Pregunta

¿Por qué la Biblia habla tan negativamente de los recaudadores de impuestos?

Respuesta
Probablemente en todas las culturas, en todas las épocas de la historia, desde los recaudadores de impuestos del antiguo Israel hasta los agentes del fisco de hoy en día, los recaudadores de impuestos han recibido más desprecio y burlas de lo que les corresponde. El Nuevo Testamento indica que la profesión de "recaudador de impuestos" (o "publicano") era menospreciada por la población en general.

Los fariseos expresaron su desprecio por los recaudadores de impuestos en uno de sus primeros enfrentamientos con Jesús. El Señor estaba comiendo con "muchos recaudadores de impuestos y pecadores...porque había muchos de ellos que lo seguían. Cuando los escribas de los fariseos vieron que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a Sus discípulos: ¿Por qué Él come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?" (Marcos 2:15-16). Para un fariseo, un "pecador" era un judío que no seguía la Ley (además de las propias reglas de los fariseos). Y un "recaudador de impuestos" era, precisamente, un recaudador de impuestos.

Jesús utilizó la opinión común sobre los recaudadores de impuestos como ilustración de la etapa final de la disciplina eclesiástica: cuando se excomulga a una persona, Jesús dice que deberían tratarla "como el gentil y el recaudador de impuestos" (Mateo 18:17). En otras palabras, el excomulgado debe ser considerado un forastero y un candidato para la evangelización.

Hay algunas razones que explican la mala opinión que se tenía de los recaudadores de impuestos en la época del Nuevo Testamento. Primero, a nadie le gusta pagar dinero al gobierno, especialmente cuando el gobierno es un régimen opresivo como el Imperio Romano del primer siglo. Aquellos que recolectaban los impuestos para tal gobierno soportaban el peso de mucho desagrado público.

En segundo lugar, los recaudadores de impuestos de la Biblia eran judíos que trabajaban para los odiados romanos. Estos individuos eran vistos como traidores a sus propios compatriotas. En lugar de luchar contra los opresores romanos, los publicanos los ayudaban y se enriquecían a expensas de sus compatriotas judíos.

En tercer lugar, era de conocimiento público que los recaudadores de impuestos engañaban a las personas a las que cobraban. Por las buenas o por las malas, recaudaban más de lo necesario y se quedaban con el excedente. Todo el mundo entendía que así era como funcionaba. El recaudador de impuestos Zaqueo, en su confesión al Señor, mencionó su deshonestidad pasada (Lucas 19:8).

En cuarto lugar, debido a que se quedaban con una parte de lo recaudado, los recaudadores de impuestos eran personas acomodadas. Esto los separaba aún más de las clases más bajas, que resentían la injusticia de tener que mantener el lujoso estilo de vida de los publicanos. Los recaudadores de impuestos, marginados como estaban de la sociedad, formaron su propio grupo cerrado, separándose aún más del resto de la sociedad.

Jesús enseñó que debemos amar a nuestros enemigos. Para enfatizar este punto, dijo: "Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos?" (Mateo 5:46). La palabra "lo mismo" es significativa. Jesús le estaba diciendo a la multitud que debían elevarse por encima del nivel de comportamiento de los publicanos. Si nuestro amor es solo recíproco, ¡entonces no somos mejores que un recaudador de impuestos! Tal comparación debió de dejar huella en los oyentes de Jesús.

Dada la poca estima que la gente tenía por los recaudadores de impuestos, es de destacar que Jesús pasara tanto tiempo con ellos. La razón por la que estaba comiendo esa comida en Marcos 2 con "muchos recaudadores de impuestos" es que acababa de llamar a Mateo, un recaudador de impuestos, para que fuera uno de sus doce discípulos. Mateo estaba celebrando un banquete porque quería que su círculo de amigos conociera al Señor. Muchos creyeron en Jesús (versículo 15). Jesús respondió a la indignación de los fariseos exponiendo el propósito de su ministerio: "Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Marcos 2:17).

Los fariseos veían a los recaudadores de impuestos como enemigos a los que había que rechazar. Jesús los veía como enfermos espirituales a los que había que sanar. Los fariseos no podían ofrecer nada a los recaudadores de impuestos, salvo una lista de normas. Jesús ofrecía el perdón de los pecados y la esperanza de una nueva vida. No es de extrañar que a los publicanos les gustara pasar tiempo con Jesús (Lucas 15:1). Y recaudadores de impuestos, como Mateo y Zaqueo, fueron transformados por el evangelio y siguieron al Señor.

El mensaje de Juan el Bautista era que todos necesitaban arrepentirse, no solo los recaudadores de impuestos y otros pecadores evidentes. Los fariseos no podían ver su necesidad y se negaban a ser clasificados junto con los publicanos. A los justos, Jesús les dijo: "En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que ustedes. Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y ustedes, viendo esto, ni siquiera se arrepintieron después para creerle" (Mateo 21:31-32).