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Pregunta

¿Si la homosexualidad es un pecado, ¿por qué Jesús nunca la mencionó?

Respuesta


Muchos de los que apoyan el matrimonio entre personas del mismo sexo y los derechos de los homosexuales argumentan que, ya que Jesús nunca mencionó la homosexualidad, no la consideraba pecaminosa. Después de todo, dice el argumento, si la homosexualidad es mala, ¿por qué Jesús la trató como un asunto sin importancia?

Técnicamente es cierto que Jesús no abordó específicamente la homosexualidad en los relatos de los Evangelios; sin embargo, sí habló claramente sobre la sexualidad en general. Con respecto al matrimonio, Jesús afirmó: "¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mateo 19:4-6). Aquí Jesús se refirió claramente a Adán y Eva y afirmó el diseño previsto por Dios para el matrimonio y la sexualidad.

Para los que siguen a Jesús, las prácticas sexuales son limitadas. En lugar de adoptar una visión permisiva de la inmoralidad sexual y el divorcio, Jesús afirmó que las personas deben ser solteras y célibes o casadas y fieles a un cónyuge del sexo opuesto. Jesús consideraba pecaminosa cualquier otra expresión de la sexualidad. Esto incluiría la actividad entre personas del mismo sexo.

Además, ¿hay que considerar que cualquier acción es buena a menos que Jesús la prohíba específicamente? El objetivo de los Evangelios no era darnos una lista exhaustiva de actividades pecaminosas, y hay muchos pecados obvios que Jesús no abordó específicamente. El secuestro, por ejemplo. Jesús nunca dijo específicamente que el secuestro fuera un pecado, aunque sabemos que robar niños está mal. El tema es que Jesús no necesitaba detallar el pecado, especialmente cuando la revelación posterior incluida en las Epístolas elimina toda duda en cuanto al pecado de la homosexualidad.

Las Escrituras son claras en cuanto a que los creyentes no deben tener nada que ver con la inmoralidad sexual: "Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca" (1 Corintios 6:18). La inmoralidad sexual, ya sea con personas del mismo sexo o de otro tipo, es un pecado contra el propio cuerpo de la persona.

Es importante señalar que la inmoralidad sexual, incluida la actividad entre personas del mismo sexo, aparece junto a otros pecados en las Escrituras, indicando que Dios no clasifica un pecado como peor que otro. Aunque las consecuencias de algunos pecados son mayores que las de otros, la Escritura frecuentemente enumera los pecados uno al lado del otro. Por ejemplo, Jesús dijo: "Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias" (Mateo 15:19-20; ver también Romanos 1:24-31).

La Biblia enseña que los seguidores de Jesús deben practicar la pureza sexual, y eso incluye abstenerse de la actividad con personas del mismo sexo. Además, los incrédulos que practican la homosexualidad necesitan la salvación como cualquier otro incrédulo. Los cristianos están llamados a orar por los que no conocen a Cristo, a servir a los demás con amor y a compartir el mensaje de Jesús con todas las personas, incluyendo a los que practican la homosexualidad.

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