Pregunta

¿Qué significa que Fiel es Aquel que los llama (1 Tesalonicenses 5:24)?

Respuesta
En su primera carta a los Tesalonicenses, Pablo se centra en animar a los nuevos cristianos en la fe e inspirarles para que lleven una vida piadosa. Al concluir esta carta personal, instructiva y edificante, Pablo ofrece una seguridad llena de esperanza. Los seguidores de Jesucristo tienen la increíble oportunidad de probar una vida cristiana extraordinaria, porque la fidelidad de Dios sustenta su fe: "Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Aquel que los llama, el cual también lo hará" (1 Tesalonicenses 5:23-24).

El "Fiel" que te llama es el "Dios de paz" (1 Tesalonicenses 5:23). Lo que Él será "fiel" en hacer es "santificarte por completo". Su objetivo es que "todo [vuestro] ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (versículo 23). La seguridad de Pablo se basa en la fidelidad de Dios. En el griego original, el adjetivo "fiel" significa "fiable, digno de confianza, permanente". El término describe a alguien con cuyo afecto y lealtad constantes siempre se puede contar. Pablo quiere que los nuevos creyentes sepan: «¡No están solos!". El Dios que te llama a una vida santa (ver 1 Tesalonicenses 4:7; Romanos 12:1) ha prometido darte la fortaleza y la gracia para caminar en santidad (ver Romanos 4:21). Dios no te ha dejado solo para que lo resuelvas todo. Él está siempre contigo; Él, que te ha llamado, es fiel.

Sí, tenemos la responsabilidad de estar espiritualmente alerta (1 Tesalonicenses 5:6), "retengan lo bueno" y "absténganse de toda forma de mal" (1 Tesalonicenses 5:21-22). Se espera de nosotros que persigamos la santidad personal mediante la obediencia a Dios. Pero los creyentes pueden descansar, sabiendo que el llamado de Dios va acompañado de Su fiel empoderamiento para llevarlo a cabo hasta el final (ver 1 Corintios 1:8-9). El escritor de Hebreos lo confirma: "Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió" (Hebreos 10:23).

Dios ha prometido equiparnos para llevar una vida piadosa y transformarnos a imagen de Cristo (2 Corintios 3:18; ver también Colosenses 3:10). Nos llamó (1 Tesalonicenses 2:12) y nos eligió (1 Tesalonicenses 1:4) "para que llegaran a ser como su Hijo" (Romanos 8:29, NTV). Dios es fiel para terminar lo que empezó. Él nos llamó y cumplirá Su plan para nosotros. "Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva" (Filipenses 1:6, NTV; cf. Salmo 138:8). Él es el Alfarero, nosotros somos el barro, y Él nos moldea para convertirnos en las personas que quiere que seamos. Sus manos son seguras, Sus intenciones son sabias y Su obra es impecable.

Sin la fidelidad de Dios, somos impotentes para vivir la vida cristiana victoriosa. No podemos realizar la obra de la santificación por nosotros mismos ni hacernos santos. La santificación es obra exclusiva del Espíritu Santo (Romanos 15:16; 1 Corintios 6:11; Gálatas 5:5; 2 Tesalonicenses 2:13). El rey David experimentó desgarradores fracasos personales, pero aprendió a confiar en la fidelidad y el amor infalible de Dios. Sabiamente aconsejó: "Entrégale tus cargas al Señor, y él cuidará de ti; no permitirá que los justos tropiecen y caigan" (Salmo 55:22, NTV).

Cada día, los creyentes deben aferrarse al Señor en busca de ayuda, pues Él es nuestra fuente de poder sustentador. Una vez más, el rey David insistió: "Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará" (Salmo 37:5, NTV). Cuando nos sentimos débiles y desanimados, el Señor dice: "Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar" (Mateo 11:28).

El Dios que nos llamó es fiel para ayudarnos en los momentos de tentación: "No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla" (1 Corintios 10:13). Aunque nos quedemos cortos y cedamos a la tentación de pecar, la Palabra de Dios promete: "si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9, NTV).

El Dios que nos llamó es fiel para fortalecernos y protegernos del maligno (2 Tesalonicenses 3:3). Sus promesas fiables son nuestra armadura y protección (Salmo 91:4). Como Josué, podemos saber en lo más profundo de nuestro corazón que toda promesa del Señor, nuestro Dios, se hará realidad. "¡Ni una sola ha fallado!" (Josué 23:14, NTV). Podemos contar siempre con el Señor y extraer una gran esperanza de esta verdad: "Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan Sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es Tu fidelidad!". (Lamentaciones 3:22-23, NBLA).