Pregunta

¿Dice algo la Biblia sobre el insomnio?

Respuesta
El insomnio es la incapacidad habitual para conciliar el sueño o permanecer dormido. El insomnio afecta a la mayoría de las personas de vez en cuando, pero para otras es una forma de vida. Los factores biológicos, psicológicos y circunstanciales pueden influir en que tengamos o no dificultades para conciliar el sueño. La Biblia con frecuencia equipara el insomnio con la preocupación (Daniel 2:1), la ansiedad o el pecado (Proverbios 4:14-16). El insomnio en sí mismo no es pecado, pero las razones que lo provocan sí que pueden serlo.

La Biblia dice que tener un exceso de cosas puede provocar falta de sueño: "Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco; pero la hartura del rico no le permite dormir" (Eclesiastés 5:12). Cuanto más tenemos, más nos preocupamos por conservarlo. Lo que nos obsesiona durante todo el día tiende a seguirnos hasta la cama. Puede ser difícil dejar de lado las tensiones y las preguntas del día lo suficiente como para conciliar el sueño. Cuando eso se convierte en nuestra rutina normal, decimos que sufrimos de insomnio.

La Biblia no aborda el insomnio directamente, pero da respuestas para algunos de los factores que pueden causarlo. Cuando identificamos lo que está causando el insomnio, podemos aplicar las soluciones de Dios.

1. La preocupación es una de las principales causas del insomnio. ¿Cómo voy a pagar esas facturas? ¿A dónde vamos a ir? ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué pasará...? Nos acostamos en la cama tratando de dormir, pero la preocupación nos bombardea el cerebro y se niega a dejarnos relajarnos. Cuanto más se hace tarde, más pensamos que tenemos que resolver todos los problemas antes de la mañana.

Aplicar las Escrituras a nuestras almas preocupadas puede ayudar a aliviar la preocupación que impide dormir. Mateo 6:25-34 es la instrucción que Jesús nos da sobre la preocupación. Él nos recuerda que nuestro Padre celestial ya sabe lo que necesitamos y nos lo proporcionará (versículo 32). Lucas 12:4-7 pone la preocupación en perspectiva cuando Jesús nos recuerda que no debemos preocuparnos por las cosas temporales de la tierra, sino centrar nuestra atención en la eternidad.

2. La ansiedad es otro factor que causa insomnio. La ansiedad es un sentimiento generalizado de nerviosismo, por lo que pueda deparar el futuro. Suele ir acompañada de una sensación de temor e impotencia, pero se diferencia de la preocupación en que no se centra necesariamente en un tema concreto. La ansiedad es como una niebla inquietante que se posa sobre cualquier cosa que tengamos a mano, mientras que la preocupación es una atención intensa a un problema aparentemente insuperable. Ambas pueden impedir el sueño y crear un estado perpetuo de insomnio.

Filipenses 4:6 es el versículo al que suelen recurrir quienes luchan contra la ansiedad: "Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios". La palabra griega traducida como "afán" en este versículo significa en realidad "estar distraído". El afán es una distracción mental que dificulta concentrarse durante mucho tiempo en cualquier cosa, incluido el sueño. Filipenses 4:7 nos dice entonces el resultado de obedecer el versículo 6: "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús". Cuando ponemos nuestra ansiedad a los pies de Jesús y la soltamos, Él promete una paz más allá de la que podríamos fabricar nosotros mismos.

3. El pecado en sus diversas formas, también puede impedir el sueño. El Salmo 36:4 describe a aquellos que tienen maldad en sus corazones: "Planea la iniquidad en su cama; se obstina en un camino que no es bueno; no aborrece el mal". Los planes maliciosos y su eventual contraparte, la culpa, pueden hacer que el corazón se sienta tan pesado que el sueño se aleje de nosotros. Incluso lo que consideramos "pecados menores" pueden adquirir dimensiones más realistas cuando nuestras mentes están tranquilas y en silencio. Podemos ser más conscientes de cómo Dios ve nuestro pecado cuando no hay estímulos externos que nos distraigan. Cuando tenemos una conciencia culpable, es difícil relajarse lo suficiente como para disfrutar de la sensación de quedarse dormido. El miedo se une a la culpa hasta que la noche se convierte en una terrible tortura.

Proverbios 6:1-5 nos dice qué hacer ante un tipo de decisión incorrecta. Si hemos avalado un préstamo equivocado para alguien o hemos hecho una promesa precipitada, debemos actuar de inmediato para intentar liberarnos. Ni siquiera debemos dormir hasta que hayamos deshecho el contrato insensato que hemos firmado. Corregir los errores que hemos cometido es la mejor manera de curar el insomnio causado por nuestro propio pecado. Dios promete perdonar y limpiar a aquellos que le pertenecen y confiesan sus pecados (1 Juan 1:9). Una conciencia limpia es la mejor fórmula para dormir bien.

El insomnio, como muchas otras alteraciones físicas o mentales, forma parte de vivir en cuerpos imperfectos dentro de un mundo caído. Una forma de redimir las noches de insomnio es seguir el consejo de David en Salmos 119:148: "Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche, para meditar en Tu palabra". Orar, adorar y meditar en las Escrituras son buenas maneras de aprovechar al máximo esas noches en las que no podemos dormir. Si es Satanás quien impide el sueño reparador, no le gustará ese método para manejar el insomnio y puede que retire su ataque. Cuando nuestra conciencia está limpia y hemos encomendado nuestras preocupaciones al Señor, entonces, por fe, podemos confiar en que el sueño que conciliemos será suficiente para el día que nos espera.