Pregunta

¿Cuánto tiempo tuvieron que esperar Abraham y Sara por Isaac?

Respuesta
Génesis 12 da inicio a la historia de Abraham (entonces llamado Abram) y su esposa estéril, Sara. Los versículos 1 al 4 registran las primeras palabras de Dios a Abraham sobre una tierra para su descendencia. Aunque en esa primera comunicación no se menciona directamente el regalo de un hijo, Dios insinúa Su plan para Abram. Abraham tenía 75 años cuando recibió por primera vez la promesa, y Génesis 21:5 nos dice que tenía 100 años cuando nació Isaac. Sara tenía 90. Así que Abraham y Sara esperaron 25 años para que se cumpliera la promesa de Dios.

Durante los 25 años que transcurrieron entre la promesa de un hijo y el nacimiento de Isaac, Abram y Sara tuvieron sus propias ideas sobre cómo facilitar el cumplimiento de la promesa. Una fue que el mayordomo de Abraham, Eliezer, se convirtiera en el heredero de su casa (Génesis 15:2–3). Otra idea fue que Abraham tuviera un heredero a través de un hijo concebido con la esclava de Sara, Agar (Génesis 16:1–2). En ambos casos, Dios rechazó a esos hombres como herederos de Abraham, señalando a Abraham y Sara hacia un cumplimiento literal y milagroso de Su promesa.

A Abraham se le llama el padre de la fe (Romanos 4:11–12) debido a su respuesta a Dios, tanto al dejar su tierra natal como al recibir un hijo en su vejez. Génesis 15:4–5 vuelve a describir la promesa de Dios a Abraham, de que su descendencia sería como "las estrellas del cielo". Aunque Abraham ya era anciano y no tenía hijos, nunca dudó de la bondad de Dios ni de Su palabra. No entendía cómo podría ser posible, pero aceptó con humildad la palabra de Dios como verdad. María tuvo la misma respuesta cuando el ángel Gabriel le anunció que sería la madre del Mesías (Lucas 1:26–38). Ella no comprendía cómo eso podía suceder, siendo virgen. Pero tampoco dudó de que Dios haría lo que había dicho. Esa es la clase de fe que agrada a Dios (Hebreos 11:6).

Génesis 15:6 establece la verdad de que la salvación es por fe, aparte de las obras: "Y Abram creyó en el Señor, y Él se lo reconoció por justicia" (NBLA). Romanos 4:3–5 y Gálatas 3:5–7 amplían esta verdad. Así como Abraham fue considerado justo antes de hacer algo digno de alabanza, también nosotros somos considerados justos simplemente por creer que el sacrificio de Jesucristo es el pago suficiente por nuestro pecado (2 Corintios 5:21).

Sin embargo, esa fe produce acciones que la confirman. Santiago 2:14–18 nos ayuda a entender el tipo de fe que tenía Abraham: una fe activa. Se movió porque Dios le dijo que se moviera. Confió porque Dios le dijo que confiara. Se preparó para recibir un hijo porque Dios le prometió un hijo. Al actuar conforme a su fe, Abraham demostró que confiaba en Dios, y esa confianza le fue contada como justicia. Su fe en las promesas de Dios lo sostuvo durante años de espera. Nunca dudó de la bondad ni de la palabra de Dios, y por eso, Dios lo consideró justo.