Pregunta
¿Quiénes son Evodia y Síntique en la Biblia?
Respuesta
Evodia y Síntique son dos mujeres mencionadas en un solo pasaje breve de la Biblia: "Ruego a Evodia y a Síntique, que vivan en armonía en el Señor. En verdad, fiel compañero, también te ruego que ayudes a estas mujeres que han compartido mis luchas en la causa del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida" (Filipenses 4:2–3, NBLA).
Parece que Evodia y Síntique habían trabajado directamente con Pablo para difundir el evangelio en la ciudad de Filipos, aunque no se especifica de qué manera. La iglesia comenzó en una reunión de oración de mujeres (Hechos 16:11–15), y es muy posible que Evodia y Síntique formaran parte de ese grupo inicial. Lo único que sabemos con certeza es que estas dos mujeres estaban en desacuerdo. Probablemente el conflicto se había vuelto público, ya que Pablo se había enterado aun estando en una prisión romana, "encadenado" (Filipenses 1:13). Dos mujeres peleando de esta forma podría haber puesto en peligro la unidad de los creyentes en Filipos, por lo que era importante que Pablo abordara el problema en su carta a la iglesia.
La unidad entre los creyentes es un tema frecuente en la Biblia (ver Salmo 133:1; Juan 17:23; 1 Pedro 3:8). El mismo Pablo habló sobre la unidad en varias de sus cartas (1 Corintios 1:10; Efesios 4:11–13; Colosenses 3:13–14). De hecho, la petición de Pablo para resolver el conflicto fue que cada miembro de la iglesia en Filipos participara en ayudar a Evodia y a Síntique a vivir en paz (Filipenses 2:3).
¿Qué podemos aprender de Evodia y Síntique? Su ejemplo muestra que incluso aquellos que han trabajado juntos por la causa de Cristo pueden tener desacuerdos. También nos enseña la importancia de tratarnos unos a otros con amor, compasión y paciencia (Efesios 4:31; Juan 13:34–35). Una iglesia que está en guerra consigo misma corre el riesgo de perder su testimonio ante los de afuera. Evodia y Síntique necesitaban vivir "en armonía en el Señor", y los demás miembros de la iglesia debían hacer todo lo posible para sanar la ruptura. Todos eran colaboradores en la obra del Señor, y sus nombres estaban inscritos en el libro de la vida.
Dado que la iglesia está compuesta por pecadores (aunque perdonados), habrá momentos en que surjan divisiones. En esos casos, la Escritura nos da instrucciones para trabajar por la paz. Algunas de esas instrucciones se encuentran en la misma epístola enviada a la iglesia de Evodia y Síntique: "Hagan completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás" (Filipenses 2:2–4, NBLA). En ningún caso la Palabra de Dios aprueba el chisme, las discusiones ni los pleitos por asuntos personales dentro de la iglesia. Por el contrario, los creyentes deben animarse mutuamente mientras nos preparamos para el regreso de Cristo (Hebreos 10:25).
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