Pregunta
¿Qué significa ser un empleador cristiano?
Respuesta
La Biblia no da instrucciones directas a los empleadores, pero sus principios sobre las relaciones humanas pueden aplicarse al entorno laboral. La fe en Cristo es el mayor nivelador. Si los empleados también son creyentes, Gálatas 3:28 debe ser el sello distintivo del ambiente de trabajo: "No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús". Incluso si algunos empleados no comparten la fe en Cristo, un empleador puede partir del principio de que todos son iguales en valor y deben ser tratados con dignidad y respeto (Mateo 7:12).
Tanto empleadores como empleados, como hijos de Dios, deben vivir cada día en el temor del Señor. Cuando nuestra relación con Dios ocupa el primer lugar en nuestras vidas, todas las demás relaciones se benefician. Uno de los cambios relacionales más importantes que la fe en Cristo debería producir es la actitud de siervo que tuvo Jesús (Marcos 10:42–45). El terreno al pie de la cruz es llano. Todos llegamos de la misma manera: quebrantados, humildes y arrepentidos. Partimos justificados y perdonados, pero con un corazón renovado para amar y servir a otros. Colosenses 3:11 dice: "En esta vida nueva no importa si uno es judío o gentil,[a] si está o no circuncidado, si es inculto, incivilizado, esclavo o libre. Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros" (NTV). Incluso si los empleados no conocen a Cristo, un empleador cristiano puede demostrar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) con humildad y paciencia.
Los empleadores cristianos pueden modelar las enseñanzas bíblicas sobre la relación entre amo y esclavo. Muchas personas afirman erróneamente que la Biblia aprueba la esclavitud, pero eso saca las instrucciones de su contexto. En una cultura donde un esclavo era considerado poco más que propiedad, la ley de Dios trajo dignidad y bondad a esa relación. En la ley judía, Dios prohibió específicamente aprovecharse de los trabajadores (Deuteronomio 24:13–15). En el Nuevo Testamento, Colosenses 4:1 dice: "Amos, traten con justicia y equidad a sus siervos, sabiendo que ustedes también tienen un Señor en el cielo".
"Justicia y equidad" implica pagar a los empleados lo acordado de manera puntual, proporcionar un entorno laboral seguro y agradable, y tratar a cada empleado como un ser humano valioso. La mayoría de los empleados, sean cristianos o no, aprecian un ambiente de trabajo libre de celos, favoritismos, lenguaje vulgar y deshonestidad. Un empleador puede establecer ese estándar en la oficina y negarse a tolerar comportamientos que lo violen.
El mejor ejemplo de la relación entre empleador y empleado en un contexto cristiano se encuentra en la carta de Pablo a Filemón. Pablo había llevado a Jesús a un esclavo fugitivo llamado Onésimo, y luego lo envió de regreso a su amo Filemón con una carta de apelación. En ella, Pablo instó a Filemón a considerar a Onésimo "ya no como esclavo, sino como más que un esclavo, como un hermano amado" (Filemón 1:16). Aunque la relación amo–esclavo pudiera continuar, podría hacerlo en un espíritu de amor y respeto.
Dependiendo del nivel de autoridad que tenga en la empresa, un empleador puede ser aún más proactivo organizando estudios bíblicos o tiempos de oración con los empleados antes o después del trabajo. Si bien debe respetar las creencias religiosas de los empleados, aún puede mantener el enfoque en Jesús de diversas maneras: colocar versículos bíblicos como decoración en las paredes, tener un tablero público de peticiones de oración o fomentar un ambiente de apertura y respeto hacia diferentes puntos de vista. Aunque Jesús conocía todas las respuestas, a menudo hacía preguntas para que otros expresaran sus opiniones (Lucas 10:25–26; Marcos 8:27). Animaba a las personas a reflexionar por sí mismas. Las desafiaba con la verdad, pero nunca las obligaba a aceptarla.
Sin embargo, antes de exhibir símbolos externos del cristianismo, un empleador debe asegurarse de que su estilo de vida no sea contradictorio. Cualquier intento de llevar el cristianismo al lugar de trabajo fracasará si los empleados o los clientes perciben hipocresía en la vida personal o en la ética del jefe. Cuando los empleadores cristianos se consideran siervos de Cristo ante todo (Romanos 1:1), verán su posición como un llamado divino. Tomarán todas sus decisiones basándose en agradar a Jesús como el verdadero Jefe.
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