Pregunta

¿Qué significa anunciar el evangelio a los pobres en Lucas 4:18?

Respuesta
En una visita a una sinagoga, Jesús lee en los Rollos de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres" (Lucas 4:18, NBLA; cf. Isaías 61:1). En ese momento, Jesús anuncia el comienzo de Su ministerio público y revela Su propósito como Mesías. La misión de Jesús es "anunciar el evangelio a los pobres". Sin embargo, el término "pobres" aquí no se refiere simplemente a aquellos que carecen de riquezas materiales. El mensaje de Jesús se dirige principalmente a los que son pobres espiritualmente, los "pobres de espíritu", que reconocen su necesidad de Dios.

La idea de ser pobre de espíritu va más allá de la privación económica para describir un estado de humildad y apertura a la gracia de Dios. En Mateo 5:3 (NBLA), Jesús dice: «Bienaventurados los pobres en espíritu , pues de ellos es el reino de los cielos". Esta bienaventuranza aclara que los "pobres" que son particularmente bendecidos en el reino de Dios son aquellos que reconocen su pobreza espiritual. Entienden que necesitan la gracia de Dios en sus vidas y no son autosuficientes ni orgullosos; al contrario, son humildes, sabiendo que no pueden alcanzar la justicia o la salvación por sí mismos.

La pobreza espiritual se relaciona con la humildad, una actitud del corazón que reconoce la dependencia de Dios. En el Antiguo Testamento hay numerosos ejemplos de personas pobres de espíritu que buscan la misericordia de Dios y confían en su gracia. Por ejemplo, en el Salmo 34:6 (NBLA), el salmista declara: "Este pobre clamó, y el Señor le oyó, y lo salvó de todas sus angustias". El "pobre" aquí se refiere a alguien espiritualmente necesitado. Clama humildemente a Dios, sabiendo que Él es el único que puede salvarlo.

En Isaías 66:2 (NBLA), Dios dice: "Pero a este miraré: Al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante Mi palabra". Una vez más, la bendición se centra en aquellos que reconocen su insuficiencia espiritual y se acercan a Dios con humildad. Son "pobres de espíritu" porque no confían en su propia fortaleza o justicia, sino que se vuelven a Dios para ser liberados.

Cuando Jesús dice que ha venido a predicar el evangelio a los pobres en Lucas 4:18, se dirige a los quebrantados de espíritu. El evangelio, las "buenas nuevas" que Jesús proclamó, era el mensaje de que el reino de Dios estaba cerca. Los pobres de espíritu eran receptivos a su mensaje porque comprendían su necesidad de salvación.

Los fariseos y los líderes religiosos de la época de Jesús no eran pobres de espíritu. Se consideraban espiritualmente ricos. Confiaban en su estricta adhesión a la ley y en su estatus dentro de la comunidad religiosa para confirmar su justicia ante Dios. Para contrarrestar este pensamiento, Jesús cuenta la parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18:9-14). La parábola ilustra la diferencia entre los orgullosos espiritualmente y los pobres espiritualmente. El fariseo de la historia da gracias a Dios por no ser como los demás y se jacta de su justicia propia. Mientras tanto, el publicano se mantiene a distancia, golpeándose el pecho y orando: "Dios, ten piedad de mí, pecador" (Lucas 18:13, NBLA). Jesús concluye que el publicano, que reconoció humildemente su pobreza espiritual, se fue a su casa justificado ante Dios.

Ser pobre en espíritu significa reconocer la necesidad de la misericordia y la salvación de Dios. Los orgullosos, que creen que no necesitan la gracia de Dios, son espiritualmente pobres sin siquiera darse cuenta (ver Apocalipsis 3:17). Los que son pobres en espíritu están abiertos a recibir el evangelio porque saben que no pueden salvarse a sí mismos.

En Lucas 4:18, Jesús comienza a proclamar las buenas nuevas a los pobres. Durante el resto de Su ministerio terrenal, se dirige a aquellos que reconocen su profunda necesidad de la salvación de Dios. El mensaje de Jesús es recibido por aquellos que son humildes, arrepentidos y conscientes de su bancarrota espiritual. Tienen "oídos para oír" (Marcos 4:9). La buena noticia es que el reino de Dios está abierto a todos, ofreciendo el perdón de los pecados y la vida eterna.