Pregunta

¿Qué es la infantilización?

Respuesta
El término "infantilización" no aparece directamente en la Biblia, pero el concepto puede explorarse a la luz de las Escrituras. "Infantilización" es una palabra relativamente moderna. El diccionario Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary data su primer uso conocido en 1943. Infantilizar a una persona es hacerla inmadura o mantenerla en un estado similar al de un bebé.

En su uso moderno, "infantilización" se refiere al acto de tratar a alguien que puede comportarse o comprender de manera más madura como si fuera un niño. Cuando se mima a los adultos, se les trata como a bebés, se les mantiene en un estado de dependencia, se les considera indefensos y no se les asignan responsabilidades que son plenamente capaces de asumir, son víctimas de la infantilización.

La Biblia no apoya la infantilización, sino que fomenta el crecimiento y la madurez. El autor de Hebreos advierte a los creyentes inmaduros y los exhorta a alcanzar la madurez espiritual. En primer lugar, reconoce que los hebreos se comportan como niños: "Nos gustaría decir mucho más sobre este tema, pero es difícil de explicar, sobre todo porque ustedes son torpes espiritualmente y tal parece que no escuchan. Hace tanto que son creyentes que ya deberían estar enseñando a otros. En cambio, necesitan que alguien vuelva a enseñarles las cosas básicas de la palabra de Dios. Son como niños pequeños que necesitan leche y no pueden comer alimento sólido. Pues el que se alimenta de leche sigue siendo bebé y no sabe cómo hacer lo correcto. El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo" (Hebreos 5:11-14, NTV).

Luego, el autor exhorta a los hebreos a crecer en su comprensión espiritual y en la aplicación de la Palabra de Dios: "Así que dejemos de repasar una y otra vez las enseñanzas elementales acerca de Cristo. Por el contrario, sigamos adelante hasta llegar a ser maduros en nuestro entendimiento. No puede ser que tengamos que comenzar de nuevo con los importantes cimientos acerca del arrepentimiento de las malas acciones y de tener fe en Dios. Ustedes tampoco necesitan más enseñanza acerca de los bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Así que, si Dios quiere, avanzaremos hacia un mayor entendimiento" (Hebreos 6:1–3, NTV).

La infantilización espiritual es cuando insistimos en tratar a los cristianos maduros como bebés, dándoles solo enseñanzas básicas. La Biblia compara esto con alimentarlos con leche o comida para bebés cuando deberían estar avanzando hacia instrucciones más sustanciosas y desafiantes (1 Corintios 3:2).

La principal meta del creyente es crecer hasta alcanzar la madurez espiritual (Efesios 4:13-15; Colosenses 1:28; 2:2, 6-7; 4:12; 2 Corintios 7:1; 13:11; Santiago 1:4). El apóstol Pablo se esforzaba continuamente por alcanzar la madurez cristiana, tanto para sí mismo como para los demás (Filipenses 3:12-14; Gálatas 4:19; 2 Corintios 13:11; 1 Timoteo 6:11).

"Hermanos", aconsejaba Pablo, "no sean niños en la manera de pensar. Más bien, sean niños en la malicia, pero en la manera de pensar sean maduros" (1 Corintios 14:20). Nunca vacilaba en reprender a las iglesias cuando actuaban de forma inmadura: "Amados hermanos, cuando estuve con ustedes, no pude hablarles como lo haría con personas espirituales. Tuve que hablarles como si pertenecieran a este mundo o como si fueran niños en Cristo. Tuve que alimentarlos con leche, no con alimento sólido, porque no estaban preparados para algo más sustancioso. Y aún no están preparados, porque todavía están bajo el control de su naturaleza pecaminosa. Tienen celos unos de otros y se pelean entre sí. ¿Acaso eso no demuestra que los controla su naturaleza pecaminosa? ¿No viven como la gente del mundo?" (1 Corintios 3:1-3, NTV).

Uno de los objetivos del ministerio de Pablo era ayudar a sus hijos espirituales a crecer en la fe y no permanecer en la infancia espiritual: "Por lo tanto, hablamos a otros de Cristo, advertimos a todos y enseñamos a todos con toda la sabiduría que Dios nos ha dado. Queremos presentarlos a Dios perfectos en su relación con Cristo. Es por eso que trabajo y lucho con tanto empeño, apoyado en el gran poder de Cristo que actúa dentro de mí" (Colosenses 1:28-29, NTV). Instó a los creyentes: "ya no seremos inmaduros como los niños...arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad. En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia" (Efesios 4:14-15, NTV).

La infantilización —frenar el crecimiento de alguien o tratarlo como si fuera menos capaz de lo que es— es contraria a nuestro llamado en Cristo. Nunca debemos frenar a nadie, sino edificarnos siempre a nosotros mismos (Judas 1:20; Colosenses 2:6-7; 1 Pedro 2:2; 2 Pedro 1:5-8) y a los demás en la fe (Romanos 14:19; 15:2; 1 Corintios 14:1-5; Efesios 4:29; Hebreos 3:13). Debemos nutrir a nuestros hermanos en la fe (1 Corintios 3:2; 1 Pedro 5:1-3) hasta que todos lleguemos "a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13).