Pregunta
¿Qué ocurrió en el camino a Emaús?
Respuesta
Los eventos en el camino a Emaús se relatan en Lucas 24. En este capítulo final del Evangelio según Lucas, leemos sobre dos discípulos de Jesús (Cleofás y otro no identificado) que iban caminando de Jerusalén a Emaús el mismo día en que Jesús resucitó. Mientras iban conversando, se les unió un hombre: era Jesús resucitado, aunque ellos no lo reconocieron. El hombre les preguntó: "¿Qué discusiones son estas que tienen entre ustedes mientras van andando?" (Lucas 24:17, NBLA).
Los dos discípulos se sorprendieron de que aquel hombre no supiera lo que había ocurrido recientemente y que tenía a Jerusalén alborotada. Entonces le contaron sobre la crucifixión de Jesús y el informe de la tumba vacía. Jesús respondió: "¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (Lucas 24:25-27, NBLA).
Mientras caminaban, Jesús les enseñó lo que el Antiguo Testamento había predicho acerca de Él. Al llegar a Emaús esa tarde, los dos discípulos se detuvieron a comer e invitaron a Jesús a acompañarlos. Él accedió, y al partir el pan y bendecir la comida, "les fueron abiertos los ojos" (versículo 31), y lo reconocieron. Entonces Jesús desapareció.
¿Y cómo reaccionaron? Lucas relata: "Levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado" (versículos 33-34, NBLA).
En el camino a Emaús, Jesús dio una lección sobre las profecías del Antiguo Testamento que se cumplieron en Su muerte y resurrección. ¡Qué lección habrá sido esa! El Autor del Libro explicando Su obra, conectando las Escrituras con los eventos que ellos mismos acababan de vivir.
La reacción de los discípulos ante la enseñanza de Jesús fue de profunda convicción respecto a la verdad de lo que Él decía. "¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?" (versículo 32, NBLA), se preguntaron. Sus ojos físicos estaban velados para no reconocer a Jesús, pero los ojos de la fe se les iban abriendo a medida que Jesús les abría las Escrituras.
Luego de este relato, Jesús se aparece a los demás discípulos, disipando toda duda de que Él estaba vivo. Jesús había prometido que se manifestaría a los que le aman (Juan 14:21), y eso es exactamente lo que hace en el camino a Emaús.
La historia de los discípulos en el camino a Emaús es importante por muchas razones. Enfatiza el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento sobre Jesús, aporta evidencia de otra aparición del Jesús resucitado y refuerza el testimonio de muchos testigos oculares. Lucas 24 suele verse como un modelo del recorrido que Jesús hace con muchos de nosotros hoy: abre nuestros ojos, nos dirige a la Palabra y se revela en nuestro caminar como el Salvador y Señor resucitado.
Los dos discípulos se sorprendieron de que aquel hombre no supiera lo que había ocurrido recientemente y que tenía a Jerusalén alborotada. Entonces le contaron sobre la crucifixión de Jesús y el informe de la tumba vacía. Jesús respondió: "¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (Lucas 24:25-27, NBLA).
Mientras caminaban, Jesús les enseñó lo que el Antiguo Testamento había predicho acerca de Él. Al llegar a Emaús esa tarde, los dos discípulos se detuvieron a comer e invitaron a Jesús a acompañarlos. Él accedió, y al partir el pan y bendecir la comida, "les fueron abiertos los ojos" (versículo 31), y lo reconocieron. Entonces Jesús desapareció.
¿Y cómo reaccionaron? Lucas relata: "Levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado" (versículos 33-34, NBLA).
En el camino a Emaús, Jesús dio una lección sobre las profecías del Antiguo Testamento que se cumplieron en Su muerte y resurrección. ¡Qué lección habrá sido esa! El Autor del Libro explicando Su obra, conectando las Escrituras con los eventos que ellos mismos acababan de vivir.
La reacción de los discípulos ante la enseñanza de Jesús fue de profunda convicción respecto a la verdad de lo que Él decía. "¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?" (versículo 32, NBLA), se preguntaron. Sus ojos físicos estaban velados para no reconocer a Jesús, pero los ojos de la fe se les iban abriendo a medida que Jesús les abría las Escrituras.
Luego de este relato, Jesús se aparece a los demás discípulos, disipando toda duda de que Él estaba vivo. Jesús había prometido que se manifestaría a los que le aman (Juan 14:21), y eso es exactamente lo que hace en el camino a Emaús.
La historia de los discípulos en el camino a Emaús es importante por muchas razones. Enfatiza el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento sobre Jesús, aporta evidencia de otra aparición del Jesús resucitado y refuerza el testimonio de muchos testigos oculares. Lucas 24 suele verse como un modelo del recorrido que Jesús hace con muchos de nosotros hoy: abre nuestros ojos, nos dirige a la Palabra y se revela en nuestro caminar como el Salvador y Señor resucitado.