Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre la aflicción?
Respuesta
La aflicción es aquello que causa dolor y sufrimiento, ya sea por una enfermedad física o por angustia mental. Tanto individuos como naciones pueden ser afligidos, y esa aflicción a menudo se atribuye al Señor y a Su castigo (Isaías 45:7; Amós 3:6). Hay al menos 14 palabras en hebreo y griego que se traducen como "aflicción" en nuestras Biblias en español, porque la aflicción puede tener varias causas y aplicaciones, con diferencias sutiles que nuestro vocabulario en español no siempre refleja.
Los individuos pueden ser afligidos por varias razones:
1. La aflicción puede ser consecuencia directa del pecado (Gálatas 6:8; Proverbios 11:18).
2. La aflicción puede ser un juicio de Dios (Ezequiel 36:18–19; 39:24; Romanos 1:18–32; 2:6; 6:23).
3. La aflicción puede purificarnos y ayudarnos a desarrollar perseverancia (Daniel 12:10; Santiago 1:3; 1 Pedro 4:12–13).
4. La aflicción puede ocurrir por los propósitos divinos de Dios (Job 2:7; Isaías 53:7; Salmo 119:75).
5. La aflicción es parte de vivir en un mundo caído (Salmo 25:16; 1 Pedro 1:6; Juan 16:33).
6. La aflicción puede ser resultado de persecución por causa de Jesús (2 Timoteo 3:11–12; Salmo 69:6–7; 1 Juan 3:13).
7. La aflicción puede ser producto de un ataque directo de Satanás (Lucas 22:31; Efesios 6:12; 1 Pedro 5:8).
Las naciones también pueden experimentar aflicción por muchas de las mismas razones. En el Antiguo Testamento, Dios afligió a naciones enteras por su desobediencia y maldad. Las plagas en Egipto durante el éxodo causaron gran aflicción (por ejemplo, Éxodo 8:24; 9:10–11). Una de las razones por las que Dios trajo aflicción a las naciones fue para purgar la tierra de la contaminación de su maldad. Otra razón fue para enseñar a Israel la grave necesidad de seguir al Señor (Deuteronomio 28:58–60). Dios también juzgó rápidamente a los israelitas que le desobedecían a Él o a Sus líderes designados (Números 12:1–4, 10; 16:28–33). Era fundamental que Israel aprendiera a prosperar como comunidad apartada del mundo, y la rebelión podía destruir esa unidad rápidamente.
La aflicción es parte de vivir en este mundo. Todos sufriremos desilusiones, heridas, frustraciones, carencias, rechazo y enfermedades. Debemos recordar la exhortación de Pablo en 2 Corintios 4:16–17: "Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación" (NBLA). Las aflicciones nos recuerdan que este mundo no es nuestro hogar. 1 Corintios 2:9 nos dice: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman" (NBLA). Cuando mantenemos el enfoque en esa verdad, podemos soportar cualquier aflicción.
Los individuos pueden ser afligidos por varias razones:
1. La aflicción puede ser consecuencia directa del pecado (Gálatas 6:8; Proverbios 11:18).
2. La aflicción puede ser un juicio de Dios (Ezequiel 36:18–19; 39:24; Romanos 1:18–32; 2:6; 6:23).
3. La aflicción puede purificarnos y ayudarnos a desarrollar perseverancia (Daniel 12:10; Santiago 1:3; 1 Pedro 4:12–13).
4. La aflicción puede ocurrir por los propósitos divinos de Dios (Job 2:7; Isaías 53:7; Salmo 119:75).
5. La aflicción es parte de vivir en un mundo caído (Salmo 25:16; 1 Pedro 1:6; Juan 16:33).
6. La aflicción puede ser resultado de persecución por causa de Jesús (2 Timoteo 3:11–12; Salmo 69:6–7; 1 Juan 3:13).
7. La aflicción puede ser producto de un ataque directo de Satanás (Lucas 22:31; Efesios 6:12; 1 Pedro 5:8).
Las naciones también pueden experimentar aflicción por muchas de las mismas razones. En el Antiguo Testamento, Dios afligió a naciones enteras por su desobediencia y maldad. Las plagas en Egipto durante el éxodo causaron gran aflicción (por ejemplo, Éxodo 8:24; 9:10–11). Una de las razones por las que Dios trajo aflicción a las naciones fue para purgar la tierra de la contaminación de su maldad. Otra razón fue para enseñar a Israel la grave necesidad de seguir al Señor (Deuteronomio 28:58–60). Dios también juzgó rápidamente a los israelitas que le desobedecían a Él o a Sus líderes designados (Números 12:1–4, 10; 16:28–33). Era fundamental que Israel aprendiera a prosperar como comunidad apartada del mundo, y la rebelión podía destruir esa unidad rápidamente.
La aflicción es parte de vivir en este mundo. Todos sufriremos desilusiones, heridas, frustraciones, carencias, rechazo y enfermedades. Debemos recordar la exhortación de Pablo en 2 Corintios 4:16–17: "Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación" (NBLA). Las aflicciones nos recuerdan que este mundo no es nuestro hogar. 1 Corintios 2:9 nos dice: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman" (NBLA). Cuando mantenemos el enfoque en esa verdad, podemos soportar cualquier aflicción.