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Pregunta

¿Cómo debe responder un cristiano ante una mala economía?

Respuesta


Cuando enfrentamos una mala economía que amenaza la seguridad laboral y las cuentas de ahorro, es natural sentir temor e inseguridad. Sin embargo, un cristiano puede tener paz en tiempos de recesión o dificultades económicas. Aquí hay tres buenas maneras en que los cristianos pueden responder cuando la economía no es la ideal:

Seguir practicando la sabiduría.

La Biblia está llena de principios sabios acerca del dinero y el trabajo. La pereza nunca es buena; sabemos que el perezoso que se niega a trabajar no tendrá nada en el tiempo de la cosecha (Proverbios 13:4; 20:4). La diligencia es recompensada con riqueza (Proverbios 12:27), pero la riqueza en abundancia trae sus propios problemas (Proverbios 13:8). Ganar poco a poco con el tiempo es más sabio que obtener una gran suma de golpe (Proverbios 13:11), pero trabajar sin descanso únicamente para acumular riquezas no es propio de un hombre prudente (Proverbios 23:4). Todos estos principios, y muchos más que encontramos en las Escrituras, han sido probados y son útiles tanto en tiempos de bonanza como en tiempos de crisis económica.

Recordar la economía de Dios.

Hay principios que siempre serán ciertos, sin importar la situación económica. La generosidad alegre traerá una cosecha—aunque la recompensa completa quizá nos espere en la vida eterna (2 Corintios 9:6–7). Dar a los necesitados trae bendición (Mateo 6:4). Dios nunca promete que seremos ricos en este mundo, ni siquiera que siempre tendremos todo lo que deseamos, pero sí promete suplir nuestras necesidades, junto con darnos gozo, paz y fruto espiritual a quienes tienen Su Espíritu (Gálatas 5:22–23; Juan 7:38). Si buscamos primero el reino de Dios, todas las cosas necesarias nos serán añadidas (Mateo 6:33). Nuestra prioridad debe ser siempre lo espiritual. Los cristianos somos comparados con soldados en guerra; un soldado no se enreda en "los negocios de la vida diaria" mientras está en combate (2 Timoteo 2:3–4, NBLA). Una mala economía no debe preocupar en exceso a un soldado, porque su mente está en otras cosas. Así debe ser nuestra actitud hacia el dinero: manejarlo con sabiduría y generosidad, pero nunca poner nuestra confianza en él ni en nada de este mundo que se puede perder tan fácilmente (Mateo 6:19-21).

Confiar en la provisión de Dios.

Cuando las cuentas de ahorro comienzan a disminuir debido a una recesión, podemos sentir la tentación de temer y preguntarnos cómo vamos a subsistir en el futuro. Sin embargo, Dios ha prometido proveer para nosotros, sin importar la situación económica. Él alimentó a Elías con comida traída por cuervos (1 Reyes 17:4–6). Hizo que la tinaja de harina y la vasija de aceite de la viuda nunca se agotaran (v. 16). Incluso cuida y alimenta a los gorriones; no fallará en cuidar y alimentar a Sus hijos (Mateo 6:25–27).

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