Pregunta
¿Qué quiso expresar Jesús al afirmar: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30)?
Respuesta
En Juan 10, Jesús se presenta como el Buen Pastor y, en un debate con los líderes judíos, hace la afirmación: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). Fue una declaración audaz—una que Su audiencia consideró sumamente atrevida—y revela mucho sobre quién es Jesús.
Se pueden hacer cinco observaciones clave sobre este pasaje. Primero, Jesús afirmó ser uno con Dios en el sentido de ser igual a Él. Jesús no dijo ser simplemente un mensajero o profeta de Dios, sino tener el mismo poder que Dios.
Segundo, Su audiencia entendió que Jesús estaba reclamando igualdad con Dios el Padre. En el versículo 31, "los judíos volvieron a tomar piedras para tirárselas" (NBLA). ¿Por qué? La blasfemia era un delito castigado con la muerte según la Ley judía. Cuando Jesús les preguntó por qué planeaban matarlo, respondieron: "Por blasfemia; y porque Tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33, NBLA). Si Jesús hubiera estado mintiendo o engañado, Su declaración habría sido blasfema. De hecho, la única forma en que Sus palabras no eran blasfemia es si estaba diciendo la verdad sobre Su igualdad con Dios.
Tercero, Jesús se refirió a sí mismo como el Hijo de Dios y a Dios como Su Padre (Juan 10:36–37). Usó el Salmo 82:6 para mostrar que el Mesías tiene el derecho de usar el título "Hijo de Dios".
Cuarto, Jesús afirmó que el Padre lo envió: "al que el Padre santificó y envió al mundo" (Juan 10:36, NBLA). En esta declaración, Jesús afirmó Su preexistencia en la presencia del Padre. Ningún profeta bíblico había hecho jamás una afirmación así; sin embargo, Jesús afirmó haber existido antes que Abraham (Juan 8:58).
Quinto, Jesús solo dijo que los judíos no le creían; nunca dijo que malinterpretaran Su afirmación de ser Dios. Juan 10:38 dice: "Aunque a Mí no me crean, crean a las obras; para que sepan y entiendan que el Padre está en Mí y Yo en el Padre" (NBLA). Jesús no estaba corrigiendo un malentendido. Ellos entendieron perfectamente lo que dijo. Lo que estaba corrigiendo era su rechazo deliberado de Él.
Colosenses 1:16–17 afirma la misma enseñanza de Jesús: "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen" (NBLA). Juan 1:1 señala explícitamente que Jesús estaba con Dios en el principio y que era Dios.
En resumen, Jesús afirmó ser uno con el Padre como parte de un argumento más amplio para señalar que existía desde la eternidad pasada, vivía en perfecta unidad con el Padre, tenía el mismo poder que Dios, y había sido enviado con la autoridad del Padre. Lamentablemente, fue rechazado como divino por los líderes judíos. La afirmación de Jesús de tener el mismo poder que el Padre no fue blasfemia. Fue la pura verdad.
Se pueden hacer cinco observaciones clave sobre este pasaje. Primero, Jesús afirmó ser uno con Dios en el sentido de ser igual a Él. Jesús no dijo ser simplemente un mensajero o profeta de Dios, sino tener el mismo poder que Dios.
Segundo, Su audiencia entendió que Jesús estaba reclamando igualdad con Dios el Padre. En el versículo 31, "los judíos volvieron a tomar piedras para tirárselas" (NBLA). ¿Por qué? La blasfemia era un delito castigado con la muerte según la Ley judía. Cuando Jesús les preguntó por qué planeaban matarlo, respondieron: "Por blasfemia; y porque Tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33, NBLA). Si Jesús hubiera estado mintiendo o engañado, Su declaración habría sido blasfema. De hecho, la única forma en que Sus palabras no eran blasfemia es si estaba diciendo la verdad sobre Su igualdad con Dios.
Tercero, Jesús se refirió a sí mismo como el Hijo de Dios y a Dios como Su Padre (Juan 10:36–37). Usó el Salmo 82:6 para mostrar que el Mesías tiene el derecho de usar el título "Hijo de Dios".
Cuarto, Jesús afirmó que el Padre lo envió: "al que el Padre santificó y envió al mundo" (Juan 10:36, NBLA). En esta declaración, Jesús afirmó Su preexistencia en la presencia del Padre. Ningún profeta bíblico había hecho jamás una afirmación así; sin embargo, Jesús afirmó haber existido antes que Abraham (Juan 8:58).
Quinto, Jesús solo dijo que los judíos no le creían; nunca dijo que malinterpretaran Su afirmación de ser Dios. Juan 10:38 dice: "Aunque a Mí no me crean, crean a las obras; para que sepan y entiendan que el Padre está en Mí y Yo en el Padre" (NBLA). Jesús no estaba corrigiendo un malentendido. Ellos entendieron perfectamente lo que dijo. Lo que estaba corrigiendo era su rechazo deliberado de Él.
Colosenses 1:16–17 afirma la misma enseñanza de Jesús: "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen" (NBLA). Juan 1:1 señala explícitamente que Jesús estaba con Dios en el principio y que era Dios.
En resumen, Jesús afirmó ser uno con el Padre como parte de un argumento más amplio para señalar que existía desde la eternidad pasada, vivía en perfecta unidad con el Padre, tenía el mismo poder que Dios, y había sido enviado con la autoridad del Padre. Lamentablemente, fue rechazado como divino por los líderes judíos. La afirmación de Jesús de tener el mismo poder que el Padre no fue blasfemia. Fue la pura verdad.