Pregunta
¿Qué es un coach de vida cristiano y es bíblico el concepto?
Respuesta
El coaching de vida cristiano es un campo relativamente nuevo que todavía está definiendo su identidad profesional. Por lo tanto, no hay una definición formal sobre lo que hace un coach de vida cristiano. Sin embargo, los coaches de vida en general se promocionan de forma parecida a los entrenadores personales. Una persona con un objetivo específico o que atraviesa un cambio importante en su vida puede contratar a un coach de vida para recibir orientación y motivación durante la transición, de la misma manera que un entrenador personal puede ayudar a un cliente con una meta física. Los coaches de vida también pueden ayudar a personas que se sienten estancadas y necesitan una nueva dirección. Algunos se especializan en negocios y ayudan a sus clientes a adoptar nuevas técnicas laborales; otros se enfocan en dificultades relacionales y apoyan a sus clientes para superar hábitos o actitudes problemáticas; otros más trabajan en temas de salud y enseñan nuevos hábitos de vida. En esencia, un coach de vida es alguien que camina junto a una persona durante una etapa de su vida y la entrena en ese proceso. Un "coach de vida cristiano" sería un creyente que ejerce como coach de vida o alguien que integra la espiritualidad cristiana en su coaching.
Algunos conceptos detrás del coaching de vida cristiano sí son bíblicos. Se nos llama a "confortarnos y edificarnos unos a otros" (1 Tesalonicenses 5:11). Vemos a Pablo exhortar a los creyentes a vivir vidas santas. Se nos dice que debemos "[llevar] los unos las cargas de los otros" (Gálatas 6:2, NBLA). La idea de mentoría o discipulado está presente a lo largo de las Escrituras. Claramente, los cristianos debemos vivir en comunidad, y todos necesitamos ayuda en ciertos momentos para alcanzar nuestras metas. En la medida en que un coach de vida contribuya a esto, no hay nada explícitamente antibíblico en el concepto.
Algunas dificultades surgen porque el coaching de vida no es una profesión bien definida. Se presupone que los coaches de vida cristianos tienen una formación que otros miembros del Cuerpo de Cristo no poseen, con habilidades desarrolladas para promover el crecimiento y un entendimiento de los pasos prácticos hacia el cambio personal. Sin embargo, encontrar un creyente maduro que sirva de mentor podría ser igual de útil que contratar a un coach de vida. Otra dificultad potencial es que el coaching se puede enfocar demasiado en la superación personal. Si bien estamos llamados a vivir vidas santas y participar en el proceso de santificación, debemos recordar que el cambio no ocurre, en última instancia, gracias a buenas técnicas de coaching o a la fuerza de voluntad, sino por la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
La decisión de contratar a un coach de vida cristiano depende de las circunstancias, la preferencia personal y la guía de Dios en ese momento. Dios puede elegir impulsar la santificación a través de un coach de vida, o puede preferir motivar a la iglesia para que participe más activamente en ayudar a otros en su camino. Sea cual sea la decisión, es importante recordar que "el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús" (Filipenses 1:6, NBLA).
Algunos conceptos detrás del coaching de vida cristiano sí son bíblicos. Se nos llama a "confortarnos y edificarnos unos a otros" (1 Tesalonicenses 5:11). Vemos a Pablo exhortar a los creyentes a vivir vidas santas. Se nos dice que debemos "[llevar] los unos las cargas de los otros" (Gálatas 6:2, NBLA). La idea de mentoría o discipulado está presente a lo largo de las Escrituras. Claramente, los cristianos debemos vivir en comunidad, y todos necesitamos ayuda en ciertos momentos para alcanzar nuestras metas. En la medida en que un coach de vida contribuya a esto, no hay nada explícitamente antibíblico en el concepto.
Algunas dificultades surgen porque el coaching de vida no es una profesión bien definida. Se presupone que los coaches de vida cristianos tienen una formación que otros miembros del Cuerpo de Cristo no poseen, con habilidades desarrolladas para promover el crecimiento y un entendimiento de los pasos prácticos hacia el cambio personal. Sin embargo, encontrar un creyente maduro que sirva de mentor podría ser igual de útil que contratar a un coach de vida. Otra dificultad potencial es que el coaching se puede enfocar demasiado en la superación personal. Si bien estamos llamados a vivir vidas santas y participar en el proceso de santificación, debemos recordar que el cambio no ocurre, en última instancia, gracias a buenas técnicas de coaching o a la fuerza de voluntad, sino por la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
La decisión de contratar a un coach de vida cristiano depende de las circunstancias, la preferencia personal y la guía de Dios en ese momento. Dios puede elegir impulsar la santificación a través de un coach de vida, o puede preferir motivar a la iglesia para que participe más activamente en ayudar a otros en su camino. Sea cual sea la decisión, es importante recordar que "el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús" (Filipenses 1:6, NBLA).