Pregunta

¿Cómo puedo mantener una buena actitud cuando estoy luchando con el síndrome premenstrual?

Respuesta
El síndrome premenstrual (SPM) presenta diferentes síntomas en cada mujer. Estos pueden incluir dolor físico intenso, confusión mental e irritabilidad. La retención de líquidos puede ser molesta o dolorosa, y los antojos de carbohidratos tampoco ayudan. Para empeorar las cosas, el término "síndrome premenstrual" es bastante inapropiado, ya que los síntomas pueden prolongarse durante la menstruación y, a veces, reaparecer durante la ovulación. Muchas piensan que el SPM les da un pase libre para estar irritables. Sin embargo, la Biblia nos llama a amar en todo momento. ¿Cómo? Hay tres cosas principales que debes tener en cuenta para mantener una buena actitud durante el SPM.

El síndrome premenstrual es real

En primer lugar, el síndrome premenstrual es real. Durante décadas, los médicos negaron su existencia, dejando a las mujeres desamparadas. En la actualidad, la mayoría de la comunidad médica reconoce la existencia del síndrome premenstrual, aunque su comprensión real seguirá siendo una tarea constante.

A la hora de controlar tu actitud durante el síndrome premenstrual, es útil saber cuándo va a empezar. Si eres regular, llevar un registro te alertará del momento en que los síntomas van a aparecer. Para aquellas que no son regulares, sigue siendo una buena idea llevar un registro de los síntomas. A menudo siguen una progresión, por lo que si, por ejemplo, descubres que tu primer síntoma es hinchazón o incluso un rápido crecimiento del vello de las piernas, puedes estar alerta de lo que está por venir.

El síndrome premenstrual es un problema físico, y es lógico que muchos de sus síntomas tengan soluciones físicas, o al menos terapias. Si tiendes a retener líquidos, evita el consumo de sal durante la semana anterior. Si tienes problemas para conciliar el sueño, sigue los pasos recomendados para el insomnio, pero también revisa tus analgésicos, ya que algunos, como el ibuprofeno, pueden causar insomnio. Para los calambres, una de las mejores terapias es caminar, aunque tu primer instinto sea quedarte acurrucada en el sofá. Evitar los carbohidratos comunes, por difícil que sea, puede ayudar con los problemas digestivos. Si experimentas dolor en las articulaciones o éstas se debilitan (por la liberación de la hormona relaxina), es posible que debas reducir los entrenamientos extenuantes para evitar lesiones. Y si sabes que vas a estar mareada durante un par de días, encárgate con antelación de las tareas administrativas que requieran mucho detalle.

Otra consideración es que está bien ser comprensiva contigo misma. Hay momentos en la vida en los que necesitamos soportar el dolor para hacer las cosas, pero también hay momentos en los que Dios nos da la oportunidad de reducir el ritmo. Está bien aprovechar esos momentos.

Incluso durante el síndrome premenstrual, sigues siendo responsable de tus actitudes.

Aliviar el dolor y las molestias puede ayudar a mejorar la actitud (las personas que sufren dolor tienden a estar de mal humor), aunque el síndrome premenstrual también provoca problemas mentales y emocionales que no se pueden solucionar con cambios en el estilo de vida. Es importante darse cuenta en ese momento de que seguimos siendo responsables de cómo actuamos. Jesús no nos dijo que amáramos a nuestro prójimo solo cuando nos apeteciera. Nos dio un poderoso ejemplo cuando mostró gracia y misericordia, incluso mientras estaba colgado en la cruz. En ninguna parte de la Biblia se nos dice que podemos ser malos solo porque nuestras hormonas nos llevan en esa dirección. De hecho, las Escrituras prometen que no estamos controlados por nuestra carne si dependemos del Espíritu Santo (Gálatas 5:16).

Actuar de manera contraria a las inclinaciones naturales de tu cuerpo es parte de la madurez espiritual. Ora para que Dios guíe tus pensamientos y acciones, y para que reconozcas cuándo Él te está proporcionando alivio (Santiago 1:5; Salmo 40:1-3). Lee la Biblia para recordarte que Él es más grande que tu condición (Salmo 119:9). Continúa en la comunión entre creyentes, aunque solo sea un amigo o tu cónyuge quien pueda atender algunas de tus necesidades y ayudarte amablemente a reconocer cuándo tu actitud está empeorando (Hebreos 10:24).

Esa parte de la comunión es fundamental. Durante el síndrome premenstrual, nuestras emociones intentan convencernos de que los problemas son mucho más graves de lo que realmente son. Es fácil perder la perspectiva. Sin embargo, alguien en quien confíes puede recordarte la verdad, aunque esa verdad sea simplemente que necesitas dar un paso atrás y considerar las necesidades de los demás (Efesios 4:25). Un amigo es muy importante en este sentido; Tito 2:5 dice a las mujeres mayores que enseñen a las más jóvenes a ser "prudentes". La palabra griega es sophron, que significa "de mente sana, que refrena los deseos y los impulsos, que se controla a sí misma". El síndrome premenstrual puede hacer que sea más difícil ser "prudente", pero con Dios todo es posible (Mateo 19:26; Filipenses 4:13).

Averigua si necesitas ayuda médica para tratar el síndrome premenstrual y cuándo

Hay situaciones que no se pueden controlar con medidas preventivas en casa. Si el dolor físico y los síntomas mentales y emocionales interfieren significativamente en tu vida diaria, es hora de acudir al médico. No se trata solo de una formalidad: los síntomas del síndrome premenstrual pueden ser indicio de afecciones graves, como quistes. El síndrome premenstrual grave también es un síntoma de endometriosis, y esto puede causar infertilidad. Los problemas emocionales pueden ser igualmente perturbadores y provocar una seria depresión. Afortunadamente, existen tratamientos médicos que pueden ayudar.

Uno de los principales tratamientos para el síndrome premenstrual es tomar anticonceptivos hormonales. El uso de anticonceptivos hormonales es controvertido en los círculos cristianos porque puede impedir la implantación de un óvulo fecundado. Por esa razón, es necesario considerarlo seriamente antes de utilizarlo como método principal de anticoncepción. Sin embargo, su uso para el tratamiento del síndrome premenstrual está bien documentado. No es pecado tomar medicamentos para problemas médicos; habla con tu médico y pide a Dios que te guíe.

El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Jesús nos dijo que nos amáramos los unos a los otros (Mateo 22:34-36), y esto no permite ser irritable o grosero (1 Corintios 13:4-6). El amor también todo lo soporta, todo lo aguanta y nunca deja de ser (13:7-8). Estas son palabras convincentes para aquellos cuyos cuerpos traicionan sus emociones de forma habitual. No obstante, la Biblia promete ayuda a quienes buscan la voluntad de Dios (Filipenses 4:13).