Pregunta

¿Cuál fue el mensaje de Elifaz el temanita para Job?

Respuesta
Elifaz el temanita aparece por primera vez en Job 2:11. Es uno de los tres amigos de Job que intentaron consolarlo. Sin embargo, tanto Elifaz como Bildad y Zofar fracasaron en su intento de acompañar a su amigo en medio del sufrimiento. La compasión que mostraron al principio (Job 2:12–13) pronto se convirtió en acusaciones, teología confusa y discusiones sobre el carácter de Job.

Luego de los lamentos de Job en el capítulo 3, Elifaz es el primero en hablar. Sus palabras aparecen en los capítulos 4 y 5, y giran en torno a la idea de que los inocentes prosperan. En otras palabras, Elifaz pensaba que, si Job estaba sufriendo de esa manera, debía haber hecho algo malo. Desde su punto de vista, ningún inocente podría pasar por tanto dolor.

Job responde insistiendo en su inocencia. Luego, en Job 15, Elifaz vuelve a hablar y afirma que Job no teme a Dios. Según Elifaz, si Job realmente temiera al Señor, no estaría atravesando semejante sufrimiento. Job le contesta diciendo que sus amigos son "consoladores molestos" (Job 16:2, NBLA).

En su tercer discurso (Job 22), Elifaz ya no se limita a insinuaciones: acusa directamente a Job de haber cometido grandes pecados. Le dice: "¿No es grande tu maldad, y sin fin tus iniquidades?" (v. 5, NBLA), y comienza a enumerar los pecados que, según él, Job había cometido (vv. 6–9). Para Elifaz, Dios solo permite una desgracia tan grande sobre alguien que ha hecho cosas terribles. Job, en respuesta, clama a Dios para que intervenga a su favor (Job 23).

Y Dios interviene. Habla en defensa de Job y reprende a los tres amigos con estas palabras: "Se ha encendido Mi ira contra ti. . . porque no han hablado de Mí lo que es recto, como Mi siervo Job" (Job 42:7, NBLA). Elifaz y sus compañeros deben presentar ofrendas, y Job ora por ellos. Al final, Dios restaura la fortuna de Job y lo bendice con nuevos hijos, el doble de bienes, y una larga vida.

Elifaz representa la manera en que muchas personas tienden a responder ante el sufrimiento, apelando a una sabiduría humana que asocia el dolor con el castigo por el pecado. Para él tenía sentido que Job estuviera recibiendo un castigo divino. Pero se equivocaba. La historia de Job es una clara muestra de que a veces los inocentes también sufren. Dios puede usar el sufrimiento como parte de Su plan para fortalecer la fe de una persona y transformar la vida de muchos para Su gloria.