Pregunta
¿Qué es el adulterio espiritual?
Respuesta
El adulterio espiritual es la infidelidad a Dios. Es tener un apego indebido a las cosas del mundo. El adulterio espiritual es análogo a la infidelidad de un cónyuge: "Ciertamente, como una mujer se aparta en rebeldía de su amado, así ustedes han obrado en rebeldía conmigo, oh casa de Israel, declara el Señor" (Jeremías 3:20, NBLA; ver también Isaías 1:21; 57:8; Ezequiel 16:30).
La Biblia nos dice que las personas que escogen ser amigas del mundo son un "pueblo adúltero" que tiene "enemistad contra Dios" (Santiago 4:4–5). El "mundo" aquí se refiere al sistema de maldad bajo el control de Satanás (Juan 12:31; Efesios 2:2; 1 Juan 5:19). El sistema mundano, con su tramposo y engañoso esquema de valores falsos, metas vanas y afectos antinaturales, está diseñado para alejarnos de una relación pura con Dios. El adulterio espiritual, entonces, es abandonar el amor de Dios y abrazar los valores y deseos del mundo (Romanos 8:7–8; 2 Timoteo 4:10; 1 Juan 2:15–17).
El adulterio espiritual incluye cualquier forma de idolatría. En el Antiguo Testamento, los hijos de Israel intentaron mezclar la adoración de dioses como Baal con la adoración de Dios (Jueces 3:7; 1 Reyes 16:31–33; Jeremías 19:5). Al hacerlo, Israel se volvió como una esposa adúltera que quería tanto un esposo como otro amante (Jeremías 9:2; Ezequiel 6:9; 16:32). En el Nuevo Testamento, Santiago define el adulterio espiritual como pretender amar a Dios mientras se cultiva la amistad con el mundo (Santiago 4:4–5). La persona que comete adulterio espiritual es aquella que profesa ser cristiana, pero encuentra su verdadero amor y placer en lo que Satanás ofrece. Para los creyentes, el amor al mundo y el amor a Dios son completamente opuestos. Los creyentes que cometen adulterio espiritual pueden decir que aman al Señor, pero en realidad están cautivados por los placeres de este mundo, su influencia, comodidades, seguridad financiera y las llamadas libertades.
El concepto del adulterio espiritual contra Dios es un tema principal en todo el Antiguo Testamento (Isaías 54:5; Jeremías 3:20; Ezequiel 16:15–19). Este tema se ilustra especialmente en el libro de Oseas. La esposa del profeta, Gómer, simboliza la infidelidad de los hijos de Israel (Oseas 2:2–5; 3:1–5; 9:1). El compromiso de Oseas hacia Gómer simboliza el amor fiel y paciente de Dios hacia Su pueblo descarriado.
Jesús dijo: "Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro" (Mateo 6:24, NBLA). La Biblia nos exhorta: "No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Juan 2:15–16, NBLA). Los creyentes deben hacer eco de las palabras de aquel antiguo himno: "La cruz delante y el mundo atrás; no vuelvo atrás, no vuelvo atrás".
"Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: "Sean santos, porque Yo soy santo"" (1 Pedro 1:14–16, NBLA). El adulterio espiritual es como tratar de vivir con un pie en el mundo y el otro en el cielo. No podemos tener ambos. Como Jesús advirtió a la iglesia en Laodicea: "Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca" (Apocalipsis 3:15–16, NBLA).
El amor por el mundo es, principalmente, una actitud del corazón, y podemos despojarnos de la mundanalidad cultivando un nuevo afecto. Para evitar el adulterio espiritual, "Busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Colosenses 3:2, NBLA).
La Biblia nos dice que las personas que escogen ser amigas del mundo son un "pueblo adúltero" que tiene "enemistad contra Dios" (Santiago 4:4–5). El "mundo" aquí se refiere al sistema de maldad bajo el control de Satanás (Juan 12:31; Efesios 2:2; 1 Juan 5:19). El sistema mundano, con su tramposo y engañoso esquema de valores falsos, metas vanas y afectos antinaturales, está diseñado para alejarnos de una relación pura con Dios. El adulterio espiritual, entonces, es abandonar el amor de Dios y abrazar los valores y deseos del mundo (Romanos 8:7–8; 2 Timoteo 4:10; 1 Juan 2:15–17).
El adulterio espiritual incluye cualquier forma de idolatría. En el Antiguo Testamento, los hijos de Israel intentaron mezclar la adoración de dioses como Baal con la adoración de Dios (Jueces 3:7; 1 Reyes 16:31–33; Jeremías 19:5). Al hacerlo, Israel se volvió como una esposa adúltera que quería tanto un esposo como otro amante (Jeremías 9:2; Ezequiel 6:9; 16:32). En el Nuevo Testamento, Santiago define el adulterio espiritual como pretender amar a Dios mientras se cultiva la amistad con el mundo (Santiago 4:4–5). La persona que comete adulterio espiritual es aquella que profesa ser cristiana, pero encuentra su verdadero amor y placer en lo que Satanás ofrece. Para los creyentes, el amor al mundo y el amor a Dios son completamente opuestos. Los creyentes que cometen adulterio espiritual pueden decir que aman al Señor, pero en realidad están cautivados por los placeres de este mundo, su influencia, comodidades, seguridad financiera y las llamadas libertades.
El concepto del adulterio espiritual contra Dios es un tema principal en todo el Antiguo Testamento (Isaías 54:5; Jeremías 3:20; Ezequiel 16:15–19). Este tema se ilustra especialmente en el libro de Oseas. La esposa del profeta, Gómer, simboliza la infidelidad de los hijos de Israel (Oseas 2:2–5; 3:1–5; 9:1). El compromiso de Oseas hacia Gómer simboliza el amor fiel y paciente de Dios hacia Su pueblo descarriado.
Jesús dijo: "Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro" (Mateo 6:24, NBLA). La Biblia nos exhorta: "No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Juan 2:15–16, NBLA). Los creyentes deben hacer eco de las palabras de aquel antiguo himno: "La cruz delante y el mundo atrás; no vuelvo atrás, no vuelvo atrás".
"Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: "Sean santos, porque Yo soy santo"" (1 Pedro 1:14–16, NBLA). El adulterio espiritual es como tratar de vivir con un pie en el mundo y el otro en el cielo. No podemos tener ambos. Como Jesús advirtió a la iglesia en Laodicea: "Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca" (Apocalipsis 3:15–16, NBLA).
El amor por el mundo es, principalmente, una actitud del corazón, y podemos despojarnos de la mundanalidad cultivando un nuevo afecto. Para evitar el adulterio espiritual, "Busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Colosenses 3:2, NBLA).