Pregunta
¿Cuál es la importancia de Patmos en la Biblia?
Respuesta
Patmos es una pequeña isla griega en el mar Egeo que aparece mencionada solo una vez en la Biblia. El apóstol Juan relata que estaba en Patmos cuando escribió el libro de Apocalipsis "a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús" (Apocalipsis 1:9). Es decir, fue desterrado allí por el gobierno romano debido a su proclamación del evangelio. Fue en esta isla donde recibió de Jesús mensajes para las iglesias y visiones sobre el fin de los tiempos.
En la época del Nuevo Testamento, Patmos era un lugar de exilio para criminales y prisioneros políticos. A los convictos se les permitía cierta libertad para desplazarse por la isla, pero debían conseguir su propia comida y refugio, mientras los soldados romanos los vigilaban para impedir que escaparan. Muchos morían por exposición, ataques de otros prisioneros o hambre. Según la tradición, los amigos y discípulos de Juan en Éfeso le enviaban alimentos y suministros, lo que le permitió sobrevivir.
La importancia de Patmos radica precisamente en su aparente insignificancia. Es un ejemplo de cómo Dios "ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios" (1 Corintios 1:27–29). La isla no tenía nada que la hiciera especial, salvo que el siervo de Dios estaba allí (Apocalipsis 1:10). Aunque no era más que un pequeño punto en el mar, Dios vio a Juan en ese lugar y le confió revelaciones proféticas trascendentales. El mundo lo había desterrado, pero Dios no lo había abandonado.
El salmista se pregunta: "¿A dónde me iré de tu Espíritu o adónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, allí estás tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí tú estás. Si tomo las alas del alba, y si habito en lo más remoto del mar, aun allí me guiará tu mano, y me tomará tu diestra" (Salmo 139:7–10). Nada ni nadie es demasiado pequeño o insignificante para que Dios lo use. Así como Jesús estuvo con Juan en su exilio en Patmos, Él también está con nosotros en cualquier lugar o circunstancia. Incluso en medio de nuestros "Patmos" personales, hay esperanza. Podemos adorar y servir a Dios sin importar nuestras condiciones (Salmo 54:6; 50:23; 1 Tesalonicenses 5:18).
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