Pregunta
¿De qué manera un cristiano debe considerar la moda?
Respuesta
La Biblia no utiliza específicamente la palabra "moda" en el texto. Pero sí habla de cómo debemos vestirnos y de cómo debemos considerar los adornos en nuestras vidas. Aquí hay algunas ideas que pueden servirnos de guía:
El papel de la vestimenta
La ropa fue creada inicialmente para cubrir nuestra desnudez, lo cual se convirtió en un problema en Génesis 3. También protege del clima y los elementos. Con el tiempo, aparecieron diferentes estilos, colores y texturas, lo que dio lugar al surgimiento de distintas modas. Asimismo, cada cultura desarrolló sus propios estilos característicos: los lederhosen y dirndls en el sur de Alemania y Austria; los kilts en Escocia; los saris en India; los kolts en Escandinavia; o los ghos y kiras en Bután.
Otro tipo de moda tiene como fin identificar al portador con un grupo. Los oficiales de policía usan uniformes para señalar su rol. Muchas denominaciones cristianas requieren vestiduras específicas para sus clérigos. En los días de Jesús, los fariseos vestían largas túnicas con flecos y filacterias (Mateo 23:5).
También está la moda por la moda. Los diseñadores y los usuarios de los diseños pueden utilizar la ropa como obra de arte, para hacer declaraciones o simplemente para llamar la atención. Estas modas son a menudo caprichosas y van y vienen rápidamente. La mayoría de la gente no puede permitirse el lujo de disfrutar de la alta costura. Su principal preocupación es cubrirse. La ropa es una necesidad básica, proporcionada primero por Dios a Adán y Eva y ahora por Dios (a través de medios más comunes) a las personas de todo el mundo. La función principal de la ropa no es la moda, sino la cobertura y la protección.
Cómo debemos vestirnos:
Se nos instruye a vestir modestamente. Primera de Timoteo 2:9-10 dice: "Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad".
Debemos vestirnos de manera que nos cubramos adecuadamente y no nos anunciemos como objetos sexuales, como podría vestirse una prostituta. Ciertas modas y estilos de vestir están destinados a encender la lujuria y comunicar una disposición a participar en la inmoralidad (ver Proverbios 7:10).
También debemos vestirnos de forma adecuada a nuestro sexo biológico. El travestismo y la androginia son incorrectos. En otras palabras, si eres una chica, debes vestirte de manera que la gente sepa que eres una chica. Y, si eres un chico, debes vestirte de manera que la gente sepa que eres un chico. No debe haber confusión ni ambigüedad sobre cuál es tu sexo.
Cómo debemos ver la industria de la moda:
La industria de la moda no establece el estándar de belleza. Esa norma la establece Dios y es inmutable. De hecho, la belleza no tiene nada que ver con la ropa o la moda, per se. Primera de Pedro 3:3-4 dice: "Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios".
La moda nunca debe convertirse en un ídolo en nuestras vidas. La industria de la moda y sus productos no deben ser algo que adoremos. Las vicisitudes del mundo de la moda reflejan la fugacidad del mundo en general: "El mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:17).
No está mal llevar cosas bonitas. No está mal que un cristiano esté a la moda u opere en el mundo de la moda. Pero hay más en la vida que la moda. Jesús dijo: "Por eso les digo que no se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, qué vestirán. Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que la ropa" (Lucas 12:22-23). No está mal estar a la moda, siempre y cuando mantengamos las cosas en perspectiva y la moda que elijamos no contradiga las normas bíblicas. Las modas que son inmodestas, que atraen egoístamente la atención hacia uno mismo o que desdibujan las líneas de género, están fuera de los límites.
Los creyentes vivimos en el mundo, pero no somos del mundo. Debemos reflejar a Cristo en todo, incluso en cómo vestimos. No necesitamos desechar todas las tendencias, pero sí escoger con sabiduría. Las modas que son indecentes, que buscan atención egoísta o que confunden el diseño de Dios en cuanto a la identidad de género, deben evitarse. Por encima de todo, Cristo es lo primero.
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