Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre la justicia?
Respuesta
"Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como una corriente inagotable" (Amós 5:24, NBLA).
La justicia es un tema importante en las Escrituras, y esto contiene muchos llamados a la justicia y mandamientos de adorar a Dios por Su justicia. La justicia tiene que ver con la conducta en relación con los demás. El comportamiento justo concuerda con lo que es moralmente correcto y equitativo. La justicia es la cualidad de hacer lo que es correcto.
La justicia de Dios
Dios es justo (Deuteronomio 32:4). La justicia de Dios puede definirse como "ese atributo esencial e infinito que hace que su naturaleza y sus caminos sean la encarnación perfecta de la equidad, y lo constituye modelo y guardián de la equidad en todo el universo" (ATS Bible Dictionary, 1859).
El gobierno de Dios sobre el universo se basa en la justicia y la rectitud (Salmo 89:14). Nunca ha habido un momento en el que Dios haya sido injusto; es contrario a Su naturaleza inmutable ser otra cosa que perfectamente justo. "El poder del Rey ama la justicia; Tú has establecido la equidad; has hecho juicio y justicia en Jacob" (Salmo 99:4, NBLA).
"Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos" (Salmo 19:9, NBLA). Adán y Eva vieron la justicia de Dios cuando fueron castigados por su pecado en el jardín. Sin embargo, incluso en ese juicio, experimentaron misericordia, ya que el "Señor Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió" (Génesis 3:21, NBLA). La justicia de Dios le exige que trate con el pecado. Las Escrituras registran muchos casos en los que Dios impartió justicia por la rebelión de la humanidad: el diluvio en los días de Noé, las plagas en Egipto, la destrucción de la casa de Acab y Jezabel, y el cautiverio en Babilonia, por nombrar solo algunos.
La justicia de Dios también se demuestra en la cruz. Cuando Jesús fue crucificado, los pecados del mundo fueron puestos sobre Él (Isaías 53:4-5), y la muerte de Jesús se convirtió en la propiciación, o la satisfacción, de la justicia de Dios: "a quien Dios exhibió [a Cristo] públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia" (Romanos 3:25, NBLA). Dios no podía simplemente ignorar el pecado; la justicia exige un castigo. Para nuestro beneficio eterno, ese castigo por el pecado recayó sobre Jesucristo: "para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús" (Romanos 3:26, NBLA).
Por supuesto, también fue en la cruz donde se manifestaron plenamente la misericordia y el amor de Dios. "Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores" (Romanos 5:8, NTV). La cruz es la intersección de la justicia y la misericordia de Dios; la justicia de Dios se cumplió plenamente (sobre Cristo), y la misericordia de Dios se extendió plenamente (a todos los que creen). Él es verdaderamente "un Dios justo y Salvador" (Isaías 45:21, NBLA).
El mandato de la justicia debido a que Dios es justo, exige que la humanidad, creada a Su imagen, también muestre justicia (Miqueas 6:8). Antes de que Israel tuviera un rey, Dios se aseguró de que Su pueblo tuviera justicia, como lo atestigua todo el libro de los Jueces. La profetisa Débora estableció un tribunal bajo una palmera (Jueces 4:5), y Samuel presidió un tribunal itinerante, viajando de un lugar a otro para escuchar casos y administrar justicia (1 Samuel 7:16). Más tarde, el rey se convirtió en el presidente del tribunal supremo de la nación.
Las Escrituras están llenas de mandamientos que exigen a los seres humanos que actúen con justicia. Esto incluye actuar en nombre de aquellos cuyos derechos son negados y de aquellos que no tienen poder para defenderse a sí mismos:
• "Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, reprendan al opresor, defiendan al huérfano, aboguen por la viuda" (Isaías 1:17, NBLA).
• "Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia, y liberen al despojado de manos de su opresor. Tampoco maltraten ni hagan violencia al extranjero, al huérfano o a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar" (Jeremías 22:3, NBLA).
• "Defiendan al débil y al huérfano; hagan justicia al afligido y al menesteroso. Rescaten al débil y al necesitado; líbrenlos de la mano de los impíos" (Salmo 82:3-4, NBLA).
El deseo de Dios por la justicia se extiende a la prevención del crimen y al castigo de los malhechores:
• "Porque Yo, el Señor, amo el derecho, odio el robo en el holocausto" (Isaías 61:8, NBLA).
• "El cumplimiento de la justicia es gozo para el justo, pero terror para los que obran iniquidad" (Proverbios 21:15, NBLA).
• "Al que dice al impío: Eres justo, lo maldecirán los pueblos, lo aborrecerán las naciones; pero los que lo reprenden tendrán felicidad, y sobre ellos vendrá abundante bendición" (Proverbios 24:24-25, NBLA).
La Ley Mosaica prohibía específicamente las medidas y pesos injustos (Levítico 19:35-36) y condenaba el soborno (Éxodo 23:8). Dios impone una responsabilidad especial a los jueces y otras autoridades para que impartan justicia, advirtiéndoles en el Salmo 82 que ellos mismos serán juzgados. Todos los tribunales humanos están bajo el mandato de Dios de hacer lo que es justo:
• "No harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complacerás al rico, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo" (Levítico 19:15, NBLA).
• "Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Juicio verdadero juzguen, y misericordia y compasión practiquen cada uno con su hermano" (Zacarías 7:9, NBLA).
• "No mostrarán parcialidad en el juicio; lo mismo oirán al pequeño que al grande. No tendrán temor del hombre, porque el juicio es de Dios" (Deuteronomio 1:17, NBLA).
• "Ante una demanda judicial, no le negarás la justicia al pobre" (Éxodo 23:6, NTV).
• "La justicia, y solo la justicia buscarás" (Deuteronomio 16:20, NBLA).
La justicia está vinculada a una relación correcta con Dios, y quienes conocen a Dios actuarán con justicia:
• "El justo se preocupa por la causa de los pobres, pero el impío no entiende tal preocupación" (Proverbios 29:7, NBLA).
• "Los hombres malvados no entienden de justicia, pero los que buscan al Señor lo entienden todo" (Proverbios 28:5, NBLA).
• "El impío recibe soborno bajo el manto para pervertir las sendas del derecho" (Proverbios 17:23, NBLA).
• "Bienaventurados los que guardan el juicio, los que practican la justicia en todo tiempo" (Salmo 106:3, NBLA).
La injusticia del hombre
Vivimos en un mundo de injusticia. Debido a la caída de la humanidad y a la naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán, todos tendemos hacia lo que es moralmente incorrecto en lugar de hacia lo que es moralmente correcto. El resultado es que vivimos en medio de la parcialidad y la injusticia, e incluso cuando honramos el concepto de justicia, vemos muchos ejemplos de corrupción de la justicia.
El profeta Isaías denunció la situación de Jerusalén en su época, diciendo que la ciudad "estaba llena de justicia!
Moraba en ella la rectitud,
pero ahora, asesinos.
Tu plata se ha vuelto escoria,
tu vino está mezclado con agua.
Tus gobernantes son rebeldes
y compañeros de ladrones;
cada uno ama el soborno
y corre tras las dádivas.
No defienden al huérfano,
ni llega a ellos la causa de la viuda" (Isaías 1:21-23, NBLA).
Isaías continúa: "el derecho está lejos de nosotros... Esperamos la justicia, pero no la hay... Se ha vuelto atrás el derecho, y la justicia permanece lejos... Y lo vio el Señor, y desagradó a Sus ojos que no hubiera derecho" (Isaías 59:9, 11, 14-15, NBLA).
A medida que el mundo se aleja más de Dios, la justicia se vuelve un bien cada vez más escaso. Cuando el pecado se redefine como virtud y la rectitud se vuelve ofensiva, entonces la justicia se tergiversa, los malvados quedan impunes y los inocentes son víctimas.
Dios traerá justicia
Los creyentes esperan con ansias el día en que el Señor regrese y establezca la verdadera justicia en la tierra. Sea cual sea la injusticia en este mundo, Dios ha prometido: "Yo pagaré" (Romanos 12:19). Un mundo que anhela la justicia finalmente la verá administrada cuando venga el Rey de la Justicia:
• "Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de Su Padre con Sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta" (Mateo 16:27, NBLA cf. Salmo 62:12).
• "Sino que juzgará al pobre con justicia, y fallará con equidad por los afligidos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de Su boca, y con el soplo de Sus labios matará al impío" (Isaías 11:4, NBLA).
• "Gócese el campo y todo lo que en él hay. Entonces todos los árboles del bosque cantarán con gozo delante del Señor, porque Él viene; porque Él viene a juzgar la tierra: Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con Su fidelidad" (Salmo 96:12-13, NBLA).
• "Vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. El que lo montaba se llama Fiel y Verdadero. Con justicia juzga y hace la guerra" (Apocalipsis 19:11, NBLA).
• "cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno conforme a sus caminos y conforme al fruto de sus obras" (Jeremías 32:19, NBLA).
El Señor ha prometido volver y poner las cosas en su lugar. La verdad prevalecerá al final. Mientras tanto, esperamos y no perdemos la esperanza: "Porque el Señor es un Dios de justicia; ¡cuán bienaventurados son todos los que en Él esperan!" (Isaías 30:18, NBLA). Y lo alabamos por Su justicia: "Daré gracias al Señor porque él es justo; cantaré alabanzas al nombre del Señor Altísimo" (Salmo 7:17, NTV).
La justicia es un tema importante en las Escrituras, y esto contiene muchos llamados a la justicia y mandamientos de adorar a Dios por Su justicia. La justicia tiene que ver con la conducta en relación con los demás. El comportamiento justo concuerda con lo que es moralmente correcto y equitativo. La justicia es la cualidad de hacer lo que es correcto.
La justicia de Dios
Dios es justo (Deuteronomio 32:4). La justicia de Dios puede definirse como "ese atributo esencial e infinito que hace que su naturaleza y sus caminos sean la encarnación perfecta de la equidad, y lo constituye modelo y guardián de la equidad en todo el universo" (ATS Bible Dictionary, 1859).
El gobierno de Dios sobre el universo se basa en la justicia y la rectitud (Salmo 89:14). Nunca ha habido un momento en el que Dios haya sido injusto; es contrario a Su naturaleza inmutable ser otra cosa que perfectamente justo. "El poder del Rey ama la justicia; Tú has establecido la equidad; has hecho juicio y justicia en Jacob" (Salmo 99:4, NBLA).
"Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos" (Salmo 19:9, NBLA). Adán y Eva vieron la justicia de Dios cuando fueron castigados por su pecado en el jardín. Sin embargo, incluso en ese juicio, experimentaron misericordia, ya que el "Señor Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió" (Génesis 3:21, NBLA). La justicia de Dios le exige que trate con el pecado. Las Escrituras registran muchos casos en los que Dios impartió justicia por la rebelión de la humanidad: el diluvio en los días de Noé, las plagas en Egipto, la destrucción de la casa de Acab y Jezabel, y el cautiverio en Babilonia, por nombrar solo algunos.
La justicia de Dios también se demuestra en la cruz. Cuando Jesús fue crucificado, los pecados del mundo fueron puestos sobre Él (Isaías 53:4-5), y la muerte de Jesús se convirtió en la propiciación, o la satisfacción, de la justicia de Dios: "a quien Dios exhibió [a Cristo] públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia" (Romanos 3:25, NBLA). Dios no podía simplemente ignorar el pecado; la justicia exige un castigo. Para nuestro beneficio eterno, ese castigo por el pecado recayó sobre Jesucristo: "para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús" (Romanos 3:26, NBLA).
Por supuesto, también fue en la cruz donde se manifestaron plenamente la misericordia y el amor de Dios. "Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores" (Romanos 5:8, NTV). La cruz es la intersección de la justicia y la misericordia de Dios; la justicia de Dios se cumplió plenamente (sobre Cristo), y la misericordia de Dios se extendió plenamente (a todos los que creen). Él es verdaderamente "un Dios justo y Salvador" (Isaías 45:21, NBLA).
El mandato de la justicia debido a que Dios es justo, exige que la humanidad, creada a Su imagen, también muestre justicia (Miqueas 6:8). Antes de que Israel tuviera un rey, Dios se aseguró de que Su pueblo tuviera justicia, como lo atestigua todo el libro de los Jueces. La profetisa Débora estableció un tribunal bajo una palmera (Jueces 4:5), y Samuel presidió un tribunal itinerante, viajando de un lugar a otro para escuchar casos y administrar justicia (1 Samuel 7:16). Más tarde, el rey se convirtió en el presidente del tribunal supremo de la nación.
Las Escrituras están llenas de mandamientos que exigen a los seres humanos que actúen con justicia. Esto incluye actuar en nombre de aquellos cuyos derechos son negados y de aquellos que no tienen poder para defenderse a sí mismos:
• "Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, reprendan al opresor, defiendan al huérfano, aboguen por la viuda" (Isaías 1:17, NBLA).
• "Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia, y liberen al despojado de manos de su opresor. Tampoco maltraten ni hagan violencia al extranjero, al huérfano o a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar" (Jeremías 22:3, NBLA).
• "Defiendan al débil y al huérfano; hagan justicia al afligido y al menesteroso. Rescaten al débil y al necesitado; líbrenlos de la mano de los impíos" (Salmo 82:3-4, NBLA).
El deseo de Dios por la justicia se extiende a la prevención del crimen y al castigo de los malhechores:
• "Porque Yo, el Señor, amo el derecho, odio el robo en el holocausto" (Isaías 61:8, NBLA).
• "El cumplimiento de la justicia es gozo para el justo, pero terror para los que obran iniquidad" (Proverbios 21:15, NBLA).
• "Al que dice al impío: Eres justo, lo maldecirán los pueblos, lo aborrecerán las naciones; pero los que lo reprenden tendrán felicidad, y sobre ellos vendrá abundante bendición" (Proverbios 24:24-25, NBLA).
La Ley Mosaica prohibía específicamente las medidas y pesos injustos (Levítico 19:35-36) y condenaba el soborno (Éxodo 23:8). Dios impone una responsabilidad especial a los jueces y otras autoridades para que impartan justicia, advirtiéndoles en el Salmo 82 que ellos mismos serán juzgados. Todos los tribunales humanos están bajo el mandato de Dios de hacer lo que es justo:
• "No harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complacerás al rico, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo" (Levítico 19:15, NBLA).
• "Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Juicio verdadero juzguen, y misericordia y compasión practiquen cada uno con su hermano" (Zacarías 7:9, NBLA).
• "No mostrarán parcialidad en el juicio; lo mismo oirán al pequeño que al grande. No tendrán temor del hombre, porque el juicio es de Dios" (Deuteronomio 1:17, NBLA).
• "Ante una demanda judicial, no le negarás la justicia al pobre" (Éxodo 23:6, NTV).
• "La justicia, y solo la justicia buscarás" (Deuteronomio 16:20, NBLA).
La justicia está vinculada a una relación correcta con Dios, y quienes conocen a Dios actuarán con justicia:
• "El justo se preocupa por la causa de los pobres, pero el impío no entiende tal preocupación" (Proverbios 29:7, NBLA).
• "Los hombres malvados no entienden de justicia, pero los que buscan al Señor lo entienden todo" (Proverbios 28:5, NBLA).
• "El impío recibe soborno bajo el manto para pervertir las sendas del derecho" (Proverbios 17:23, NBLA).
• "Bienaventurados los que guardan el juicio, los que practican la justicia en todo tiempo" (Salmo 106:3, NBLA).
La injusticia del hombre
Vivimos en un mundo de injusticia. Debido a la caída de la humanidad y a la naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán, todos tendemos hacia lo que es moralmente incorrecto en lugar de hacia lo que es moralmente correcto. El resultado es que vivimos en medio de la parcialidad y la injusticia, e incluso cuando honramos el concepto de justicia, vemos muchos ejemplos de corrupción de la justicia.
El profeta Isaías denunció la situación de Jerusalén en su época, diciendo que la ciudad "estaba llena de justicia!
Moraba en ella la rectitud,
pero ahora, asesinos.
Tu plata se ha vuelto escoria,
tu vino está mezclado con agua.
Tus gobernantes son rebeldes
y compañeros de ladrones;
cada uno ama el soborno
y corre tras las dádivas.
No defienden al huérfano,
ni llega a ellos la causa de la viuda" (Isaías 1:21-23, NBLA).
Isaías continúa: "el derecho está lejos de nosotros... Esperamos la justicia, pero no la hay... Se ha vuelto atrás el derecho, y la justicia permanece lejos... Y lo vio el Señor, y desagradó a Sus ojos que no hubiera derecho" (Isaías 59:9, 11, 14-15, NBLA).
A medida que el mundo se aleja más de Dios, la justicia se vuelve un bien cada vez más escaso. Cuando el pecado se redefine como virtud y la rectitud se vuelve ofensiva, entonces la justicia se tergiversa, los malvados quedan impunes y los inocentes son víctimas.
Dios traerá justicia
Los creyentes esperan con ansias el día en que el Señor regrese y establezca la verdadera justicia en la tierra. Sea cual sea la injusticia en este mundo, Dios ha prometido: "Yo pagaré" (Romanos 12:19). Un mundo que anhela la justicia finalmente la verá administrada cuando venga el Rey de la Justicia:
• "Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de Su Padre con Sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta" (Mateo 16:27, NBLA cf. Salmo 62:12).
• "Sino que juzgará al pobre con justicia, y fallará con equidad por los afligidos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de Su boca, y con el soplo de Sus labios matará al impío" (Isaías 11:4, NBLA).
• "Gócese el campo y todo lo que en él hay. Entonces todos los árboles del bosque cantarán con gozo delante del Señor, porque Él viene; porque Él viene a juzgar la tierra: Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con Su fidelidad" (Salmo 96:12-13, NBLA).
• "Vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. El que lo montaba se llama Fiel y Verdadero. Con justicia juzga y hace la guerra" (Apocalipsis 19:11, NBLA).
• "cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno conforme a sus caminos y conforme al fruto de sus obras" (Jeremías 32:19, NBLA).
El Señor ha prometido volver y poner las cosas en su lugar. La verdad prevalecerá al final. Mientras tanto, esperamos y no perdemos la esperanza: "Porque el Señor es un Dios de justicia; ¡cuán bienaventurados son todos los que en Él esperan!" (Isaías 30:18, NBLA). Y lo alabamos por Su justicia: "Daré gracias al Señor porque él es justo; cantaré alabanzas al nombre del Señor Altísimo" (Salmo 7:17, NTV).