Pregunta

¿Cuál debería ser la postura cristiana respecto al anime?

Respuesta
El término anime—la palabra japonesa para "animación"—generalmente se refiere a la animación que proviene de Japón. En sentido estricto, el anime es simplemente otro medio utilizado para transmitir una historia o una idea artística. Aunque el estilo artístico en sí—formas, ángulos, sombreado, etc.—es moralmente neutral, hay algunos puntos más ambiguos que deben ser considerados respecto al anime. Lo mismo ocurre con su contraparte impresa, el manga.

Para comenzar, la cultura japonesa es muy diferente de la occidental. Mientras que la cultura occidental históricamente brotó de raíces monoteístas y adoptó un código moral cristiano, las culturas del Lejano Oriente, como la de Japón, se inclinan hacia la superstición mística y el politeísmo. Particularmente en Japón, el sintoísmo es una religión que considera divinas a las islas y al pueblo japonés. Según el sintoísmo, los japoneses son descendientes directos de los muchos dioses y espíritus (kami) que habitan en las islas.

Los santuarios dedicados a diferentes dioses o espíritus son comunes en Japón, y los temas del sintoísmo también son frecuentes en el anime y el manga. Ciertos animes giran en torno a la religión, usando la cultura japonesa como escenario para aventuras fantásticas donde el mundo espiritual y la humanidad se entremezclan, a veces de manera agradable y otras veces conflictiva. Dada la base mística de la cultura oriental, el anime también suele incluir elementos del ocultismo, como cartas del tarot, conjuros y prácticas similares. El honor personal y el éxito son también temas comunes en el anime. Sin embargo, un enfoque excesivo en el honor y en el éxito personal puede llevar al orgullo, que oscurece nuestra necesidad de Dios (Salmo 10:4).

Otro aspecto a considerar es la reputación del anime por contener violencia y contenido sexual. Aunque no todas las producciones de anime son extremadamente sexuales o extremadamente violentas, la mayoría incluye algún nivel de insinuación y/o violencia, que puede ir desde un humor ligero con doble sentido y violencia cómica hasta pornografía abierta (una subcategoría llamada hentai) y escenas extremadamente sangrientas.

Como cristianos, se nos instruye a pensar en "todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable" (Filipenses 4:8, NBLA). Además, Colosenses 3:2 nos exhorta: "Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (NBLA). Para el creyente, guardar lo que entra y permanece en nuestra mente es muy importante. Debemos "[poner] todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo" (2 Corintios 10:5, NBLA).

Si bien el anime puede tener muchos elementos cuestionables, hay cristianos maduros que disfrutan de este medio. Ellos aprecian su estilo artístico, los escenarios futuristas y la creatividad en la narración. Incluso, pueden encontrar y ser animados por temas que concuerdan con principios bíblicos, como el autosacrificio, la bondad, la lealtad, la perseverancia y el valor.

Sin embargo, otros creyentes podrían pensar que, con tantos riesgos, no compensa el esfuerzo de manejarlo con cuidado. O quizás han sentido convicción de no exponerse a contenidos que podrían afectar su caminar espiritual.

¿Cuál debería ser la postura cristiana respecto al anime? Con cautela. Lo que puede ser beneficioso para una persona puede ser devastador para otra (Romanos 14; 1 Corintios 10:24–29). Hay que estar atentos a lo que el Espíritu Santo pueda estar diciendo. Si Él indica que debemos apartarnos, entonces debemos obedecer (1 Tesalonicenses 5:19; Efesios 4:30). Pero si no existe una convicción en contra del anime, y uno ha examinado a fondo su corazón y sus motivos, entonces se puede acercar con precaución, recordando siempre que hemos sido llamados a que, "ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31, NBLA).