Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre el agotamiento?

Respuesta
Cualquiera que haya experimentado el agotamiento sabe que no es algo que quiera volver a experimentar jamás. El agotamiento se describe comúnmente como un estado de cansancio en el que una persona pierde interés en una actividad en particular e incluso en la vida en general. El agotamiento es un estado de cansancio emocional, físico, social y espiritual. Por lo general, puede provocar un deterioro de la salud, aislamiento social, depresión y un malestar espiritual. Muchas veces, el agotamiento es el resultado de un período prolongado de esfuerzo en una tarea en particular (generalmente sin una recompensa obvia o un final a la vista) o de llevar demasiadas cargas (como las que soportan quienes se dedican a profesiones relacionadas con la ayuda a los demás o quienes ocupan puestos de autoridad, entre otros). El agotamiento puede ser común entre quienes tienen trabajos muy estresantes y se sienten obligados a complacer a un jefe terrenal para mantener su empleo y seguir manteniendo a sus familias. El dios del dinero reina en la cultura occidental, y sus exigencias con frecuencia conducen al agotamiento. Los cristianos no son inmunes a las exigencias de la realidad económica ni al miedo a no poder satisfacer esas exigencias. Lamentablemente, el agotamiento también puede ser común entre quienes se dedican al ministerio cristiano vocacional y quienes están muy involucrados en sus iglesias. En estos casos, las personas a veces se sienten obligadas a servir al dios de la productividad y las obras. El agotamiento puede presentarse en cualquier lugar. Es el resultado de exigencias o responsabilidades aplastantes, ya sean impuestas por otros o por nosotros mismos, que simplemente no podemos soportar. Ahora bien, ¿qué dice la Biblia sobre el agotamiento?

Jesús dijo: "Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera" (Mateo 11:28-30). La solución definitiva para quienes actualmente sufren de agotamiento es encontrar el descanso en Cristo. Para aquellos con un nivel particularmente alto de agotamiento, este descanso puede significar buscar ayuda médica y cambiar drásticamente sus actividades cotidianas. Otros pueden encontrar descanso consultando a un consejero. La lectura de pasajes bíblicos que dan ánimo (como Romanos 8, Juan 15 o Salmo 139) puede ser muy vivificante. Incluso actividades sencillas como cocinar, dar un paseo, jugar con los niños o ver un programa divertido pueden ser muy reconfortantes.

El plan de prevención del agotamiento es descansar en Jesús y seguir Su dirección para la vida.

El agotamiento muchas veces es el resultado de la autosuficiencia. Las personas autosuficientes asumen el papel de salvadoras en lugar de confiar en Dios para que cumpla Su voluntad. Empiezan a ver cada necesidad como su llamado, en lugar de pedir la sabiduría y la dirección de Dios. En un entorno ministerial, esto puede manifestarse cuando un pastor intenta hacer el trabajo de todo el Cuerpo de Cristo; en un entorno empresarial, cuando alguien impone un plan o proyecto determinado; en un entorno familiar, cuando un padre o una madre asume la responsabilidad del éxito y la felicidad de los hijos, y en muchos otros entornos.

Otra causa del agotamiento es la falta de cuidado personal. Quienes no se cuidan a sí mismos no comprenden cuánto los valora Dios. No logran aceptar el descanso y el amor que Dios les ofrece, y, en cambio, se martirizan en el altar para complacer a los demás. Pueden sacrificar el sueño, alimentarse mal, sobrecargar sus horarios o descuidar sus necesidades de otras maneras. Ya sea por falta de cuidado personal o por insistir en la autosuficiencia, el agotamiento es el resultado de no comprender el carácter de Dios y lo que Él espera de nuestras vidas.

El trabajo es parte del llamado del ser humano (Génesis 1:28; 2:15; Colosenses 3:23; 2 Tesalonicenses 3:10). La productividad es una parte de lo que le da sentido y propósito a nuestras vidas. También se espera que los cristianos sean abnegados, a veces dando más de lo que tienen. Sin embargo, en ninguna parte de la Biblia Dios equipara nuestra aceptación o nuestra identidad con nuestro trabajo. Y en ninguna parte Dios ordena o aprueba trabajar tan arduamente que lleguemos al agotamiento. Más bien, nuestro trabajo debe ser estimulado por Él. Él demostró la importancia del descanso en el séptimo día de la creación y con el mandamiento del día de reposo (Génesis 2:2-3; Éxodo 20:8-11; Marcos 2:27). Después de un período particularmente ajetreado, Jesús invitó a Sus discípulos a alejarse de las multitudes para descansar un rato (Marcos 6:31). Jesús dijo que vinieran a Él con sus cargas y tomaran Su yugo. También nos dio al Espíritu Santo, que nos da discernimiento para saber a qué tareas decir "sí".

Moisés se habría agotado si no hubiera sido por el sabio consejo de su suegro, Jetro. La historia se encuentra en Éxodo 18:14-23. Moisés pensaba que estaba haciendo la voluntad de Dios al sentarse como juez y escuchar los casos del pueblo. Sin embargo, Jetro reconoció acertadamente que esa no era una tarea que pudiera realizar un solo hombre. Con el tiempo, Moisés se habría agotado y el pueblo habría quedado insatisfecho. Para evitar el agotamiento, Moisés tuvo que aceptar que él no tenía que satisfacer todas las necesidades. Dios le encargó a Moisés el liderazgo, no el cumplimiento de todas las tareas. Jetro aconsejó a Moisés que delegara la tarea de juzgar a la nación a otros hombres dignos de confianza. De esa manera, al pueblo se le impartía justicia, otros tenían la oportunidad de participar en el plan de Dios y se satisfacían las necesidades personales de Moisés.

Los apóstoles de la iglesia primitiva también delegaron sabiamente algunas tareas en Hechos 6:1-6 cuando nombraron diáconos para ayudar a llevar la carga del ministerio a la iglesia. Jesús proporciona descanso para nuestras almas y límites para nuestros horarios. También nos da una comunidad que nos ayuda a llevar a cabo la obra que ha preparado para nosotros. El Cuerpo de Cristo está destinado a funcionar como un todo, cada miembro ayudando a llevar las cargas de los demás y todos descansando en Cristo (Gálatas 6:2; Efesios 4:16; Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:7, 27; Hebreos 4:9-11).

El autor de Hebreos escribió: "corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Consideren, pues, a Aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra Él mismo, para que no se cansen ni se desanimen en su corazón" (Hebreos 12:1b-3). Para perseverar, para continuar en nuestro llamado sin agotarnos, debemos permanecer enfocados en Jesús. O, para usar otra metáfora, debemos permanecer conectados a la vid (Juan 15:1-17). Este es un buen consejo bíblico y psicológico. En algunos estudios, evitar el agotamiento se ha relacionado con el bienestar espiritual. Cuanto mejor nos sentimos espiritualmente, menos probabilidades tenemos de experimentar el agotamiento. Cuando tenemos una relación vibrante con Dios y recibimos de Él todo lo que necesitamos, somos menos propensos a traspasar los límites que Dios nos ha establecido o a trabajar más allá de lo que Él nos pide. Somos más capaces de reconocer lo que Dios nos llama a hacer y lo que no nos llama a hacer. Dios nos equipa para lo que nos llama a hacer (Hebreos 13:20-21; Efesios 2:10). Cuando Dios llena continuamente nuestro espíritu, es imposible secarse y agotarse.

Pero, ¿cómo se ve en la práctica confiar en Jesús? Será diferente para cada persona. Para algunos significará examinar sus propios corazones y eliminar los ídolos de la autosuficiencia. Para otros será un reto desafiar su confianza en Dios aprendiendo a decir "no". Para algunos significará consultar con Dios antes de decir "sí". Para otros, significará ser más intencionales en el cuidado de sí mismos. Cuidarse a uno mismo implica no solo cuidar el cuerpo como templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20) mediante el ejercicio, el sueño y la nutrición adecuados, sino también dedicar tiempo a reír, a aficionarse a algo, a estar con amigos, a estar solo, a dar un paseo, a darse un baño, a leer un libro, a escribir un diario, en esencia, a disfrutar realmente de aquellas cosas que Dios ha creado y que dan vida. Dar pasos para confiar en Jesús puede tener consecuencias muy reales. A menudo, cuando empezamos a establecer límites, como los necesarios para evitar el agotamiento, algunas de las personas que nos rodean no responden bien. Cuando alguien está acostumbrado a tu "sí" continuo, puede que no sepa cómo manejar un "no". Es posible que tus jefes, tu familia y tus compañeros de iglesia no entiendan lo que estás haciendo. Incluso puedes sufrir la pérdida de relaciones, pero también puedes verte involucrado en relaciones aún más enriquecedoras y disfrutar verdaderamente de las actividades de la vida. Cuando seguimos a Dios, podemos confiar en que Él es fiel para satisfacer nuestras necesidades (Mateo 6:33). Dios nos ha diseñado y sabe lo que es mejor para nosotros. Cuando confiamos en Él, podemos confiar en que Él enderezará nuestras sendas (Proverbios 3:5-6). Se necesita sabiduría, discernimiento y fe para vivir dentro de los parámetros de Dios, pero es ahí donde encontramos la verdadera vida.

Nos recuperamos del agotamiento entrando en el descanso de Dios. Evitamos el agotamiento la próxima vez, manteniéndonos en sintonía con la dirección específica de Dios para nuestras vidas. Eso significa que le consultamos sobre nuestros horarios, nos tomamos tiempo para cuidarnos y aprendemos a depender de Su fortaleza para cumplir con nuestros deberes. Nuestra identidad no proviene de las cosas que hacemos, sino de nuestra relación con Jesús. Hacemos el trabajo al que Él nos llama y lo hacemos con todo nuestro corazón, pero no vamos más allá de los límites que Él ha establecido. Aceptamos la ayuda de los demás porque Dios nos ha llamado a formar parte de una comunidad. Aceptamos Su descanso porque es el regalo misericordioso de un Padre amoroso y sabio. Dios está más interesado en nuestra relación con Él que en nuestro trabajo (Oseas 6:6). No hay nada espiritual en el "agotamiento por Jesús".