Pregunta
¿Cuál fue el mensaje de Bildad el suhita para Job?
Respuesta
Bildad el suhita es mencionado por primera vez en Job 2:11 como uno de los tres amigos que vienen a consolar a Job. Bildad, junto con Elifaz y Zofar, visitan a Job después de enterarse de la calamidad que le había sobrevenido. Cuando Bildad llega por primera vez, no puede creer la naturaleza horrenda de la condición de Job. Llora en silencio junto a él durante siete días (Job 2:12–13).
Después de Elifaz, Bildad el suhita es el segundo de los amigos de Job en hablar. En Job 8, la perspectiva de Bildad es que Job debe arrepentirse de su maldad. Según Bildad, si Job se arrepiente, todas las cosas materiales que había perdido le serían restauradas: "Si tú buscaras a Dios / E imploraras la misericordia del Todopoderoso, / Si fueras puro y recto, / Ciertamente Él se despertaría ahora en tu favor / Y restauraría tu justa condición" (Job 8:5–6, NBLA). La implicación del discurso de Bildad es que Job no es limpio ni recto, y que la prosperidad material está directamente ligada al comportamiento justo. Job responde en Job 9 expresando su deseo de poder presentar su caso ante Dios y lamentándose de que no hay quien intervenga en su favor.
El segundo discurso de Bildad, en Job 18, se centra en el tema de que Dios castiga a los malvados. Su lógica es que, dado que Job está siendo castigado, debe haber hecho algo malo. En Job 19, Job responde con una súplica para que lo dejen en paz: "¿Hasta cuándo me angustiarán / Y me aplastarán con palabras?" (versículo 2, NBLA). También pide piedad a sus amigos (versículo 21) y declara que su Redentor vive y lo conoce todo. Dios sería quien lo juzgaría con justicia, y Job pone su confianza en Él (versículos 25–27).
El tercer discurso de Bildad, en Job 25, se enfoca en la idea de que una persona no puede ser justa delante de Dios. El centro de este breve capítulo dice: "¿Cómo puede un hombre, pues, ser justo con Dios? / ¿O cómo puede ser limpio el que nace de mujer?" (Job 25:4, NBLA). Job responde en Job 26 con sarcasmo, argumentando que solo Dios puede conocer todas las cosas y entender plenamente la situación.
En Job 42:7, Bildad y sus dos amigos son reprendidos por el Señor: "Se ha encendido Mi ira contra ti... porque no han hablado de Mí lo que es recto" (NBLA). En Job 42:9, Bildad, junto con sus compañeros, obedece el mandato del Señor de ofrecer holocaustos, y son perdonados por el pecado de haberlo representado mal.
Los discursos de Bildad y sus amigos son un ejemplo de cómo las personas suelen ver el sufrimiento desde una perspectiva humana y asumen que el sufrimiento siempre es el resultado de haber hecho algo malo. Al final, Bildad y compañía descubren que Dios había permitido el sufrimiento de Job como parte de Su plan divino y que Job no era culpable de sus pruebas.
Después de Elifaz, Bildad el suhita es el segundo de los amigos de Job en hablar. En Job 8, la perspectiva de Bildad es que Job debe arrepentirse de su maldad. Según Bildad, si Job se arrepiente, todas las cosas materiales que había perdido le serían restauradas: "Si tú buscaras a Dios / E imploraras la misericordia del Todopoderoso, / Si fueras puro y recto, / Ciertamente Él se despertaría ahora en tu favor / Y restauraría tu justa condición" (Job 8:5–6, NBLA). La implicación del discurso de Bildad es que Job no es limpio ni recto, y que la prosperidad material está directamente ligada al comportamiento justo. Job responde en Job 9 expresando su deseo de poder presentar su caso ante Dios y lamentándose de que no hay quien intervenga en su favor.
El segundo discurso de Bildad, en Job 18, se centra en el tema de que Dios castiga a los malvados. Su lógica es que, dado que Job está siendo castigado, debe haber hecho algo malo. En Job 19, Job responde con una súplica para que lo dejen en paz: "¿Hasta cuándo me angustiarán / Y me aplastarán con palabras?" (versículo 2, NBLA). También pide piedad a sus amigos (versículo 21) y declara que su Redentor vive y lo conoce todo. Dios sería quien lo juzgaría con justicia, y Job pone su confianza en Él (versículos 25–27).
El tercer discurso de Bildad, en Job 25, se enfoca en la idea de que una persona no puede ser justa delante de Dios. El centro de este breve capítulo dice: "¿Cómo puede un hombre, pues, ser justo con Dios? / ¿O cómo puede ser limpio el que nace de mujer?" (Job 25:4, NBLA). Job responde en Job 26 con sarcasmo, argumentando que solo Dios puede conocer todas las cosas y entender plenamente la situación.
En Job 42:7, Bildad y sus dos amigos son reprendidos por el Señor: "Se ha encendido Mi ira contra ti... porque no han hablado de Mí lo que es recto" (NBLA). En Job 42:9, Bildad, junto con sus compañeros, obedece el mandato del Señor de ofrecer holocaustos, y son perdonados por el pecado de haberlo representado mal.
Los discursos de Bildad y sus amigos son un ejemplo de cómo las personas suelen ver el sufrimiento desde una perspectiva humana y asumen que el sufrimiento siempre es el resultado de haber hecho algo malo. Al final, Bildad y compañía descubren que Dios había permitido el sufrimiento de Job como parte de Su plan divino y que Job no era culpable de sus pruebas.