Pregunta
¿Qué significa que el hombre es corto de días y está lleno de tormentos (Job 14:1)?
Respuesta
Job 14:1 dice: "El hombre, nacido de mujer, corto de días y lleno de tormentos". Eso lo dijo un hombre que sabía de lo que hablaba. Job se encontraba en medio del peor sufrimiento que una persona puede soportar. Dios había permitido que Satanás atormentara a Job durante un breve periodo de tiempo para ponerlo a prueba y demostrarle al diablo que los seres humanos podían amar y elegir al Señor, incluso cuando no obtenían ningún beneficio terrenal a cambio. En el libro de Job, encontramos muchas revelaciones sobre Dios, y también nos identificamos con un hombre justo que estaba pasando por una tormenta sin tener culpa alguna. La vida de Job daba testimonio de sus palabras: sus días eran pocos y, sin duda, estaban llenos de tormentos.
Las palabras de Job de que "el hombre tiene pocos días" nos recuerdan que nuestras vidas son cortas en comparación con la eternidad. Incluso la vida humana más larga no es más que una mota de polvo cuando se coloca en la balanza del infinito. Sin embargo, cuando sufrimos, nuestros días parecen interminables. Por eso, podemos tomar decisiones y decir cosas que de otro modo no diríamos ni haríamos. Satanás quiere engañarnos haciéndonos creer que el día del juicio final está a años luz de distancia (Mateo 12:36; Hebreos 9:27). Pero el juicio está más cerca de lo que pensamos. Santiago escribió: "Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece" (Santiago 4:14). Y Jesús advirtió: "También ustedes estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperan" (Lucas 12:40).
Job dijo que el hombre está "lleno de tormentos", y Jesús lo confirmó: "En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). Convertirse en cristiano no nos protege de los problemas. De hecho, tomar nuestra cruz para seguir a Jesús puede significar que la vida se vuelva más difícil, no más fácil (Lucas 9:23). Durante siglos, los cristianos que vivían en países con gobiernos opresivos han atraído más problemas simplemente por confiar en Cristo para su salvación. Incluso aquellos que viven en partes relativamente libres del mundo se enfrentan a dificultades externas y, a nivel interno, a sus propios deseos pecaminosos mientras se esfuerzan por seguir a Cristo (Juan 15:18; Romanos 7:18-20).
Una de las razones por las que Dios permite las pruebas en nuestra vida es que nos obligan a volver a centrarnos en la eternidad. Este mundo no es todo lo que hay. De hecho, nuestra existencia terrenal es solo una pequeña parte de la vida que Dios ha planeado para Sus hijos. Jesús nos instó a guardar nuestro verdadero tesoro en el cielo, donde nada puede dañarlo ni destruirlo (Mateo 6:19-20). Conocer a Cristo es estar agradecidos de que nuestros días sean pocos, porque "preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor" (2 Corintios 5:8). Ese conocimiento nos fortalece para tener ánimo y no dejar que las dificultades terrenales nos abrumen. Las dificultades que nos afligen no durarán mucho tiempo. Pablo nos da una perspectiva saludable sobre el hecho de que el hombre tiene pocos días y está lleno de tormentos: "Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación" (2 Corintios 4:16-17).
Las palabras de Job de que "el hombre tiene pocos días" nos recuerdan que nuestras vidas son cortas en comparación con la eternidad. Incluso la vida humana más larga no es más que una mota de polvo cuando se coloca en la balanza del infinito. Sin embargo, cuando sufrimos, nuestros días parecen interminables. Por eso, podemos tomar decisiones y decir cosas que de otro modo no diríamos ni haríamos. Satanás quiere engañarnos haciéndonos creer que el día del juicio final está a años luz de distancia (Mateo 12:36; Hebreos 9:27). Pero el juicio está más cerca de lo que pensamos. Santiago escribió: "Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece" (Santiago 4:14). Y Jesús advirtió: "También ustedes estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperan" (Lucas 12:40).
Job dijo que el hombre está "lleno de tormentos", y Jesús lo confirmó: "En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). Convertirse en cristiano no nos protege de los problemas. De hecho, tomar nuestra cruz para seguir a Jesús puede significar que la vida se vuelva más difícil, no más fácil (Lucas 9:23). Durante siglos, los cristianos que vivían en países con gobiernos opresivos han atraído más problemas simplemente por confiar en Cristo para su salvación. Incluso aquellos que viven en partes relativamente libres del mundo se enfrentan a dificultades externas y, a nivel interno, a sus propios deseos pecaminosos mientras se esfuerzan por seguir a Cristo (Juan 15:18; Romanos 7:18-20).
Una de las razones por las que Dios permite las pruebas en nuestra vida es que nos obligan a volver a centrarnos en la eternidad. Este mundo no es todo lo que hay. De hecho, nuestra existencia terrenal es solo una pequeña parte de la vida que Dios ha planeado para Sus hijos. Jesús nos instó a guardar nuestro verdadero tesoro en el cielo, donde nada puede dañarlo ni destruirlo (Mateo 6:19-20). Conocer a Cristo es estar agradecidos de que nuestros días sean pocos, porque "preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor" (2 Corintios 5:8). Ese conocimiento nos fortalece para tener ánimo y no dejar que las dificultades terrenales nos abrumen. Las dificultades que nos afligen no durarán mucho tiempo. Pablo nos da una perspectiva saludable sobre el hecho de que el hombre tiene pocos días y está lleno de tormentos: "Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación" (2 Corintios 4:16-17).