Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre la libertad?

Respuesta
La libertad es un concepto multifacético en la Biblia. La historia del hombre comienza con una libertad que se ha torcido. En su generosidad, Dios le dice a Adán en el jardín del Edén: "De todo árbol del huerto podrás comer", pero con una restricción: "pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás" (Génesis 2:16-17). Sin embargo, incluso con toda esa libertad y todas esas bendiciones, la humanidad abusó de la libertad, se rebeló contra Dios y trajo la muerte al mundo.

Dios desea que Su pueblo sea libre. Siete veces en el libro del Éxodo, el mensaje directo de Dios al faraón a través de Moisés fue: "Deja ir a mi pueblo" (Éxodo 5:1; 7:16; 8:1, 20; 9:1, 13; 10:3). Dios redimió a Su pueblo de Egipto y de la esclavitud "con mano fuerte y brazo extendido" (Salmo 136:12). La libertad nacional que Dios concedió a Israel se convierte en una acertada imagen de la libertad espiritual que Dios nos concede en Cristo, que es "considerado digno de más gloria que Moisés" (Hebreos 3:3).

Libertad del castigo eterno

El problema fundamental del hombre siempre ha sido el pecado. Dios, en Su benevolencia, nos ofrece el regalo gratuito de la salvación a través de Jesucristo, basado en la muerte expiatoria de Cristo en la cruz (Juan 3:16). Los que están en Cristo han sido liberados del castigo de su pecado (ver 1 Tesalonicenses 5:9 y Apocalipsis 20:6).

Isaías predijo la misión de Cristo y la libertad que Él traería: "El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros" (Isaías 61:1). Aquellos a quienes Jesús libera son verdaderamente libres (Juan 8:36). Nunca serán condenados por Dios (Romanos 8:1).

Esta idea de la libertad del castigo del pecado debió ser música para los oídos de aquellos que intentaban sin éxito cumplir las exigencias de la ley mosaica. Pablo, dirigiéndose a los que estaban reunidos en una sinagoga de Antioquía, dijo acerca de Jesús: "y que de todas las cosas de que no pudieron ser justificados por la ley de Moisés, por medio de Él, todo aquel que cree es justificado" (Hechos 13:39).

Liberación del pecado

El pecador regenerado y perdonado no solo disfruta de la promesa de la vida eterna en Cristo, sino que también tiene el poder de vivir libre del pecado. El dominio del pecado ha sido roto. "Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro" (Romanos 7:25). Pablo utiliza la lucha entre la esclavitud y la libertad para ilustrar la transformación del creyente: "Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado" (Romanos 6:6-7). A Cristo se le imputó nuestro pecado, y a nosotros se nos imputó la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21). De esta manera, somos libres del poder del pecado.

Libertad de la carga de la ley

Una de las condenas de Jesús a los líderes religiosos de Su época fue: "Porque cargan a los hombres con cargas difíciles de llevar" (Lucas 11:46). Por el contrario, Jesús prometió: "hallarán descanso para sus almas" (Mateo 11:29), y dijo: "Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera" (Mateo 11:30). "La ley produce ira" (Romanos 4:15), porque nadie puede cumplir la ley. Antes de la venida de Cristo, "estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada" (Gálatas 3:23). Pablo comparó nuestra responsabilidad bajo la ley con la responsabilidad de los niños hacia su tutor: "De manera que la ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el guía" (Gálatas 3:24-25). Y Pablo nos advierte que no volvamos a esa esclavitud: "Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por tanto, permanezcan firmes, y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud" (Gálatas 5:1).

Una advertencia sobre la libertad

Tenemos una inclinación a caer en extremos, y la Biblia nos advierte sobre nuestra libertad: «Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; solo que no usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros» (Gálatas 5:13). Por lo tanto, nuestra libertad del imperio de la ley queda atenuada por nuestro servicio y amor hacia los demás. También debemos ejercer el dominio propio (1 Corintios 6:12). Y nuestra libertad en Cristo nunca es una excusa para pecar: "Anden como libres, pero no usen la libertad como pretexto para la maldad, sino empléenla como siervos de Dios" (1 Pedro 2:16).

Tenemos la responsabilidad de usar la libertad que Cristo nos da para elegir lo que es correcto. "Antes bien, vístanse del Señor Jesucristo, y no piensen en proveer para las lujurias de la carne" (Romanos 13:14). Cuando Jesús perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, le dijo: "Vete y no peques más" (Juan 8:11, NTV). "Vete" es libertad; "no peques más" es responsabilidad.

Conclusión

Es evidente que Dios quiere que Sus hijos prueben el gozo de la libertad. El creyente es libre del poder y el castigo del pecado, y se le promete la eternidad con Él. Ese hecho debería despertar un gozo inmenso en el corazón del creyente. El mundo natural también compartirá esta libertad de los redimidos en Cristo: "la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios" (Romanos 8:21).