enorme sacrificio, de tal manera que las ovejas y el ganado "no se podían contar ni numerar" (1 Reyes 8:5, NBLA). Todo en este día se hizo a gran escala para celebrar el gozo de que la casa de Dios estuviera terminada y el pueblo de Dios habitara seguro en la tierra de Dios.

Introducción del Arca del Pacto

El arca se guardaba antes en el tabernáculo. Después de que Salomón construyera el templo, los sacerdotes, los ancianos y los jefes de las tribus acompañaron el arca y otros objetos de valor al templo (1 Reyes 8:1).

El arca del pacto simbolizaba la presencia de Dios, por lo que este acontecimiento de la dedicación del templo era de gran importancia. Sin el arca, el templo no habría sido más que un edificio gigantesco. Los sacerdotes colocaron el arca en el Lugar Santísimo (1 Reyes 8:6), donde era probable que el pueblo no volviera a verla jamás.

Una pesada nube

Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, una densa nube llenó todo el templo. Esta nube sirvió como manifestación física de la presencia del Señor y de Su aceptación del templo que Salomón había construido. Era tan densa que impedía el servicio de los sacerdotes (1 Reyes 8:10-11).

Reconociendo que la nube era una manifestación de la presencia del Señor, Salomón proclamó: "El Señor ha dicho que Él moraría en la densa nube. Ciertamente yo te he edificado una casa majestuosa, un lugar para Tu morada para siempre" (1 Reyes 8:12-13).

Bendiciones, oraciones y fuego

La siguiente parte del acto fue la bendición y las oraciones ofrecidas por Salomón. Su oración comenzó con alabanzas, reconociendo que era Dios quien cumplía Su promesa al asegurar la terminación del templo (1 Reyes 8:15-21, 23-24). Salomón también hizo súplicas por el pueblo y lo bendijo (1 Reyes 8:14, 30-53, 55-61).

Al final de la oración del rey Salomón, ocurrió algo maravilloso: "Cuando Salomón terminó de orar, descendió fuego desde el cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria del Señor llenó la casa" (2 Crónicas 7:1, NBLA). Este acontecimiento recordaba la dedicación del tabernáculo bajo Moisés: " Y salió fuego de la presencia del Señor que consumió el holocausto y los pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo aclamó y se postró rostro en tierra" (Levítico 9:24, NBLA). Del mismo modo, en tiempos de Salomón, "todos los israelitas, viendo descender el fuego y la gloria del Señor sobre la casa, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento y adoraron y alabaron al Señor, diciendo: Ciertamente Él es bueno; ciertamente Su misericordia es para siempre" (versículo 3).

La Dedicación propiamente dicha

El rey Salomón, junto con todo el pueblo de Israel, ofreció sacrificios adicionales para dedicar el templo. De acuerdo con su práctica de ofrendas generosas, Salomón presentó "22,000 bueyes y 120,000 ovejas" (1 Reyes 8:63, NBLA). El altar, por grande que fuera, resultaba demasiado pequeño para albergar todos los sacrificios, por lo que aquel " día el rey consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa del Señor, pues allí ofreció el holocausto, la ofrenda de cereal y la grasa de las ofrendas de paz; porque el altar de bronce que estaba delante del Señor era demasiado pequeño para contener el holocausto, la ofrenda de cereal y la grasa de las ofrendas de paz" (versículo 64).

A continuación, los israelitas celebraron la Fiesta de las Cabañas durante siete días, y todo el acontecimiento de la dedicación duró catorce días. Después, Salomón envió a todos a casa, y "bendijeron al rey, y se fueron a sus tiendas gozosos y alegres de corazón por todo el bien que el Señor había mostrado a Su siervo David y a Su pueblo Israel" (1 Reyes 8:66, NBLA).

La respuesta de Dios

Tras la fiesta y la dedicación del templo, Dios respondió a la oración de Salomón con una declaración afirmativa: "He oído tu oración y tu súplica que has hecho delante de Mí; he consagrado esta casa que has edificado, poniendo allí Mi nombre para siempre. En ella estarán Mis ojos y Mi corazón perpetuamente" (1 Reyes 9:3, NBLA).

Sin embargo, Dios presentó entonces una promesa condicional similar a las condiciones señaladas en la ley (ver Deuteronomio 28). Dijo: "Y en cuanto a ti, si andas delante de Mí como anduvo tu padre David, en integridad de corazón y en rectitud...Yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre...Pero si en verdad ustedes o sus hijos se apartan de Mí...entonces cortaré a Israel de sobre la superficie de la tierra que les he dado; y la casa que he consagrado a Mi nombre" (1 Reyes 9:4-7, NBLA). Trágicamente, sucedió esto último.